Los fariseos se fueron a deliberar y ver cómo le podrían
cazar en alguna palabra. Le enviaron discípulos suyos con los herodianos a
decirle: “Maestro, dinos tu parecer: ¿Es lícito pagar el impuesto al César o
no?
Jesús conociendo su malicia, dijo:
“Enseñadme la moneda del tributo”. Ellos le presentaron un denario. Jesús les
dijo: ¿”De quién es esta efigie y esta inscripción”? Respondieron: “Del
César”. Él les dijo: “Pues dad al César
lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. Al oírlo se asombraron, lo dejaron y se
fueron.
(Mateo
22, 15-22)
Menuda polvareda política y social
se ha levantado con el tema del pago del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) por
parte de las iglesias de distintas confesiones religiosas.
Creo que fue ayer, oí en la
televisión a un sacerdote católico, que refiriéndose a las propiedades de la
iglesia, decía algo así como que “la acumulación de bienes y riquezas, nos
aparta del verdadero mensaje de Jesucristo”. Y esta reflexión es sensata,
sincera y coherente con lo que nos dice el Nuevo Testamento.
Jesús y el joven rico |
Sí, porque Jesús fue pobre, y
pobres eran también sus discípulos y aquellos que le acompañaban.
En el Evangelio de Marcos, un
hombre joven y rico le pregunta a Jesús qué debe hacer para alcanzar la vida
eterna; Jesús le da una serie de consejos sobre los mandamientos, y finalmente,
mirándole con amor le dice: “Te queda una cosa por hacer: Anda, vende todo lo
que tienes, dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y
sígueme. Al oír esto, el joven se fue muy triste, porque tenía muchos bienes”.
Jesús pide al hombre rico que para
seguirle, primero se despoje de sus bienes y luego le siga; pero el joven
desoye el consejo y se marcha.
¿Se corresponde la Iglesia actual con las
ideas que Jesús pretendía con sus predicaciones? ¿Siguen las Iglesias
cristianas las enseñanzas de Jesús que nos llegan a través de los Evangelios?
Cada vez más, la gente llana, sencilla y humilde cree menos y se aparta de la Iglesia o de la religión
–y hay quienes se preguntan el motivo de la crisis vocacional–, porque no ve en ella el mensaje de Aquél
Hombre humilde y pobre, contrario a la ostentación y a la riqueza de aquéllos
que le seguían y rodeaban. ¿Y los que predican la palabra de Jesús, siguen sus
enseñanzas?
Son estos unos tiempos de dura
crisis económica en Estados desarrollados, y de miserias y hambrunas en muchos países de
otras partes del Mundo donde mayores y niños enferman por falta de recursos y
mueren de inanición por la escasez de alimentos. No es justo que en las manos
de unos pocos haya fortunas tan inmensas en el Mundo, mientras hay otros muchos
que pasan verdadera hambre y necesidad apremiante de aquello que para nosotros es básico.
Son estos unos tiempos de arrimar
todos el hombro para salir de este agujero en el que la sociedad de casi medio
Mundo está inmersa.
Pero desgraciadamente, siempre
ocurre igual en estos casos. Esta crisis económica casi mundial, no la ha
provocado el más pobre; pero los políticos pretenden que seamos los más pobres
y los trabajadores, quienes nos llevemos la peor parte en su difícil solución;
vamos, que la paguemos nosotros, cuando la han provocado la banca y las
entidades financieras, cuyos directivos, sí se han enriquecido con buenos
sueldos y jubilaciones millonarias, gracias a los altísimos intereses que
cobran, y a los ahorros de la gente del pueblo.
Son estos unos tiempos de crisis,
pero no para todos. Quienes ganan fabulosos sueldos: políticos, banqueros,
especuladores inmobiliarios y otros especímenes especialistas en ganar mucho y
trabajar poco, a ellos, esta crisis les trae sin cuidado. En cambio, a las personas que no tienen trabajo (más de cinco millones), o aquellos que tienen que pasar necesidades con un sueldo “mileurista”, a esos, sí les
preocupa esta crisis canalla y la incertidumbre del futuro de sus hijos.
Los políticos recortan derechos en
sanidad, educación, sueldos de funcionarios, y a cambio, suben algunos
impuestos, el IVA, el gas, los combustibles, la luz, los peajes, el copago de medicamentos para los pensionistas...etc. y todo lo
demás que ustedes ya conocen tras las decisiones tomadas y los decretazos de cada “viernes negro”
en el Consejo de Ministros; pero ellos, los políticos, no renuncian a los
altísimos sueldos que perciben, ni mucho menos contemplan la posibilidad de
recortárselos. Ellos, no están pasando necesidades, pero nos piden a los demás
que sí las pasemos y las suframos. ¡Qué cara más dura!
¿Con qué boca predican pidiendo
austeridad mientras viven acomodados en la opulencia que les permiten sus buenos
sueldos millonarios y suculentas dietas?
¡Ah, amigos! Que una cosa es predicar,
y otra, dar trigo. Una cosa es pedirnos austeridad a la gente que ya está "tiesa", mientras se inyectan veintitrés mil millones de euros de capital a Bankia, que ha caído por la mala gestión de gentes que a la vez, se llevaban sueldos millonarios.
Vergüenza debería darle a algunos
y algunas, exigiéndonos austeridad y apretamientos en el cinturón –que ya no
tiene más agujeros para apretar–, mientras ellos y los suyos viven en la abundancia sin
pasar necesidades gracias a la buena vida que llevan en los cargos y escaños
donde nosotros, el pueblo, los ha puesto cuando les votamos. Y así nos pagan;
recortando derechos ya ganados, y estrujándonos cada vez más… hasta que el
ciudadano no les aguante más y se harte del maltrato recibido de los políticos
listillos que nos gobiernan pidiendo austeridad y sacrificios con recortes y ajustes: pero no para
ellos.
Si nosotros no hemos provocado
esta crisis, ¿por qué se empeñan en que la paguemos a base de "palos" a nuestros esquilmados bolsillos, sacándoles a ellos las castañas del
fuego?
Cardenal Rouco Varela |
En este contexto de exigencia de
solidaridad para todos, la iglesia se incomoda porque hace un tiempo que se
está hablando de pedir que los ayuntamientos le cobren el Impuesto de Bienes
Inmuebles (IBI) por aquellos edificios de su propiedad, no destinados al culto
religioso.
Dice el cardenal Rouco Varela, que
si la Iglesia
tiene que pagar, lo hará, pero será en perjuicio y merma de algunos de los
servicios que presta, como Cáritas, que se resentirá y ya no podrá ofrecer
tanta caridad a los necesitados, declarando : "en
nuestro caso iría en detrimento de otras posibles acciones, como por ejemplo la
acción de Cáritas". ¿No suena esto a: si me fastidias te fastidio?.
Y por ahí he oído decir, que Cáritas se sustenta en su mayor parte, el 60,98% de fondos privados, propios, particulares, empresas. También de fondos públicos, el 38%. Y de la Iglesia, tan sólo el 1%
No, Eminencia Reverendísima: todos estamos en el mismo barco, y si éste se hunde… los más "jodidos" podríamos volver a las miserias del pasado, y las Iglesias a las épocas de las Catatumbas.
Y por ahí he oído decir, que Cáritas se sustenta en su mayor parte, el 60,98% de fondos privados, propios, particulares, empresas. También de fondos públicos, el 38%. Y de la Iglesia, tan sólo el 1%
No, Eminencia Reverendísima: todos estamos en el mismo barco, y si éste se hunde… los más "jodidos" podríamos volver a las miserias del pasado, y las Iglesias a las épocas de las Catatumbas.
Como usted sabe, son tiempos estos
muy difíciles para todos nosotros –y cuando decimos todos, somos todos–, y si a
los ciudadanos, a los que menos tenemos; padres y madres de familia, se nos
pide cada día un esfuerzo, un sacrificio mayor para salir de esta crisis que está causando tanto sufrimiento a muchas familias, también la Iglesia debería solidarizarse con la sociedad ante esta situación de emergencia y crisis, y colaborar pagando “religiosamente” los impuestos que le corresponda de los inmuebles
de su propiedad, tal y como lo hacemos el resto de los "mortales", pues como dice
un viejo refrán español: “O tos moros…, o
tos cristianos”.
No puede haber unos sentados en un sillón sobre el pedestal de los privilegios, sin pagar por sus bienes, y otros por debajo, en el banquillo de los pobres y desamparados, pagando con gran dificultad todos los impuestos que nos quieran cobrar las Administraciones del Estado:“O tos moros…, o tos cristianos”.
No puede haber unos sentados en un sillón sobre el pedestal de los privilegios, sin pagar por sus bienes, y otros por debajo, en el banquillo de los pobres y desamparados, pagando con gran dificultad todos los impuestos que nos quieran cobrar las Administraciones del Estado:“O tos moros…, o tos cristianos”.
Son malos tiempos para todos, en
los que deberá pagar más, quien más tenga… Y a quien Dios se la dé, San Pedro
se la bendiga.
Y Santas Pascuas.