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Como ustedes saben, Astapa (nuestra actual Estepa)
fue una ciudad amiga de Cartago y alineada con ella, y sabemos según dejó
escrito para la historia el cronista Tito Livio, que en el año 208 a.C., las legiones del cónsul
Publio Cornelio Escipión, “El Africano”, comandadas por Lucio Marcio llegan a Astapa
y la sitian para atacarla y castigar a sus rebeldes habitantes.
Pues bien, hace unos años, buscando en Internet datos
sobre la Astapa
romana, me encontré este curioso relato-leyenda sobre el Cristo de Astapa, en México. Leyenda mexicana que nos cuenta la historia de una batalla a finales del siglo XVI, entre un grupo de piratas y los pobladores de Astapa.
Desconocía la existencia de una localidad llamada como
nuestra antigua Astapa, en el Estado de Tabasco, en México. Es curioso el nombre pre romano de dicha población. Lo más lógico será pensar que le haya sido impuesto por alguno de los españoles que
pasaron a las tierras del Nuevo Mundo, conocedor de la historia de la Astapa púnica, que sitiada
por las tropas romanas, sus habitantes prefirieron quemar, destruir sus
riquezas y darse muerte unos a otros antes de entregarse al enemigo.
Por lo curioso del nombre de nuestra homónima Astapa
azteca, en gratitud a los lectores mexicanos que visitan este blog –que son
muchos–, y para conocimiento de los estepeños y demás lectores, aquí les traigo este relato
sacado de las leyendas populares mexicanas, sobre un Cristo que hubo –o hay–,
en la lejana ciudad de Astapa, al otro lado del océano Atlántico.
(Estaría muy agradecido, si algún lector mexicano
me pudiera proporcionar a esta dirección de correo: rodriguezcrujera@hotmail.com , una foto de la imagen del Cristo de Astapa, para
ilustrar este relato. Gracias.)
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RELATO-LEYENDA
Una victoria
milagrosa: el santo Cristo de Astapa
Por Citlalli Gómez Farías Álvarez
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Ruinas y sombras se combinaban entre los muros
asaltados por la hierba. El curioso investigador se acercaba con sigilo a la
iglesia derruida del otrora próspero pueblo de Astapa, cercano a Villahermosa.
Allí, entre los carcomidos papeles de la sacristía, se topó con un viejo
manuscrito, parecido a un mapa, donde se narraba el extraño suceso que a
continuación se transcribe: Refiere dicho documento, probablemente escrito por algún
sacerdote que deseaba resguardar la memoria de aquella batalla, que en el año
de 1598 llegaron a la villa de Santa Maria de la Victoria o San Juan de la Victoria (hoy
Villahermosa, Tabasco) unos piratas que se apoderaron de la región.
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Añadir leyenda |
Castellanos, criollos y mestizos del lugar fueron convocados por el alcalde
para defender el territorio. Eligieron como sitio estratégico, para librar el
combate, la parte sur del arroyo de los Cacaos, ubicado en el pueblo de Astapa.
Allí construyeron una muy alta trinchera armada con dos pequeños cañones.
El manuscrito también describía cómo, apenas
terminadas las trincheras, los pobladores destruyeron un puente construido
desde tiempos de la
Conquista; lo hicieron porque los piratas se enteraron de que
las familias de la comarca se habían refugiado en la villa de Tacotalpa,
llevando consigo sus joyas y objetos valiosos; así, después de que los
asaltantes dejaran sus barcas en un punto entre los ríos Teapa y Jalapa,
intentaron llegar hasta la villa para despojar a la población de sus tesoros.
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Esta imagen no se corresponde con la del Cristo de Astapa |
En aquella comarca, desde tiempos remotos, era muy
venerado el Santo Cristo, cuya piel morena era igual a la de los naturales
devotos. Al día siguiente, los voluntarios defensores de la provincia fueron,
como era de rigor, a encomendarse al milagroso crucifijo, antes de ocupar su
lugar en la trinchera que los resguardaría de la batalla. Hacían grandes filas
para entrar al templo, y frente a la santa imagen pedían auxilio y protección
para salir avantes de la batalla, prometiendo a cambio misa y festejos nunca
antes vistos en ese lugar.
Al siguiente día, quinto viernes de cuaresma,
distribuidos en pelotones, se acomodaron detrás de las trincheras y esperaron
hasta que los piratas, detrás de los guarumos y los cacaos, aparecieron. En ese
momento se inicio el combate más terrible presenciado hasta entonces en aquel
paraje, siempre tan tranquilo y apacible.
Los piratas, acostumbrados a estos peligros, se
echaron al arroyo y a nado intentaron llegar a la orilla desde donde peleaban
sus oponentes. Los defensores de la comarca comenzaron a sentir temor, pero de
improviso, cuando parecía que los invasores alcanzaban la orilla, éstos se
volvieron y precipitadamente nadaron hacia el lado contrario, arrojando sus
armas al agua. En sus rostros se dibujaba el terror y, ante la huida, se
determinó la derrota de los filibusteros, quienes fueron perseguidos por todo
el lugar hasta llegar a la isla de Basurto, donde habían dejado sus
embarcaciones, las cuales abordaron para navegar hasta la Nueva Villa de Santa
María de la Victoria. De
allí fueron desalojados unos días después por las tropas tabasqueñas dirigidas
por el alcalde mayor de provincia.
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Iglesia de Astapa |
La información encontrada en el manuscrito inspiró la
leyenda de que la victoria de los tabasqueños se debió a la intervención
directa del Santo Cristo de Astapa. Éste, tomando la apariencia de un guerrero,
se cubrió de filosas armas y apareció cerca del arroyo para pelear contra los
invasores, quienes, al advertir el prodigio, huyeron despavoridos del lugar,
dejando el botín en el lugar del combate.
Hoy en día, como testimonio de la gran batalla,
pueden admirarse en las afueras de Astapa cuatro cañones arrebatados a los
piratas. Éstos son empleados para hacer las salvas en las fiestas religiosas
dedicadas al Santo Cristo.
Referencias.
Santa-Anna, Justo Cecilio. Tradiciones
y leyendas tabasqueñas. México, Consejo Editorial del Gobierno del Estado
de Tabasco, 1979.
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