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EL TIEMPO: PREVISIÓN METEOROLÓGICA PARA ESTEPA

viernes, 13 de enero de 2012

AL FIN, SALIÓ LA SENTENCIA DEL CASO MARTA DEL CASTILLO


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La Audiencia condena a Miguel Carcaño a 20 años por el asesinato de Marta del Castillo


"El fiscal pedía 52 años de cárcel para el asesino confeso, Miguel Carcaño, y penas de entre 5 y 8 años para sus tres supuestos cómplices. El resto de acusados han sido absueltos"


Lo que temía toda la sociedad de este país; eso ha sucedido.
Esta es una de esas ocasiones en que ante una noticia así, cuando uno se entera, se siente aturdido, desorientado, impotente, ¡sí! porque no entiende los entresijos legales de la justicia, ni los vericuetos legales que en ella hay para que los criminales tengan más derechos que sus víctimas.
No hay más que ver el rechazo social que esta sentencia ha producido en los ciudadanos de la calle, en las redes sociales, en los comentarios de los que se hacen eco todos los medios de comunicación, en prensa, radios, televisiones etc.

Han sido cuatro, las personas encausadas en el proceso judicial que ha tratado –sin conseguirlo–  de poner luz y aclarar este oscuro caso de violación, asesinato y desaparición del cuerpo de una chica de diecisiete años. Los jueces, abogados, fiscales y policías no lo han conseguido; nadie ha sido capaz de averiguar dónde han enterrado o hecho desaparecer el cuerpo de la joven víctima, hace ahora tres años.
Cierto es que todos los ciudadanos tenemos derecho a la defensa ante la justicia; pero no a burlarnos de ella. Y eso mismo es lo que han hecho estos niñatos sinvergüenzas bien asesorados, esgrimiendo sus derechos, pero pisoteando los de Marta y su familia.
La amarga y desagradable impresión que todos tenemos, es, que los cuatro se han burlado de la justicia; se han cachondeado de la sociedad, de la gente de bien, de la familia de su víctima, de los jueces, de los cuerpos de seguridad y hasta del portero del palacio de justicia.

No hay derecho a esta indefensión de la sociedad ante los órganos judiciales que permiten que unos malhechores tengan todos los derechos; a no declaran contra ellos, a mentir como bellacos delante de un Tribunal de Justicia que nos da la sensación de quedar “tan pancho” e ingenuamente complacido con la versión de cuatro sinvergüenzas muy listos e implicados en un asesinato, para quedar luego los cuatro bandidos, afectados por una extraña crisis de amnesia que les impide recordar, borrándoles la capacidad cerebral para acordarse de dónde está el cuerpo de Marta que algunos de ellos mismo hicieron desaparecer.

Marta del Castillo Casanueva
Veinte años de cárcel por la vida de una chica. 
¡Qué poco vale una vida humana!
Con suerte y buena conducta –que seguro va a tener–, esta condena quedará en poco más de la mitad; y a la calle el asesino.
Los otros tres cómplices de hechos y encubrimiento, han quedado absueltos, a pesar de que han sido compinches y entre ellos cuatro está el juego: la mataron, y ella sola desapareció.

Los jueces sabrán lo que hacen mejor que nosotros, que no sabemos de leyes; pero la ley que conoce el pueblo, y la que quiere que se aplique, es diferente a la que esta vez se ha aplicado.
Señores, es la justicia que tenemos, pero… ¿es la que nos merecemos? 

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