EL TIEMPO EN ESTEPA

EL TIEMPO: PREVISIÓN METEOROLÓGICA PARA ESTEPA

domingo, 14 de noviembre de 2010

JUAN CABALLERO,
UNO DE LOS MÁS CÉLEBRES
BANDOLEROS ESTEPEÑOS
( I )
*
En los primeros años del siglo diecinueve, concretamente, el día 29 de agosto de 1804, nace en la villa de Estepa un niño al que se le puso por nombre, Juan Manuel Felipe Caballero Pérez.
Con el paso del tiempo y las duras circunstancias que rodearon su vida, este niño se convirtió en el popular y famoso bandolero conocido como Juan Caballero “El Lero”, que tuvo una vida muy riesgosa y llena de avatares por los campos, serranías, cortijos y pueblos de estas comarcas más cercanas a Estepa y de otras partes de las provincias limítrofes a Sevilla; principalmente, las de Córdoba, Málaga, Granada o Cádiz.
Por el apadrinamiento bautismal de un hijo, se convierte en compadre de José María Hinojosa, “El Tempranillo”, (a la derecha) otro afamado bandolero que se autodenominaba el “Rey de Sierra Morena”, nacido en un pueblecito pequeño llamado Jauja, pedanía de Lucena (Córdoba), que se halla a unos treinta kilómetros de Estepa, al otro lado del río Genil que por allí demarca el límite o frontera entre las provincias de Córdoba, con Jauja al Sur de ésta, y Badolatosa, en el extremo más al Este de la de Sevilla.
Se dice que Juan Caballero era el lugarteniente del afamado “Tempranillo”, pero en realidad, la importancia del caballista y bandolero estepeño, eclipsó muchas veces la popularidad del de Jauja por sus innumerables aventuras, quiebros y enfrentamientos con las fuerzas del orden que vigilaban estas comarcas plagadas por doquier de nidos y escondites de bandoleros andaluces, que ellos buscaban para su seguridad, y así, estos hechos pueden corroborarse leyendo su biografía: HISTORIA VERDADERA Y REAL DE LA VIDA Y HECHOS NOTABLES DE JUAN CABALLERO, ESCRITA A LA MEMORIA, POR ÉL MISMO. (Prologada y comentada por don José María de Mena)

Tras muchas peripecias y arriesgadas aventuras de las partidas de bandoleros, el Gobierno en Madrid, tenía una especie de “espina” clavada que no podía sacarse, pese a la enorme cantidad de fuerzas militares y Migueletes que tenía destacadas en esta Comarca de Estepa y sus alrededores, para terminar con el fenómeno del bandolerismo, que atacaba las diligencias, robaban por los caminos, cometían asesinatos y ponían en peligro las cosechas y propiedades.
Después de infructuosas batidas para detener y acabar de una vez con todos los escurridizos bandoleros –muchos de los cuales fueron sentenciados y ejecutados públicamente por la acción de la Justicia–, algunas personas importantes cercanas a los círculos del Gobierno sabían de la preparación de una estrategia para ver si así se podía terminar con aquella lacra de malhechores y sus aventuras, mediante la promulgación de una amnistía que indultara a los capitanes y cabecillas de las partidas de salteadores –cosa a la que ellos se opusieron si en dicho indulto no se incluía a sus compañeros de banda–, y posteriormente, con la creación de una fuerza pública a la que se llamó “Escuadrón Franco de Protección y Seguridad Pública de Andalucía”, comandado por el propio bandido Juan Caballero, una vez se hubiera hecho firme el Real Decreto de Indulto. Dicha fuerza armada compuesta por los propios bandidos indultados, sería la encargada de "persuadir" a los delincuentes más beligerantes y reacios a abandonar las armas, para que depusieran su actitud entregándose, o en su caso, persiguiéndolos y combatiéndolos hasta terminar con ellos.
Siguiendo el relato de esta historia, es conveniente decir, que el caballista y bandolero fue avisado mediante carta que envió a su esposa el Brigadier don José María de Reina, hijo de una de las familias más eminentes de Estepa; militar de Artillería que durante la guerra de la Independencia contra los franceses, destacó por sus meritorios servicios y llegó a alcanzar el grado de Coronel Graduado en 1815. Asciende a Brigadier en 1830 y sobre esa época es cuando se desarrollan los hechos que aquí tratamos. Este importante militar de gran influencia en la Corte y en la política nacional, llegó a ser Senador.
Pues bien, este ilustre personaje, don José María de Reina, avisa en su carta al bandolero para que se presente ante una persona también muy influyente en la Corte: el General Manso, que ante el rey Fernando VII, y los círculos de influencias del Gobierno, abogaría en la negociación en favor del perdón de los bandidos.
Casa Palacio de los Marqueses de Cerverales, en el centro de Estepa junto a la iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción, donde tuvo lugar el encuentro

Por esos días, dicho General Manso pasaba por Estepa con destino a Madrid, y se alojaba (según dice en sus memorias el propio Juan Caballero) en la Casa Palacio que su hermano el marqués de Cerverales tenía en esta ciudad, junto a la iglesia de la Patrona de la villa, Nuestra Señora de la Asunción.
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(Lo que ocurrió en ese primer encuentro entre el bandolero y el General para tratar sobre el indulto, y lo que hubo de hacer Juan Caballero para mantener una segunda entrevista, se lo contaré a ustedes en un siguiente capítulo, para no hacer este muy extenso)

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