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Bandoleros y contrabandistas cruzando peligrosos y ocultos senderos en los riscos de las sierras |
Desde tiempos muy remotos
existió en Estepa, su Comarca y provincias limítrofes, el fenómeno delictivo del
bandolerismo.
La pobreza y la rebeldía
de las gentes ante ella, el elevado índice de incultura en la población, el
resentimiento del más débil hacia el más poderoso, las desigualdades e
injusticias sociales, el inconformismo y una serie de motivos de esta
naturaleza, fueron la causa de que por nuestra zona de Estepa proliferaran los
maleantes, estraperlistas, extorsionadores, secuestradores, ladrones,
cuatreros, huidos de la justicia por crímenes cometidos etc. etc.
Jinetes haciendo una escenificación de cómo debieron ser las "Partidas de bandoleros", que cabalgando asolaban los caminos y campos andaluces, cometiendo sus delitos |
Todas estas gentes de azarosa
y mala vida, para hacerse más fuertes, temidos y seguros, se unían en grupos de
caballistas armados y bien pertrechados para delinquir, vivir en sus guaridas
de las serranías y plantar cara a las fuerzas del orden que los perseguía.
Dichos grupos eran
conocidos con el nombre de “Partidas”, como así dice una copla dedicada a José María Hinojosa, "El Tempranillo"…
Por la Sierra Morena
Va una “partía”,
Y al capitán le llaman,
José María
Al frente de esta especie
de patrullas iba siempre un jefe al que ellos obedecían llamándole capitán o
comandante. Las “partías” estaban compuestos en mayor o menor número por
individuos que se agregaban, y muchos de ellos evadidos de la acción de la
justicia; por haber cometido algún crimen, razón por la cual se convertían en bandoleros
muy buscados por estas tierras y otras, principalmente de Andalucía.
Grabado del asalto de los bandoleros a una diligencia, en los abruptos caminos de las serranías andaluzas |
Ese bandidaje ejercido por
unos sujetos de malos instintos y peor calaña, que casi siempre perpetraban sus
crímenes sin piedad, y que a nada ni a nadie temían, dio lugar a la comisión de
no pocos actos delictivos en los caminos de nuestra tierra y en los alrededores
de la entonces villa de Estepa y otros pueblos: atracos a caminantes y
carruajes de viajeros, secuestros, extorsión, asesinatos por robo, por viejas rencillas
o ajustes de cuentas pendientes… en fin, que los caminos y sendas de los
parajes cercanos a Estepa, se convirtieron en lugares poco seguros y muy
peligrosos para transitar por ellos, aun con escolta.
Trabuco |
Fueron muchas las personas
que por causa de estos delitos, en dichas veredas y cruces de caminos perdieron
la vida a manos de tales bandidos, que armados de pistolas (“perrillos”),
grandes y aterradoras navajas (“facas”) que portaban en la faja, o temibles armas de fuego como los “trabucos”, cometían sus violentas acciones de
atracos y terribles asesinatos.
Cruz de piedra situada en el que hace siglos era el camino de entrada desde Sevilla a Estepa, y hoy es el que va al manantial de Roya |
En muchas ocasiones, y si los
familiares de las desgraciadas víctimas eran “pudientes”, encargaban a los
canteros o picapedreros estepeños, el trabajo de labrar una tosca cruz hecha de
piedra caliza, que era luego colocada en el lugar donde se había cometido la muerte
violenta del miembro de esa familia.
Esta cruz está situada en la esquina de la calle "Cruz de Piedra" y junto a la carretera que va de Estepa a la sierra y a Gilena |
De esa forma, o por esa
causa, los caminos cercanos a Estepa se fueron poblando de dichas cruces de
piedra de austera factura, que venían a perpetuar en la memoria de todos los
que junto a ellas transitaban: vecinos, arrieros, pastores, caminantes y
viajeros, el triste recuerdo del asesinato de una persona. Y para eso, señalando
el lugar, allí estaba la “Cruz de piedra”, y aún siguen estando las pocas que
ya existen, pues algunas de ellas, han sido destruidas por la bárbara acción de
la mano de algún individuo, o quitadas del lugar donde un lejano día fueron
colocadas para dar testimonio con su estática presencia, de la barbarie de
algunos hombres, cometida contra otros a los que les fue arrebatada la vida.
Habiendo conocido la existencia de otra de estas cruces de piedra que nunca había visto, días después de escribir este artículo, hoy domingo 24 de junio fui a buscarla sobre las siete de la tarde con un calor grandísimo, y tras un rato intentando encontrarla, gracias a la ayuda de un pastor, por fin la hallé.
Y aquí os la presento.
Esta última cruz cuya foto les muestro más arriba, yo creo que es la más desconocida por los estepeños, a no ser que sean agricultores o ganaderos que suelan pasar habitualmente por aquél lugar tan apartado. Está situada en un barranquillo en la linde de una finca, y por la parte de abajo va un camino conocido con el nombre de "la vereílla Marta", que sale de Estepa, y pasando por el cortijo "los molinos del ciego", y un poco más abajo del Cementerio estepeño, se dirige hacia la sierra de "El Hacho".
Dicha cruz posee en toda ella una leyenda grabada: en la parte de arriba se puede leer "INRI". En el crucero o brazos de la cruz existen letras que no se leen bien, y que pudiera ser información sobre el difunto a quien se dedicó esta cruz.
En la parte de abajo se puede leer sin dificultad: "AÑO DE 1781", por lo tanto, lleva puesta allí, 231 años.
Habiendo conocido la existencia de otra de estas cruces de piedra que nunca había visto, días después de escribir este artículo, hoy domingo 24 de junio fui a buscarla sobre las siete de la tarde con un calor grandísimo, y tras un rato intentando encontrarla, gracias a la ayuda de un pastor, por fin la hallé.
Y aquí os la presento.
Abajo, por la parte de la derecha pasa el camino conocido como "La Vereílla Marta", al fondo a la izquierda, puede verse Estepa y el Cerro de San Cristóbal. |
Al fondo se ve "El Hacho", sierra situada entre el pueblo de Lora de Estepa, y la aldea de La Salada |
En la parte de abajo se puede leer sin dificultad: "AÑO DE 1781", por lo tanto, lleva puesta allí, 231 años.
Esta de las “cruces de piedra”, es una vieja, muy
antigua tradición que afortunadamente, al menos en Estepa se respeta por ahora
y ahí siguen desde hace cientos de años, acompañándonos, siendo parte integrante del paisaje, de la fisonomía urbana y rural de nuestra vieja villa: y así deben seguir siendo
respetadas -tradición y cruces-, pues muchos viejos del lugar, a lo largo de su vida las han visto
desde que eran niños. Generaciones enteras de hombres y mujeres las han
conocido a lo largo de su vida, y aunque ellos ya faltan; ahí quedan resistiéndose
a desaparecer, sobreviviendo al paso del tiempo las pétreas cruces, dando
testimonio, como una crónica escrita y silenciosa para la memoria de la gente;
para transmitirnos que están ahí porque son una parte de nuestra historia:
negra, nefasta y trágica, sí; pero nuestra, al fin y al cabo.
Hola amigo, me encanta tu blogs. Que tengas un buen día.
ResponderEliminarLa primera cruz que nos muestras, esta concretamente en el cruce del camino "Cruz de piedra" con el paseo actual paseo de Roya; dicha cruz esta simbólicamente en el camino cruz de piedra que comienza sobre la entrada por la A-92 desde Sevilla - Málaga -Granada hasta la actual calle "Cruz de Piedra" pasando por un antigua linea muy similar por el actual Paseo Roya, según me pudieron contar ganaderos de edad avanzada hace ya unos años. Saludos Antonio
ResponderEliminarUn saludo
Hola Antonio, Aunque soy deEstepa, contigo y con tus comentarios, aprendo cosas, que si las conocía, las he olvidado y otras que me haces recordar, por las que siento un gran cariño y añoranza. Gracias y un abrazo
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