EL TIEMPO EN ESTEPA

EL TIEMPO: PREVISIÓN METEOROLÓGICA PARA ESTEPA

domingo, 28 de junio de 2009

GRANADA:
ETERNAMENTE HERMOSA
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Ayer estuve en Granada, la rica alhaja deseada de reyes moros y princesas; la anhelada, la que hizo derramar las más amargas lágrimas a Boabdil "El Chico", último monarca de la dinastía nazarí; el que la perdió y lloró luego como un niño por no haber sabido defenderla como un hombre, entregándola tras asedio y capitulaciones a los monarcas católicos de los reinos de España, que la mimaron y tomaron como tierra que los acogiera en su última y eterna morada.
Y allí reposan sus restos en la Capilla Real, en medio de la ciudad que vigila y guarda la Alhambra desde las alturas de su regio pedestal.
Desde lo más alto en su verde y boscosa atalaya, los palacios y sus torres árabes otean permanentemente el lejano horizonte montañoso, que rodea su privilegiado emplazamiento cubierto del exuberante verdor de sus vegas llenas de frondosas huertas, regadas desde tiempos inmemoriales por las aguas del Genil; el Síngilis romano que nace en la Sierra, y corre plácidamente atravesando la ciudad y sus campos.
Ella, que ha sido inspiración de algún anónimo ciego mendigo, cuya belleza loaba con tal arte, que so pretexto de no poder verla, exponíala como excusa para implorar una limosna:
Dale limosna mujer,
que no hay en la vida nada,
como la pena de ser…
ciego en Granada.

Detrás de la Alhambra, el gran macizo montañoso de Sierra Nevada con sus nieves perpetuas, es el gigantesco guardián que la preserva cual si se tratara de una lujosa joya de aljófares de la reina mora, del más costoso valor.
Con esta perla, se engalanaron las más regias coronas árabes y cristianas que nunca quisieron desprenderse de ella.
No sé qué tiene Granada, que embruja con su sencillo encanto. Que te atrapan la antigüedad de sus tortuosas callejuelas, sus patios y “Cármenes” llenos de flores, y sus ventanas con rejas y macetas, su luz, su historia y sus cuentos y leyendas magistralmente llevadas a los libros por Washington Irvirg, o la pasión que rezuman las obras de teatro y los poemas de Lorca.
Granada retiene tu voluntad y te hace volver a verla y admirarla en todo su esplendor.
Y este fin de semana, por enésima vez, paseé por ella admirando sus bellezas al atardecer, y de noche, con la brisa suave y fresquita bajo la luz de la luna, la volví a contemplar desde el mirador de San Nicolás, en el Albayzin.

Altar Mayor, Basílica de la Virgen de las Angustias, Patrona de la ciudad, muy querida y venerada en Granada

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El Zacatín, o la Judería, junto a la Catedral, es un entramado de estrechas callejuelas comerciales de origen árabes, donde se pueden adquirir recuerdos y objetos típicos de la artesanía de la ciudad.

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Una de las callejuelas del Albayzin, y un aljibe del siglo XIV

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El crepúsculo llegó cuando nos disponíamos a cenar en el restaurante "El Agua", con la magnífica visión de La Alhambra frente a nosotros.

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La tarde fue cayendo lentamente, dando paso a las sombras de la noche, y con ellas, sobre las 22:00 horas, las luces del alumbrado artístico del monumento más visitado de España, comenzaron a encenderse para enseñarnos a todos el encanto mágico del conjunto de La Alhambra en las horas últimas del día.

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Ya casi a las 00:00 horas, este era el espectáculo que se nos presentaba ante los ojos, contemplado desde el mirador de San Nicolás. La oscuridad de las sombras, que todo lo ocultan, aquí y en este caso, no hace sino sacar a la luz una visión más bella e insólita de los palacios que parecen haber salido de un relato oriental de "Las mil y una noches".

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Abajo, la ciudad en la noche de la canícula, parece descansar refrescándose de los calores soportados durante el largo día, mientras desde arriba, la Torre de la Vela como mascarón de proa de una gran nave, y bastión inexpugnable de la Alcazaba mora, observa y vigila como siempre, desde hace siglos, el sueño de Granada.

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