EL TIEMPO EN ESTEPA

EL TIEMPO: PREVISIÓN METEOROLÓGICA PARA ESTEPA

martes, 25 de octubre de 2011

HISTORIAS DEL BANDOLERISMO ANDALUZ ( II )



“LOS SECUESTROS EN ANDALUCÍA”
(SEGUNDA  PARTE)

Como quedó dicho en el capítulo primero, en el pueblo de Casariche se hallaba el escondrijo y centro de operaciones de los malhechores que secuestraban a sus víctimas y las escondían en un lugar oculto en la huerta de “el tío Martín”.
Cobrados los rescates que los familiares pagaban por la liberación de los secuestrados, éstos eran puestos en libertad, como ocurrió con José María Reina, un vecino del pueblo sevillano de El Arahal, al que el Tío Martín quiere asesinar tras cobrar el pago de su liberación, y encarga del asesinato a sus compinches “El Maruso” y “el Salamanca”, pero este último, se compadece del joven y lo abandonan de noche en el campo indicándole el camino de La Roda de Andalucía, adonde llega, y buscando el puesto de la Guardia Civil, les cuenta a los agentes la historia de su secuestro y es escoltado por ellos hasta su pueblo.

Igual suerte corrió el niño Antonio Fernández Merino, que durante su cautiverio era cuidado por María Torres la mujer del tío Martín, que lo alimentaba con habas verdes, pan y queso. El niño permanecía escondido en una oscura y húmeda cueva,  y tras pagar sus padres los doce mil reales como precio de su rescate, el viejo Tío Martín decide quitarle la traba que atenaza sus tobillos, y ponerlo en libertad. Uno de los bandidos lo sube al caballo, y le sigue otro compañero. Cabalgan varias horas durante la noche, y al fin se detienen bajando del caballo al niño. Entonces quitan al chiquillo los tapones de sus oídos y la venda que cubre sus ojos y le amenazan para que no hable de cuanto le ha sucedido, indicándole la dirección que ha de tomar para llegar a su pueblo.
–Ahora, estate aquí parado  –le dice el bandolero–, hasta que dejes de escuchar el ruido de los caballos, y después puedes marcharte.
El pequeño Antonio camina con dificultad en la oscuridad de la noche. Los ojos hinchados no le permiten ver, y sus miembros están entumecidos por la inmovilidad que ha sufrido en su cautiverio, pero avanza por el terreno quebrado de pedregal y matorrales, con miedo en la soledad del campo.
Cuando ya cree no poder seguir caminando, oye cercanos los perros que ladran y gallos que cantan. Está llegando a un pueblo, penetra en él por una de sus calles, y llama a una casa que resulta ser de una tía suya que con lágrimas lo recibe, le  da de comer y en una cama limpia lo hace descansar de los padecimientos sufridos en tan espantosa aventura.
Por la mañana, su tía lo lleva a casa de sus padres. Está a salvo en su pueblo, Santaella (Córdoba) no muy lejos de Puente Genil, y a unos treinta kilómetros aproximadamente de Casariche, donde permaneció secuestrado.
Ya liberadas, estas personas prestaron declaración ante las autoridades, explicándoles los detalles que recordaban de su cautiverio, resultando ser para la policía y la Guardia Civil de gran importancia sus informaciones para llegar al descubrimiento de la guarida de los bandidos y la posterior detención de éstos.
Por sus pesquisas e informaciones, el sagaz y activo gobernador de Córdoba don Julián de Zugasti, tenía serias y fundadas sospechas respecto a la ubicación del escondite de los bandoleros, y las declaraciones de los liberados vinieron a confirmar dichas sospechas esclareciendo muchas incógnitas respecto al caso de los secuestros en estas tierras de Andalucía.
Recelando el gobernador que por estos lugares podían estar los escondites, se propone crear una especie de policía secreta denominada de Seguridad Pública.
Para ser el jefe de dicho cuerpo policial ha de buscar al hombre idóneo, y lo halla en la persona de don Mariano de Luque, un antiguo militar natural de Montilla (Córdoba), que era jefe de estación en el ferrocarril de Córdoba a Málaga. Y entre él y el gobernador, se dedican entonces a buscar y reclutar a los hombres que necesitan para prestar servicio de vigilancia y espionaje,  formando parte de ese cuerpo secreto de Seguridad Pública.
Al cabo de poco tiempo, consiguen reunir un grupo de unos cien hombres  decididos, honrados y buenos tiradores dispuestos a combatir el crimen,  de entre los cuales, elije una sección de caballería. Todos ellos divididos al estilo romano en decurias, y sometidos a fuerte obediencia y disciplina de la Guardia Civil.
Como paga, se les asigna diariamente nueve reales a los de infantería, y trece a los de caballería.
No lucen distintivo exterior que los identifique, lo que les permite pasar desapercibidos entre la gente viajera y los caminantes; y resultar de gran utilidad para las investigaciones, con ojos y oídos abiertos en fondas, prostíbulos, tabernas, trenes, mercados, caminos, ventas y posadas.
Unos se hacían pasar por mendigos que iban por los pueblos; otros ejercían de afiladores, vendedores, etc.
Por los pueblos y  lugares que  transitaban, iban anunciando a voces su oficio o la petición de sus limosnas en el caso de los pordioseros. Así, uno de ellos al recibir de una señora un trozo de pan, fue oído por los secuestrados, gritando:
–“¡Dios le bendiga, buena mujer! vengo de la Alameda y voy para Casariche, y hasta ahora no he encontrado un alma caritativa que me socorra”.
De esta forma, con sus voces iban dando pistas que orientaban a los secuestrados sobre su situación geográfica para que al ser éstos puestos en libertad, pudieran declarar lo que oían, a fin de establecer la ubicación de los escondites donde se hallaban retenidos.
A aquellos que se dedicaban a vocear sus itinerarios por caminos y pueblos, sus compañeros con cierta gracia y malicia, les llamaban “cantadores de lugares”.
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En el siguiente capítulo se seguirá relatando el fruto positivo que dio este sistema de información usado por aquellos hombres del cuerpo secreto de Seguridad Pública, creado por el gobernador Zugasti.

viernes, 21 de octubre de 2011

SE ESTÁ JUZGANDO EL CASO DEL ASESINATO DE LA JOVEN SEVILLANA, MARTA DEL CASTILLO

¿CÓMO SE PERMITE EN NUESTRO SISTEMA JUDICIAL, QUE UNOS DELINCUENTES DE RÍAN DE LA JUSTICIA?
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"Hace unos días, ha comenzado en la Audiencia Provincial de Sevilla, el juicio por la violación, muerte y desaparición de la joven Marta del Castillo, hace ahora algo más de dos años"
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El asesino ante los jueces: "no sé dónde está el cuerpo"
¿Y por qué me hago la pregunta que sirve de título a este escrito?
Verán ustedes. Las cosas respecto a este asesinato, cada vez parecen menos claras.
El caso es más o menos así. La joven Marta desaparece una tarde-noche y hasta el asesino confeso –farsante e hipócrita–, sale a la calle a buscarla acompañando a los padres y familiares de la chica. La policía sospecha de él y días después lo detiene, y éste confiesa entonces su crimen declarando que en una discusión con la víctima, perdió los nervios y le golpeó en la cabeza con un cenicero de cristal. Al verla sin conocimiento, mediante un tensiómetro comprueba que no tiene pulso, llama a sus amigos más íntimos que le ayudan a sacar el cuerpo de la chica en una silla de ruedas y lo transportan en el vehículo del menor a no se sabe qué lugar, aunque el asesino en su primera declaración, implica a ese menor de violación y asesinato, y además, dijo que sus dos amigos ( menor y adulto) llevaron el cuerpo hasta un puente y lo arrojaron a las aguas del río Guadalquivir.
Un hermano mayor del asesino parece que le ayudó a limpiar la sangre y le dijo lo que debía hacer. El asesino, ayuda a los padres de la chica a buscarla por la ciudad de Sevilla.

Han transcurrido dos años largos, y por parte de estos delincuentes se han sucedido las declaraciones contradictorias respecto a lo ocurrido, y al paradero del desaparecido cuerpo de la joven.

Ala izquierda de la imagen, el asesino confeso,
en el centro el menor, alias "el cuco"
y a la derecha, el otro que ahora dice no saber nada








En una de las declaraciones, dijeron que lo habían tirado al río; la policía buscó y rastreó las aguas del Guadalquivir a lo largo de muchos kilómetros y nada encontró.



Después afirmaron que arrojaron el cuerpo de Marta en un contenedor de basuras colocado en la calle; por orden judicial, se removieron miles de toneladas de residuos en un área donde  se depositaron en esa fecha las basuras en el  vertedero municipal de Alcalá de Guadaíra.


Más tarde, la novia de uno de ellos, dijo que el cuerpo fue enterrado en una parcela o solar abandonado y cercano al pueblo de Camas; por orden judicial, las máquinas excavaron gran cantidad de terreno y no apareció el cuerpo…

Ha costado mucho dinero a las administraciones rastrear el río, remover montañas de basuras y excavar el suelo cada vez que caprichosa y falsamente, declaraban dónde estaba el cuerpo, y ponían a trabajar a la policía, los buceadores y las máquinas… y ellos riéndose mientras tanto, de sus mentiras.

Los padres y el abuelo de Marta
Y así, burlándose de la justicia y haciendo cada vez más daño a esos padres, y demás familiares que sufren la desesperanza, y que aún no han podido recuperar el cuerpo de su hija; ni la policía, ni los jueces, han sido capaces de averiguar dónde se halla el cuerpo de la desafortunada niña.
Estos días se está celebrando el juicio, y abogados y jueces han preguntado repetidamente por separado a cada uno de los cuatro implicados, si sabían dónde está el cuerpo, a lo que cada uno de ellos ha respondido manteniéndose firme en su declaración, afirmando que nada saben de dónde se halla el cuerpo de Marta del Castillo, y entrando en continuas contradicciones con respecto a lo declarado anteriormente.
Hay cuatro o cinco implicados en este asesinato y todos dicen no saber donde arrojaron el cuerpo de la chica. Pero lo cierto es, que alguno de ellos tuvo que ser, pues un cuerpo no desaparece solo del lugar del crimen, ni se esfuma por arte de magia.

Entonces, lo cierto y sin ninguna duda, es que uno o más de ellos, tuvieron que hacerlo desaparecer, y ahora no hay manera de conseguir que declaren la verdad sobre el lugar donde lo arrojaron.

¿Tan difícil es hacerlos “cantar”? La gente llana del pueblo, dice que se los entreguen a la familia de Marta, y sin lugar a dudas, esos cantan hasta "fandangos de Huelva", y el cuerpo aparece rápidamente.
 ¿Puede consentir la policía y la justicia que cuatro o cinco maleantes de pacotilla se burlen de ellos ante las propias narices del Tribunal que los juzga, alegando ahora que sus primeras declaraciones les fueron sacadas con coacciones y amenazas?
Hoy ha sido absuelto de violación y asesinato el menor, y muy pronto estará en la calle. Ese pájaro “cuco” y el otro implicado, saben muy bien dónde llevaron el cuerpo.
El asesino y sus cómplices dicen no saberlo, y mientras lo afirman ante los Magistrados, se están burlando de la policía, los jueces, fiscales, abogados y todo el sistema judicial, del secretario del juzgado y hasta del portero del  Palacio de Justicia.
Marta del Castillo Casanueva
Los padres de Marta, si el juicio no toma otro rumbo, ven desaparecer, esfumarse ante sus ojos la posibilidad de encontrar el cadáver de su hija y darle una sepultura digna, porque a estos malnacidos no les sale de los hue..os decir dónde lo hicieron desaparecer.
¿Y ya está, se irán de rositas?

La justicia condenará, sí, pero hasta ahora –y desafortunadamente, así terminará esta historia–, no ha podido ni ha sido capaz de conseguir esclarecer la verdad respecto a dónde se halla el cuerpo de la joven sevillana.

¡Qué indefensión e impotencia siento como ciudadano, al ver cómo unos despreciables niñatos, maleantes y delincuentes, intocables se mofan de la justicia amparándose en sus derechos! 

¿Y los de Marta y su familia?

HISTORIAS DEL BANDOLERISMO ANDALUZ ( I )



“LOS SECUESTROS EN ANDALUCÍA”

(PRIMERA PARTE)
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Entre mediados y finales del siglo diecinueve, y dentro del bandolerismo que existía en Andalucía, un fenómeno delictivo que adquirió enorme gravedad en el período de 1868–1870, y causó mucha angustia en la población, dolor en las familias y gran preocupación de las autoridades, fue el los secuestros de personas, sobre todo de origen acomodado, que podían pagar los rescates de sus familiares raptados.

El Trabuco, o "retaco", que
junto al "perrillo" (pistola),
o la "faca" (navaja de gran
tamaño), eran de las arma de
la época, las más comunmente
utilizadas por los bandoleros.

Como decía, este fenómeno criminal estaba siendo causa de grandes estragos en la sociedad e intranquilidad en las autoridades del país. A consecuencia de ello, en el Parlamento se produjeron acalorados debates sobre la preocupante situación respecto al bandolerismo en Andalucía, que provocó a finales de 1870 la dimisión del ministro de Gobernación, señor Rivero, así como también la de don Julián de Zugasti que lo hizo en solidaridad con el mencionado ministro.

Don Julián Antero de Zugasti
y Sáenz
Una de las personas que con mayor tesón luchó para acabar con esta lacra, fue don Julián Antero de Zugasti y Sáenz (Coria 1839 – Madrid 1915), destacada personalidad política, e historiador español. Fue abogado, miembro del Partido Progresista, Diputado a Cortes, Consejero de Estado, que también ejerció el cargo de Gobernador en diferentes provincias españolas, siendo notable su actuación en la de Córdoba. Allí destacó por su eficaz represión y acoso del bandolerismo, aunque también le habían sido concedidos ciertos poderes sobre las provincias de Sevilla y Málaga, limítrofes a la cordobesa; lugares donde centró su empeño e implicación en combatir el bandolerismo con notable éxito.


Escribió al respecto un estudio histórico fundamental en la bibliografía sobre esta lacra social; su obra: Estudio social y memorias históricas (3Vols., 1876-1877); también compuso Causas del retraso de Extremadura y mejoras que deben introducirse‎ (1862). Así como Los Árabes (1877). Y su monumental obra en diez volúmenes sobre El Bandolerismo (Madrid, 1876-1880)




Por aquellos años –1870–, el joven y activo don Julián de Zugasti, a sus treinta y tres años, era gobernador civil de Córdoba y su provincia.
Este personaje relevante de la política, combatió enérgicamente a los malhechores, convirtiéndose para ellos en el más cruel e implacable de los azotes, y llegó a exterminar a una gran cantidad de bandidos que cayeron en sus manos –y que pagaron con sus vidas los crímenes cometidos–, limpiando los campos, cortijos y caminos de estas zonas andaluzas, convertidas en escondrijos infestados de los más peligrosos malhechores: salteadores, extorsionadores, cuatreros y secuestradores de la peor calaña.

Cueva escondrijo de bandoleros
Don Julián, como se ha dicho, además de joven político, años después fue un prolífico literato autor de numerosas publicaciones, estudios sociales y memorias sobre el bandolerismo y sus causas, entre otras; así como de tratados, y relatos publicados como colaborador en revistas y prensa, sobre el bandidaje andaluz de la época que muy bien conoció de primera mano; no en vano fue uno de los más activos protagonistas de aquella lucha contra el crimen, a quien se le debe la erradicación de gran parte de las partidas de bandoleros y delincuentes que actuaban por su cuenta en los agreste territorios de Andalucía.
Aunque como diría de él en su momento Bernaldo de Quirós, otro analista de la realidad social andaluza; “se trata de un hombre de acción más que de un escritor, aunque sin embargo nos deja un excelente testimonio de su andadura al frente del Gobierno Civil de la provincia de Córdoba en esta obra sobre el bandolerismo”.

En la página 17 del Periódico ABC de Madrid, del martes día 30 de noviembre de 1915, en su sección de Necrológicas, aparece la siguiente nota informando escuetamente de su muerte:
______________________________
Ha fallecido en esta corte,
a la edad de setenta y nueve años,
D. Julián de Zugasti y Sáenz,
ex consejero que fue de Estado,
ex gobernador de Madrid y de otras
provincias, ex diputado a Cortes,
y notable abogado.
Deja escrita una obra titulada
El bandolerismo, con datos
recogidos cuando desempeñó
el cargo de gobernador de Córdoba
en época en que el bandolerismo
se hallaba en todo su apogeo.
___________________________
Vista de la localidad de
Casariche (Sevilla)
 Un capítulo destacado en la historia delictiva del bandidaje y los secuestros en Andalucía –por la importancia que tuvo y su espectacular desenlace–, corresponde a los graves hechos criminales que ocurrieron en la localidad de Casariche (Sevilla), muy cerca de Estepa, cometidos por “El Tío Martín” y su familia; mujer e hijos, en una huerta de su propiedad donde eran escondidas las personas secuestradas por los componentes de la banda.

Pero la narración de esos hechos, será publicada en siguientes relatos.

martes, 11 de octubre de 2011

12 DE OCTUBRE DEL AÑO 1492

A los hombres y mujeres, hermanos de todos los países 
de la América latina, abrazos fraternos y los mejores
deseos para ellos.
(DESDE LA ALCAZABA)
Estepa, (Sevilla) España

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CARTA DE CRISTÓBAL COLÓN
A LOS REYES CATÓLICOS

ANUNCIÁNDOLES
EL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA
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..........................................................

4 de Marzo de 1493

Señor, porque sé que habréis placer de la gran victoria que Nuestro Señor me ha dado en mi viaje, vos escribo ésta, por la cual sabréis como en 33 días pasé de las islas de Canaria a las Indias con la armada que los ilustrísimos rey y reina nuestros señores me dieron, donde yo hallé muy muchas islas pobladas con gente sin número; y de ellas todas he tomado posesión por Sus Altezas con pregón y bandera real extendida, y no me fue contradicho.
A la primera que yo hallé puse nombre San Salvador (isla Watling) a comemoración de Su Alta Majestad, el cual maravillosamente todo esto ha dado; los Indios la llaman Guanahaní; a la segunda puse nombre la isla de Santa María de Concepción (Cayo Rum); a la tercera Fernandina (Isla Long); a la cuarta la Isabela (Isla Crooked); a la quinta la isla Juana (Cuba), y así a cada una nombre nuevo.

Cuando yo llegué a la Juana, seguí yo la costa de ella al poniente, y la hallé tan grande que pensé que sería tierra firme, la provincia de Catayo. Y como no hallé así villas y lugares en la costa de la mar, salvo pequeñas poblaciones, con la gente de las cuales no podía haber habla, porque luego huían todos, andaba yo adelante por el dicho camino, pensando de no errar grandes ciudades o villas; y, al cabo de muchas leguas, visto que no había innovación, y que la costa me llevaba al setentrión, de adonde mi voluntad era contraria, porque el invierno era ya encarnado, y yo tenía propósito de hacer de él al austro, y también el viento me dio adelante, determiné de no aguardar otro tiempo, y volví atrás hasta un señalado puerto, de adonde envié dos hombres por la tierra, para saber si había rey o grandes ciudades. Anduvieron tres jornadas, y hallaron infinitas poblaciones pequeñas y gente sin número, mas no cosa de regimiento; por lo cual se volvieron.

Yo entendía harto de otros Indios, que ya tenía tomados, como continuamente esta tierra era isla, y así seguí la costa de ella al oriente ciento y siete leguas hasta donde hacía fin. Del cual cabo vi otra isla al oriente, distante de esta diez y ocho leguas, a la cual luego puse nombre la Española y fui allí, y seguí la parte del setentrión, así como de la Juana al oriente, 188 grandes leguas por línea recta; la cual y todas las otras son fertilísimas en demasiado grado, y ésta en extremo. En ella hay muchos puertos en la costa de la mar, sin comparación de otros que yo sepa en cristianos, y hartos ríos y buenos y grandes, que es maravilla. Las tierras de ella son altas, y en ella muy muchas sierras y montañas altísimas, sin comparación de la isla de Tenerife; todas hermosísimas, de mil fechuras, y todas andables, y llenas de árboles de mil maneras y altas, y parece que llegan al cielo; y tengo por dicho que jamás pierden la hoja, según lo puedo comprehender, que los ví tan verdes y tan hermosos como son por mayo en España, y de ellos estaban floridos, de ellos con fruto, y de ellos en otro término, según es su calidad; y cantaba el ruiseñor y otros pajaricos de mil maneras en el mes de noviembre por allí donde yo andaba. Hay palmas de seis o ocho maneras, que es admiración verlas, por la deformidad hermosa de ellas, mas así como los otros árboles y frutos e hierbas. En ella hay pinares a maravilla y hay campiñas grandísimas, y hay miel, y de muchas maneras de aves, y frutas muy diversas. En las tierras hay muchas minas de metales, y hay gente en estimable número. La Española es maravilla; las sierras y las montañas y las vegas y las campiñas, y las tierras tan hermosas y gruesas para plantar y sembrar, para criar ganados de todas suertes, para edificios de villas y lugares. Los puertos de la mar aquí no habría creencia sin vista, y de los ríos muchos y grandes, y buenas aguas, los más de los cuales traen oro. En los árboles y frutos e hierbas hay grandes diferencias de aquellas de la Juana. En ésta hay muchas especierías, y grandes minas de oro y do otros metales.

La gente de esta isla y de todas las otras que he hallado y he habido noticia, andan todos desnudos, hombres y mujeres, así como sus madres los paren, aunque algunas mujeres se cobijan un solo lugar con una hoja de hierba o una cofia de algodón que para ellos hacen. Ellos no tienen hierro, ni acero, ni armas, ni son para ello, no porque no sea gente bien dispuesta y de hermosa estatura, salvo que son muy temeroso a maravilla. No tienen otras armas salvo las armas de las cañas, cuando están con la simiente, a la cual ponen al cabo un palillo agudo; y no osan usar de aquellas; que muchas veces me ha acaecido enviar a tierra dos o tres hombres a alguna villa, para haber habla, y salir a ellos de ellos sin número; y después que los veían llegar huían, a no aguardar padre a hijo; y esto no porque a ninguno se haya hecho mal, antes, a todo cabo adonde yo haya estado y podido haber fabla, les he dado de todo lo que tenía, así paño como otras cosas muchas, sin recibir por ello cosa alguna; mas son así temerosos sin remedio. Verdad es que, después que se aseguran y pierden este miedo, ellos son tanto sin engaño y tan liberales de lo que tienen, que no lo creería sino el que lo viese. Ellos de cosa que tengan, pidiéndosela, jamás dicen de no; antes, convidan la persona con ello, y muestran tanto amor que darían los corazones, y, quieren sea cosa de valor, quien sea de poco precio, luego por cualquiera cosica, de cualquiera manera que sea que se le dé, por ello se van contentos.

Yo defendí que no se les diesen cosas tan civiles como pedazos de escudillas rotas, y pedazos de vidrio roto, y cabos de agujetas aunque, cuando ellos esto podían llegar, les parecía haber la mejor joya del mundo; que se acertó haber un marinero, por una agujeta, de oro peso de dos castellanos y medio; y otros, de otras cosas que muy menos valían, mucho más; ya por blancas nuevas daban por ellas todo cuanto tenían, aunque fuesen dos ni tres castellanos de oro, o una arroba o dos de algodón filado. Hasta los pedazos de los arcos rotos, de las pipas tomaban, y daban lo que tenían como bestias; así que me pareció mal, y yo lo defendí, y daba yo graciosas mil cosas buenas, que yo llevaba, porque tomen amor, y allende de esto se hagan cristianos, y se inclinen al amor y servicio de Sus Altezas y de toda la nación castellana, y procuren de ayuntar y nos dar de las cosas que tienen en abundancia, que nos son necesarias. Y no conocían ninguna seta ni idolatría salvo que todos creen que las fuerzas y el bien es en el cielo, y creían muy firme que yo con estos navíos y gente venía del cielo, y en tal catamiento me recibían en todo cabo, después de haber perdido el miedo. Y esto no procede porque sean ignorantes, y salvo de muy sutil ingenio y hombres que navegan todas aquellas mares, que es maravilla la buena cuenta que ellos dan que de todo; salvo porque nunca vieron gente vestida ni semejantes navíos.
Y luego que llegué a Indias, en la primera isla que hallé tomé por fuerza algunos de ellos, para que deprendiesen y me diesen noticia de lo que había en aquellas partes, así fue que luego entendieron, y nos a ellos, cuando por lengua o señas; y estos han aprovechado mucho. Hoy en día los traigo que siempre están de propósito que vengo del cielo, por mucha conversación que hayan habido conmigo; y éstos eran los primeros a pronunciarlo adonde yo llegaba, y los otros andaban corriendo de casa en casa y a las villas cercanas con voces altas: venid, venid a ver la gente del cielo; así, todos, hombres como mujeres, después de haber el corazón seguro de nos, venían que no quedaban grande ni pequeño, y todos traían algo de comer y de beber, que daban con un amor maravilloso. Ellos tienen en todas las islas muy muchas canoas, a manera de fustas de remo, de ellas mayores, de ellas menores; y algunas son mayores que una fusta de diez y ocho bancos. No son tan anchas, porque son de un solo madero; mas una fusta no terná con ellas al remo, porque van que no es cosa de creer. Y con éstas navegan todas aquellas islas que son innumerables, y tratan sus mercaderías. Alguna de estas canoas he visto con 70 y 80 hombres en ella, y cada uno con su remo.
En todas estas islas no vi mucha diversidad de la hechura de la gente, ni en las costumbres ni en la lengua; salvo que todos se entienden, que es cosa muy singular para lo que espero que determinaran Sus Altezas para la conversión de ellos a nuestra santa fe, a la cual son muy dispuestos.
Ya dije como yo había andado 107 leguas por la costa de la mar por la derecha línea de occidente a oriente por la isla de Juana, según el cual camino puedo decir que esta isla es mayor que Inglaterra y Escocia juntas; porque, allende de estas 107 leguas, me quedan de la parte de poniente dos provincias que yo no he andado, la una de las cuales llaman Avan, adonde nace la gente con cola; las cuales provincias no pueden tener en longura menos de 50 o 60 leguas, según pude entender de estos Indios que yo tengo, los cuales saben todas las islas.
Esta otra Española en cierco tiene más que la España toda, desde Colibre, por costa de mar, hasta Fuenterrabía en Viscaya, pues en una cuadra anduve 188 grandes leguas por recta línea de occidente a oriente. Esta es para desear, y vista, para nunca dejar; en la cual, puesto que de todas tenga tomada posesión por Sus Altezas, y todas sean más abastadas de lo que yo sé y puedo decir, y todas las tengo por de Sus Altezas, cual de ellas pueden disponer como y tan cumplidamente como de los reinos de Castilla, en esta Española, en el lugar más convenible y mejor comarca para las minas del oro y de todo trato así de la tierra firme de aquí como de aquella de allá del Gran Can, adonde habrá gran trato y ganancia, he tomado posesión de una villa grande, a la cual puse nombre la villa de Navidad; y en ella he hecho fuerza y fortaleza, que ya a estas horas estará del todo acabada, y he dejado en ella gente que abasta para semejante hecho, con armas y artellarías y vituallas por más de un ano, y fusta, y maestro de la mar en todas artes para hacer otras, y grande amistad con el rey de aquella tierra, en tanto grado, que se preciaba de me llamar y tener por hermano, y, aunque le mudase la voluntad a ofender esta gente, él ni los suyos no saben que sean armas, y andan desnudos, como ya he dicho, y son los más temerosos que hay en el mundo; así que solamente la gente que allá queda es para destruir toda aquella tierra; y es isla sin peligros de sus personas, sabiéndose regir.
En todas estas islas me parece que todos los hombres sean contentos con una mujer, y a su mayoral o rey dan hasta veinte. Las mujeres me parece que trabajan más que los hombres. Ni he podido entender si tienen bienes propios; que me pareció ver que aquello que uno tenía todos hacían parte, en especial de las cosas comederas.
En estas islas hasta aquí no he hallado hombres mostrudos, como muchos pensaban, mas antes es toda gente de muy lindo acatamiento, ni son negros como en Guinea, salvo con sus cabellos correndíos, y no se crían adonde hay ímpeto demasiado de los rayos solares; es verdad que el sol tiene allí gran fuerza, puesto que es distante de la línea equinoccial veinte y seis grados. En estas islas, adonde hay montañas grandes, allí tenía fuerza el frío este invierno; mas ellos lo sufren por la costumbre, y con la ayuda de las viandas que comen con especias muchas y muy calientes en demasía. Así que mostruos no he hallado, ni noticia, salvo de una isla Quaris, la segunda a la entrada de las Indias, que es poblada de una gente que tienen en todas las islas por muy feroces, los cuales comen carne humana. Estos tienen muchas canoas, con las cuales corren todas las islas de India, y roban y toman cuanto pueden; ellos no son más disformes que los otros, salvo que tienen costumbre de traer los cabellos largos como mujeres, y usan arcos y flechas de las mismas armas de cañas, con un palillo al cabo, por defecto de hierro que no tienen. Son feroces entre estos otros pueblos que son en demasiado grado cobardes, mas yo no los tengo en nada más que a los otros. Estos son aquéllos que tratan con las mujeres de Matinino, que es la primera isla, partiendo de España para las Indias, que se halla en la cual no hay hombre ninguno. Ellas no usan ejercicio femenil, salvo arcos y flechas, como los sobredichos, de cañas, y se arman y cobijan con launes de arambre, de que tienen mucho.
Otra isla hay, me aseguran mayor que la Española, en que las personas no tienen ningún cabello. En ésta hay oro sin cuento, y de ésta y de las otras traigo conmigo Indios para testimonio.
En conclusión, a hablar de esto solamente que se ha hecho este viaje, que fue así de corrida, pueden ver Sus Altezas que yo les daré oro cuanto hubieren menester, con muy poquita ayuda que Sus Altezas me darán; ahora, especiería y algodón cuanto Sus Altezas mandarán, y almástiga cuanta mandarán cargar, y de la cual hasta hoy no se ha hallado salvo en Grecia en la isla de Xío, y el Señorío la vende como quiere, y ligunáloe cuanto mandarán cargar, y esclavos cuantos mandarán cargar, y serán de los idólatras; y creo haber hallado ruibarbo y canela, y otras mil cosas de sustancia hallaré, que habrán hallado la gente que yo allá dejo; porque yo no me he detenido ningún cabo, en cuanto el viento me haya dado lugar de navegar; solamente en la villa de Navidad, en cuanto dejé asegurado y bien asentado. Y a la verdad, mucho más hiciera, si los navíos me sirvieran como razón demandaba.
Esto es harto y eterno Dios Nuestro Señor, el cual da a todos aquellos que andan su camino victoria de cosas que parecen imposibles; y ésta señaladamente fue la una; porque, aunque de estas tierras hayan hablado o escrito, todo va por conjectura sin allegar de vista, salvo comprendiendo a tanto, los oyentes los más escuchaban y juzgaban más por habla que por poca cosa de ello. Así que, pues Nuestro Redentor dio esta victoria a nuestros ilustrísimos rey e reina y a sus reinos famosos de tan alta cosa, adonde toda la cristiandad debe tomar alegría y hacer grandes fiestas, y dar gracias solemnes a la Santa Trinidad con muchas oraciones solemnes por el tanto ensalzamiento que habrán, en tornándose tantos pueblos a nuestra santa fe, y después por los bienes temporales; que no solamente la España, mas todos los cristianos ternán aquí refrigerio y ganancia.

Esto, según el hecho, así en breve.
Fecha en la carabela, sobre las islas de Canaria, a 15 de febrero, año 1493.
Hará lo que mandaréis

El almirante.

Después de ésta escrita, y estando en mar de Castilla, salió tanto viento conmigo sul y sueste, que me ha hecho descargar los navíos. Pero corrí aquí en este puerto de Lisboa hoy, que fue la mayor maravilla del mundo, adonde acordé escribir a Sus Altezas. En todas las Indias he siempre hallado los temporales como en mayo; adonde yo fui en 33 días, y volví en 28, salvo que estas tormentas me han detenido 13 días corriendo por este mar. Dicen acá todos los hombres de la mar que jamás hubo tan mal invierno ni tantas pérdidas de naves.

Fecha a 4 días de marzo.








martes, 4 de octubre de 2011

EL 24 DE SEPTIEMBRE, EMBLEMÁTICA FECHA EN LA HISTORIA DE ESTEPA

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Información que me facilita el amigo y estudioso historiador,
don Ezequiel Díaz Fernández.

Como podrá observará el lector, en esta documentada nota
apreciamos la coincidencia de la misma fecha -24 de septiembre-,
en dos acontecimientos trascendentales en
 la historia antigua de Estepa.

La destrucción de Astapa por las legiones de Publio Cornelio Escipión
"El Africano", comandadas por Lucio Marcio,
y la entrega por el rey Alfonso X "El Sabio", del castillo de Estepa
y sus territorios, a la Orden Militar de Santiago.

A Ezequiel, gracias por el envío del escrito, que publico en este
blog para mayor conocimiento de estepeños y demás personas a quienes interesa la Historia.
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EL 24 DE SEPTIEMBRE DÍA EMBLEMÁTICO PARA
ESTEPA DESDE ÉPOCA ROMANA

"DESTRUCCIÓN DE ASTAPA Y FUNDACIÓN DE OSTIPPO"

EL 24 DE SEPTIEMBRE DE 206 A. C.
(Fray G. Rodríguez, Libros de las Fundaciones de Estepa, 1799, Convento Franciscano de Estepa).


 La ciudad cartaginesa de Astapa fue destruida por las legiones romanas de Lucio Marcio en el año 206 a. C. según narran los historiadores Apiano y Tito Livio. Tras la conquista romana la ciudad celtíbera pasara a denominarse, según algunos investigadores[1], Ostippo.


Aunque don Antonio Aguilar y Cano sitúa Astapa en el paraje de
Los Castellares, cerca de Puente Genil, Plinio da su ubicación
en el itinerario romano que iba de Sevilla a Antequera, donde
está la actual Estepa.

El procurador Plinio nos indica que la ciudad pertenecía al Conventus Astigitano y se encontraba en la calzada de Hispalis (Sevilla) a Anticaria (Antequera). De igual forma Plinio menciona a Ostippo como oppidum liberum que la reconocía como ciudad libre situada estratégicamente que se gobernaba por sus propias leyes. Parte del territorio de Ostippo era ager publicus y pertenecía al estado Romano. Entre las familias romanas ostipenses destacaban los Aelli, los Anii, los Larii, y los Sempronii. Un fragmento de tabula en bronce recoge la ley fundacional del municipio Flavio Ostipponense.
Algunos historiadores indican que la batalla y derrota de Astapa por los romanos aconteció el 24 de septiembre de 206 a. C., por lo que se le concedió a la nueva ciudad de Ostippo las armas del signo de Libra con el lema Quid Ultra?[2]. De los restos de época romana conservados destacan las estelas y sillares del Tajo Montero pertenecientes a un santuario, un relieve con guerreros, algunos balsamarios, lápidas, fustes, un dios Hypnos y un fragmento de la Ley de Ostippo[3].

[1] Hübner y Tovar.
[2] Fray G. Rodríguez, Libros de las Fundaciones de Estepa, 1799, Convento Franciscano de Estepa.
[3] BLÁZQUEZ MARTÍNEZ, J. Mª. Estepa en época Prerromana y Romana, Actas de las V Jornadas sobre Historia de Estepa, 2002.

ADEMÁS...
"ENTREGA DEL CASTILLO DE ESTEPA A LA
ORDEN DE SANTIAGO"
 EL 24 DE SEPTIEMBRE DE 1267
(M. Lasarte Cordero-U. Sevilla, J. Gómez Estepa, R. G. Peinado Santaella-UGranada).

Torre del Homenaje y recinto amurallado del Castillo que defendía
 la villa de Estepa tras su conquista en 1240

La Orden Militar de Santiago nació en Cáceres en 1170 y lo hizo a instancias del rey Fernando II de León. En un principio surgió como cofradía de caballeros liderada por Pedro Fernández de Fuentencalada pero al poco tiempo, en febrero de 1171, se transformo en milicia religiosa gracias a un acuerdo con el arzobispo de Santiago del que recibió nombre y rentas a cambio del compromiso de vasallaje. Antes de 1175 se independizó desplazando su núcleo de poder a Castilla y dotándose de una regla religiosa independiente que la vinculaba directamente a la Sede Apostólica.
Esta orden militar nació pues como una congregación nobiliaria de carácter laico creada por la monarquía leonesa como bastión defensivo de los territorios conquistados. Intentaba controlar las acometidas almohades y preservar el ámbito de expansión leones frente a los reinos vecinos de Portugal y Castilla[1]. El 24 de septiembre de 1267 el rey Alfonso X el Sabio entregó el castillo de Estepa y sus anexos a la Orden Militar de Santiago.
Dicha congregación religiosa estará presente en la villa ostipense hasta 1559 conservándose en la actualidad interesantes vestigios santiaguistas como el recinto amurallado, la Torre del Homenaje (h. 1390), o la Iglesia Parroquial de Santa María la Mayor (S. XV-XVI)[2]. Fue la primera orden religiosa que llegó, se estableció y fundó en Estepa.

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[1] DE AYALA MARTÍNEZ, C. Las órdenes militares hispánicas en la Edad Media (S. XII-XV), Ed. Marcial Pons Historia, Madrid, 2007.
[2] LASARTE CORDERO, M. Estepa, Encomienda Santiaguista 1267-1559; 1977, Sevilla.