EL TIEMPO EN ESTEPA
lunes, 29 de noviembre de 2010
PRESENTACIÓN HOY, DE LA CAMPAÑA PROMOCIONAL DEL MANTECADO DE ESTEPA
lunes, 22 de noviembre de 2010
(2)
jueves, 18 de noviembre de 2010
Este es el don Lindo que ha dicho tales lindezas |
martes, 16 de noviembre de 2010
lunes, 15 de noviembre de 2010
domingo, 14 de noviembre de 2010
( I )
Con el paso del tiempo y las duras circunstancias que rodearon su vida, este niño se convirtió en el popular y famoso bandolero conocido como Juan Caballero “El Lero”, que tuvo una vida muy riesgosa y llena de avatares por los campos, serranías, cortijos y pueblos de estas comarcas más cercanas a Estepa y de otras partes de las provincias limítrofes a Sevilla; principalmente, las de Córdoba, Málaga, Granada o Cádiz.
Se dice que Juan Caballero era el lugarteniente del afamado “Tempranillo”, pero en realidad, la importancia del caballista y bandolero estepeño, eclipsó muchas veces la popularidad del de Jauja por sus innumerables aventuras, quiebros y enfrentamientos con las fuerzas del orden que vigilaban estas comarcas plagadas por doquier de nidos y escondites de bandoleros andaluces, que ellos buscaban para su seguridad, y así, estos hechos pueden corroborarse leyendo su biografía: HISTORIA VERDADERA Y REAL DE LA VIDA Y HECHOS NOTABLES DE JUAN CABALLERO, ESCRITA A LA MEMORIA, POR ÉL MISMO. (Prologada y comentada por don José María de Mena)
Después de infructuosas batidas para detener y acabar de una vez con todos los escurridizos bandoleros –muchos de los cuales fueron sentenciados y ejecutados públicamente por la acción de la Justicia–, algunas personas importantes cercanas a los círculos del Gobierno sabían de la preparación de una estrategia para ver si así se podía terminar con aquella lacra de malhechores y sus aventuras, mediante la promulgación de una amnistía que indultara a los capitanes y cabecillas de las partidas de salteadores –cosa a la que ellos se opusieron si en dicho indulto no se incluía a sus compañeros de banda–, y posteriormente, con la creación de una fuerza pública a la que se llamó “Escuadrón Franco de Protección y Seguridad Pública de Andalucía”, comandado por el propio bandido Juan Caballero, una vez se hubiera hecho firme el Real Decreto de Indulto. Dicha fuerza armada compuesta por los propios bandidos indultados, sería la encargada de "persuadir" a los delincuentes más beligerantes y reacios a abandonar las armas, para que depusieran su actitud entregándose, o en su caso, persiguiéndolos y combatiéndolos hasta terminar con ellos.
Pues bien, este ilustre personaje, don José María de Reina, avisa en su carta al bandolero para que se presente ante una persona también muy influyente en la Corte: el General Manso, que ante el rey Fernando VII, y los círculos de influencias del Gobierno, abogaría en la negociación en favor del perdón de los bandidos.
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(Lo que ocurrió en ese primer encuentro entre el bandolero y el General para tratar sobre el indulto, y lo que hubo de hacer Juan Caballero para mantener una segunda entrevista, se lo contaré a ustedes en un siguiente capítulo, para no hacer este muy extenso)
jueves, 11 de noviembre de 2010
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Sabed bien mi caro vate
que la alegría me inunda,
pues mucha palabra inmunda
se asoma aqueste debate,
donde reina el disparate
y la idiotez más rotunda.
De todos donde los haya
tenéis bien mi apreciación
y andáis tardo en la función
de aquí esparcir la metralla
sobre la pluma canalla,
de gentes sin condición.
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Sé bienvenido, amigo Quevedo.
Ya te echaba de menos, y hace tiempo que escribí algo reclamando tu presencia pero no obtuve respuesta.
Necesitamos plumas que vuelen por el Universo de las Letras con la libertad, la elegancia y la sapiencia con que se desliza la tuya sobre el papel virtual de esta pantalla, escribiendo desde la independencia con que lo hace.
Se agradece tu vuelta, que a mí, particularmente, me proporciona el placer de leerte de nuevo.
Un saludo con afecto.
viernes, 5 de noviembre de 2010
Sí, ¿pero a qué viene?
Se ha creado una gran polémica con la visita del Papa a las ciudades españolas de Santiago de Compostela y Barcelona.
Hay gran malestar en un amplio sector de la sociedad española con la visita papal. Muchos colectivos de personas que se sienten no “correspondidas” ni “comprendidas” o “amadas” en demasía por el Pontífice de la Iglesia Católica de Roma y toda su jerarquía, muestran sus protestas estos días previos a la llegada de Benedicto XVI.
Dicen que esta visita, por el enorme gasto que conllevan los preparativos; montajes, seguridad, molestias a los ciudadanos etc., nos costará varios millones de €uros, sólo para recibir al Papa.
Lo bueno de esto, es que si nos empobrecemos en unos millones de euros de gastos para el recibimiento de su Santidad, al menos, los trabajadores que están llevando a cabo los preparativos, se llevarán santamente parte de esos milloncejos a casa, en forma de unos jornales que siempre vienen muy bien para ir capeando el temporal de esta puta crisis, que el Vaticano parece no sufrir.
La polémica está servida. La gente, cree cada vez menos que el Papa represente a aquél Jesús pobre, sencillo y humilde que dio su vida en defensa de los demás y que estuvo al lado de los más necesitados; que fue perseguido y predicó por los caminos la bondad, la pobreza, el bien, la humildad y el amor, entre otras muchísimas virtudes que precisamente, mucha gente cree que una gran mayoría de quienes gobiernan la iglesia católica, no posee ni practica. "Déjalo todo y sígueme" Les dijo Jesús.
Y si este es el pensamiento de tanta gente en todo el mundo, y adonde quiera que va arrastra la polémica con sus visitas, ¿a qué viene usted, don Benedicto?
martes, 2 de noviembre de 2010
EN LA PUEBLA DE CAZALLA
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______En aquellos difíciles tiempos de penurias y necesidades para casi todos, en La Puebla de Cazalla –lugar donde nací–, había muchas personas mayores que eran pobres y se hallaban desprotegidas, así como otras que por distintos motivos vivían en sus casas acompañadas sólo por la soledad, y muchas de ellas, sin amparo ni recurso alguno al que poder echar mano para mantenerse, y sin la asistencia social –que era casi nula–, de una paga más o menos digna, como la que hoy disfrutan todos nuestros mayores.
Eran unos años en los que a consecuencia del régimen franquista, tras terminar la Guerra Civil, España permanecía aislada de muchos países del Mundo que volviéndole la espalda, les retiraron sus legaciones diplomáticas, y sus fronteras permanecieron durante bastantes años cerradas a cal y canto para la emigración, quedando los trabajadores imposibilitados para salir del país a buscar el trabajo que necesitaban para ganar el sustento de sus familias. Poco a poco, años después, la situación y la apertura se fueron normalizando.
Se comenzaba a salir lenta y dificultosamente de una posguerra, y eran tiempos en los que el hambre y las necesidades provocadas por la escasez de algunos productos, aún no habían terminado de extinguirse, y estas calamidades se cebaban principalmente en los que menos tenían; los parias más desamparados, desprotegidos y pobres de la sociedad.
El edificio del centro con una pequeña azotea, es el que albergó la "Fonda El Ocho" en La Puebla de Cazalla, regentada por doña Adela Tagle Venero (Foto de Juan Cabello)
Pero allí en la fonda llamada “El Ocho” y en Adela su dueña; aquella mujer generosa, muy pequeña y frágil de cuerpo, pero con un corazón enorme, estaban presentes la caridad y la bondad en un establecimiento que aparte de dar alojamiento a sus huéspedes, también sirvió para mitigar el hambre de muchas personas. Porque Adela, tenía un gran corazón lleno de humanidad y un alma compasiva a pesar de su aspecto de persona un poco distante y exigente.
Yo vi muchas veces la fila de personas que desde el ventanal de la cocina llegaba casi hasta la puerta de la calle, formada por aquellas personas viejas y solitarias que nada tenían; hombres y mujeres portando una olla o cacerola en las manos, para llevarse a casa el guiso unas veces, el cocido otras, las friturillas de pescado y el cucurucho de papel lleno de pescado frito para cenar esa noche, socorriendo y llenando así los vacíos estómagos de aquellas gentes pobres, por el económico precio de dos pesetas. Otras muchas personas, por estar trabajando y no poder guisar en casa cuando terminaban sus faenas en el campo, allí acudían a comprar esos alimentos ya cocinados.
El rico olorcillo a comida que perfumaba el ambiente, podía percibirse en toda la casa. Así era eso, así eran aquellos años, y así lo vi yo. Buen auxilio social generoso y poco reconocido era ese, que tanto bien hizo a mucha gente en tiempos tan aciagos y dificultosos.
Doña Adela –como era llamada por casi todo el mundo-, y su fonda, elaboraban aquellas comidas económicas que aliviaron tantísimo el hambre de numerosos mayores y pobres que tenían escasos o nulos recursos para subsistir decentemente, a cambio de muy poco dinero; pues como he dicho, por dos pesetas, allí se podía obtener una buena y digna ración diaria de alimentos calientes, que hacían que los más necesitados no se fueran a la cama sin haber comido esa noche.
Así eran Adela y su fonda “El Ocho”; y así los recuerdo cada vez que paso por la puerta, sin poder resistirme a la tentación de mirar no sin cierta tristeza hacia el viejo edificio ahora casi abandonado, recordando la mucha actividad y vida que tuvo en años ya pasados y lejanos.