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¿EN LAS MANOS QUIENES,
ESTÁN LOS PUEBLOS Y LAS NACIONES?
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¡DIOS
MÍO, QUÉ TROPA!
(Diría Rajoy)
Sí, querido lector; así es, la
mayoría de los pueblos y las naciones estamos gobernados por gente política y
personalmente incompetente, corrupta, egocéntrica, inútil, farsante, “payasa” –sin
querer ofender a los benditos payasos –, dictadores, malvados, muchos con mala
leche…, y unos pocos, muy pocos y escasos, con verdadera vocación de servicio a
los demás, que es para lo que el ciudadano de verdad los ha votado.
El mundo que nos está tocando
vivir, está viendo a toda esa caterva de personajes y personajillos que una vez
toman el poder, se olvidan de sus deberes para con el ciudadano. Nos engañan
una y otra vez y cada vez que nos necesitan para que les demos nuestro voto, legitimidad
democrática y confianza para que gobiernen.
Después de prometer y prometer,
toman el poder y se olvidan de quienes los hemos puesto en el lugar que ocupan. (Prometo hasta que me meto, y cuando me metí,
me olvido de lo que prometí)
Nos mienten, nos prometen, nos
convencen… y cuando gobiernan no cumplen las promesas que nos hicieron, y además,
toman medidas diametralmente opuestas a las que anunciaron a bombo y platillo
en sus programas de gobierno.
Será necesario plantearse la idea
de no votarles más, y a ver qué pasa cuando ven que el pueblo, quien los pone
donde están, les vuelve la espalda. El ciudadano padece una gran indigestión y
hartazgo de tanto político de ese talante
Pero a parte de estas reflexiones
que son generalizadas en una importante mayoría de ciudadanos, hoy quiero
expresar mi asombro por el gran “milagro” “ornitológico” que hace unos días ha
sucedido en Venezuela en plena campaña electoral.
Verán ustedes. Resulta que don
Nicolás Inmaduro, Presidente encargado o en funciones de ese país sudamericano,
se apoya en la figura de su poco serio antecesor para influir en el ánimo de los
ciudadan@s de buena fe, y anuncia que estando orando en una capillita, se
presentó un pajarito que dándole tres vueltas por encima de la cabeza, se paró
en una viga, lo miró, le dedicó varios místico trinos, a los que Maduro, –apretando
el labio inferior–, le contestó silbando otros místicos gorjeos celestiales,
porque según el Maduro, en ese pajarito se había encarnado el espíritu del
desaparecido, extrovertido, polémico, expropiante, provocador y cansino Hugo Chávez, –¿por qué no te callas?– que en
paz descanse.
¿Pero, no le da vergüenza, señor
Inmaduro? Usa usted la burda y engañadora
treta tocando las fibras sentimentales de los ciudadanos sencillos que le
creen, para ganar las elecciones a base de comunicarse pajarilmente y con
trinos de alegres ruiseñores, con su antecesor, mientras entra en éxtasis pajarillero
y mediante silbos se comunica con el otro… ¡menudos pájaros los dos! El muerto,
y el “vivo”.
¡Déjese de pamplinas, payasadas
absurdas y no cantinflee más, engañando a las buenas gentes de su pueblo!
¡Que nadie le va a creer, hombre!:
gane las elecciones sin necesidad de gorjeos de pajaritos encarnados en espíritus
chavistas, y presente a su pueblo propuestas para mejorar la calidad de vida de
los venezolanos, para que haya más trabajo, mejores medios para vivir mejor, más,
mejores y dignas viviendas, más y mejores servicios sociales, más calidad en la
enseñanza, la asistencia médica, los servicios sociales, el desempleo, las
pensiones,… etc. etc. etc. Gánese así el
voto y la confianza de sus conciudadanos y déjese de chorradas y de pajaritos
en la cabeza, señor Maduro, que media Venezuela lo creerá… y la otra mitad se
reiré de usted y de sus ridículos cantos que quiere utilizar como embaucadores “cantos
de sirena”.
¡Ah! otra chorrada que dijo últimamente, es que Chávez
ascendió al cielo, se puso frente a frente a Cristo, habló con El, y le influyó
¡AL MISMO CRISTO! Para que favoreciera la elección por primera vez de un pontífice sudamericano;
el argentino, cardenal Bergoglio, como Papa Francisco.
Ya está bien señor Maduro, sea
serio y riguroso, haga honor a su apellido en su importantísimo trabajo, que no
es otro, mas que el de velar por el bienestar de los menos favorecidos y
humildes de Venezuela; llevar a su país por la senda de un mejor desarrollo
económico y reparto equitativo de la riqueza petrolífera; en definitiva, el fomento
del bienestar de los venezolanos; pero no engañándolos como a chinos, con trinos y silbos de
pajaritos con sus cantos celestiales.
Entren y vean:
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