EL TIEMPO EN ESTEPA

EL TIEMPO: PREVISIÓN METEOROLÓGICA PARA ESTEPA

domingo, 25 de mayo de 2008

EN EL IES. AGUILAR Y CANO

Acompañado por D. Jesús María Rodríguez Román, autor del prólogo del libro,
y por D. Víctor Muñoz, miembro de la Asociación Cultural y Juvenil "José Saramago", que organizó el acto.

Acto de presentación del libro "Del Guadalquivir al Paraná"


. Prólogo del libro .

Cuando Antonio Rodríguez Crujera solicitó mi colaboración para prologar o introducir este libro me asaltaron varias percepciones. La primera, lógicamente, de agradecimiento por un encargo que supone un depósito de confianza en persona ajena para formar parte, aunque sea de manera breve, de una obra tan particular como es la escritura de un libro, es decir, la creación propia de un texto literario: algo que para mí tiene un mérito extraordinario.
La segunda percepción que quiero trasladar al lector es de admiración. Admiración y respeto hacia el autor, pero aclaro que es admiración rodeada de alegría y satisfacción por ser Antonio, precisamente, una persona sencilla, autodidacta, sin más titulaciones profesionales que su afán de aprender, su amor a nuestra historia y una voluntad y un tesón ciertamente encomiables. He tenido la personal impresión, al leer detenidamente su libro, de que me encontraba ante el resultado de un firme compromiso: un compromiso con el estudio y el conocimiento de una parte de nuestra historia, con el esfuerzo por profundizar en el saber, la sabiduría, sobre lo que acontecía en este mismo lugar, en Estepa, hace más de cuatrocientos años, más de cuatro siglos, en torno a la vida de uno de nuestros antepasados más ilustres: Don Juan de Torres de Vera y Aragón. Ese compromiso de Antonio Rodríguez Crujera se convierte en una valiosa aportación, no sólo a nuestra historia, sino a nuestro propio acervo cultural, pues lo transforma a él mismo en erudito por mérito propio.
Y en tercer lugar, una percepción de recuerdo entrañable. Recuerdo de aquel maravilloso viaje que un grupo de estepeños tuvimos la inmensa fortuna de realizar a la ciudad de Corrientes (Argentina) en 1.988, con motivo de su hermanamiento con Estepa, al cumplirse el cuatrocientos aniversario de su fundación por el Adelantado del Río de la Plata, Don Juan de Torres de Vera y Aragón, estepeño como nosotros. Tuve la suerte de formar parte de aquella expedición, además, como Alcalde en esa etapa, circunstancia que me brindó el poder vivir de manera especial aquel acontecimiento. Creo que todos los que fuimos a Corrientes pensamos, aún hoy y a pesar del tiempo transcurrido, que vivimos aquellos días una experiencia única, llena de cariño y agradecimiento a los correntinos que nos acogieron con verdadera amistad y amabilidad.
Antonio Rodríguez Crujera, autor de este libro, fue miembro destacado en aquellos acontecimientos, como integrante de la Comisión que organizó los actos del Hermanamiento con la ciudad de Corrientes y recuerdo nítidamente su interés, su entrega y, sobre todo, su emoción sincera ante todas las vivencias de aquella experiencia inolvidable. Por eso hablaba antes de su compromiso. Para Antonio no fue aquel un viaje de ida y vuelta, no fue una excursión más. Estoy convencido de que su estancia en Corrientes lo marcó de una manera especial, conoció a personas ilustres, educadas y simpáticas y ha mantenido y sigue manteniendo relaciones con algunas de ellas hasta hoy mismo. Quince años después de aquel viaje, y como prueba evidente de su compromiso, podemos tener hoy en nuestras manos algo tan importante como un libro: un reto personal cumplido que beneficia y completa nuestra historia.
El autor ha querido titular su libro “Del Guadalquivir al Paraná” y lo subtitula como novela biográfica de Don Juan de Torres de Vera y Aragón. Dos grandes ríos, dos expresiones vivas como las aguas de su caudal que unen territorios distantes. Nuestro Guadalquivir como tramo de arranque a la aventura de Don Juan, a través del Atlántico, para llegar a las Indias y ya en ellas, al lugar llamado de las Siete Corrientes del Paraná, gran río de la Plata, con anchura infinita de mar, como un inmenso espejo plateado.
Este es un libro de historia convertido en novela. O si se prefiere una novela histórica, en la que la imaginación del propio autor desarrolla y completa los datos reales conocidos. Esta circunstancia le añade mérito a la obra por su originalidad y desenfado. Pero también resulta muy singular otro atractivo simpático: establece una trama histórica a través de la narración en primera persona de otro estepeño, criado y acompañante de Don Juan, Cristóbal de Montesinos, que nos enseña con sencillez y picardía cómo podía haber sido la vida en la Estepa de aquella época: sus gentes, sus edificios, sus negocios, sus iglesias, sus costumbres y sus vivencias.
Cómo era así mismo la Sevilla del siglo XVI, con el trasiego propio de una gran ciudad marcada entonces por su condición de punto de partida hacia el nuevo mundo. Y después, la gran aventura, al otro lado del océano, con la figura omnipresente de Don Juan de Torres de Vera y Aragón, todo un personaje, con convicciones propias y un liderazgo ejercido con coraje y pundonor. Miserias y grandezas conviviendo en un mismo escenario de conquistas, batallas y avatares, amores y desgracias, que constituyen la vida de nuestro antepasado.
El propio autor describe su interés por la figura de Don Juan de Torres que da como resultado esta obra singular “donde se narran los hechos reales de una vida intensa y llena de aventuras, amores, acciones y sucesos muy importantes, que desconocíamos, y que, sin duda alguna, merecen ser sacados del olvido, como reconocimiento a nuestro insigne paisano”.
Para conocer a nuestro antepasado estepeño, el autor reconoce, así mismo, la importancia que tiene la obra de Don Federico Palma, ilustre ciudadano de Corrientes, que publicó en el año 1.981 con el título de “EL último Adelantado del Río de la Plata. Licenciado Juan de Torres de Vera y Aragón”. Sin esta obra, seguramente, nuestro conocimiento acerca de Don Juan no sería el mismo y posiblemente haya representado, también, el acicate definitivo que ha espoleado a Antonio Rodríguez Crujera a escribir este hermoso libro. Nuestro agradecimiento, pues, como estepeños, al amigo correntino por su aportación a nuestra historia y nuestra cultura, que también es la de ellos a través del vínculo con su fundador.
Me gustaría terminar esta breve introducción con una reflexión en torno a la importancia que debe representar para todos nosotros el esfuerzo y la constancia de algunas personas que dedican gran parte de su tiempo al conocimiento de nuestra historia y nuestra cultura. Personas sencillas que, sin ser profesionales, son capaces de legarnos una valiosa aportación. Personas que, como Antonio Rodríguez Crujera, merecen nuestro mayor reconocimiento y consideración.
Muchas gracias, Antonio.



Jesús Mª Rodríguez Román.

No hay comentarios:

Publicar un comentario