EL TIEMPO EN ESTEPA

EL TIEMPO: PREVISIÓN METEOROLÓGICA PARA ESTEPA

martes, 27 de marzo de 2012

EL PÓSITO DE ESTEPA



UN VIEJO EDIFICIO, Y UN POCO DE SU HISTORIA:
“EL PÓSITO”
de Estepa
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"Desde remotos tiempos, existía en la vieja villa de Estepa  
–y en casi todos los pueblos–, un organismo benéfico y de carácter municipal, llamado “El Pósito”

Centro de la villa de Estepa en el interior del Castillo
Dicha institución, disponía de edificios para tal fin, o casas grandes destinadas a convertirse en Silos de almacenamiento y provisión de grano de cereal; fundamentalmente trigo, que el referido organismo local prestaba en módicas condiciones a los labradores para la siembra, o era vendido a vecinos del pueblo y tahonas, para la elaboración del pan, durante aquellos meses de escasez y penurias en los que a causa de la sequía, la mala cosecha u otros diversos motivos, no abundaba el trigo.
En este escrito nos ocuparemos en dar a conocer diversos datos de la institución del Pósito de Estepa.
A pesar de la parquedad de reseñas sobre el tema: fundación, historia, caudales etc., el Memorial Ostipense nos proporciona algunas muy interesantes sobre la existencia y ubicación de la institución en el castillo y la villa de Estepa, en diversas épocas a lo largo de varios siglos.
En actas y libros del archivo municipal, están escritas algunas indicaciones relativas a los diferentes edificios que a lo largo de varias épocas fueron destinados a “graneros” o “paneras”, aunque en su origen, esta función estuvo reservada a los silos; de uso tan normales en cortijos y domicilios particulares.

Torre del Homenaje
Ya en el año 1558, para este menester, consta que se usaba una casa en la villa que estaba dentro del recinto amurallado del castillo, y años después, en 1573 al caer derruida, se  toma el acuerdo de construir otra nueva, pero las obras no se llevan a cabo.
En 1598 nuevamente se  repite dicho acuerdo, y tres años después en 1601, por fin se habían conseguido los materiales necesarios para la construcción de los nuevos graneros, aunque tampoco se llegaron a edificar, y al no poder destinarse dichos materiales a tal fin, éstos fueron destinados para ser usados en el Convento de la Victoria, que por entonces se levantaba.
Mientras tanto se construían o no los graneros o paneras de la villa, el cereal se encerraba en cámaras que eran  arrendadas. El mal estado de estos locales alquilados, producía frecuentemente considerables perjuicios en el grano almacenado.
Para el proyectado nuevo Pósito, en 1622, el marqués de Estepa –dice Aguilar y Cano–, “concedió parte de la casa Silla y Tercia, con destino a paneras, mientras no se diese cabo a las obras intentadas”.
Se pensó en hacer un nuevo edificio al lado del convento de Santa Clara, en unas casas propiedad de Juan Cano y María de Medina, pero surgieron considerables dificultades que lo impidieron.
Fue entonces, en 1625, cuando el Cabildo pensó hacer un edificio dedicado exclusivamente como silo, para remediar la falta de locales que había donde guardar el trigo, y se abrió uno en la casa de Matías Baena en el Barrio Nuevo, con capacidad para mil fanegas de grano.
Al parecer este intento no surtió el efecto pretendido, pues poco tiempo más tarde, “se compró para Pósito una casa que se hallaba en la calle Mesones, la misma que al hundirse después en 1671 fue destinada a corral del Consejo y peso de la harina”.

Fachada de el Pósito en la Plaza del Llanete
Después, se pierde la pista de donde estuvo ubicado “el piadoso establecimiento” aunque es conocido el hecho de “que por ser en lugar extraviado y en casa de malas condiciones, se cometió un robo de alguna importancia, rompiendo los tejados una noche de invierno del año 1735. Ese suceso motivó el que se impetrara licencia para levantar un edificio de nueva planta. El sitio para el actual, o sea, el coso y albercón de la Alcoba se señaló en 1767”.

Costado del inmueble que forma parte de la calle Alcoba
Y ahí se construyó definitivamente el que hoy es el viejo Pósito de Estepa, inmueble del cual uno de sus laterales forma parte de la calle Alcoba, llamada así por una edificación árabe que hubo allí, y posteriormente, se conoció como “el Coso”. Ese, era por entonces un lugar apartado en el Barrio Nuevo, llamado “el llano de la Alcoba”, situado casi en el extrarradio de la villa, y daba salida al campo. Cerca del Pósito en la calle Alcoba, existía un pilar para abrevadero de los ganados que entraban o salían de la población, cuya agua corría sólo una parte del año, como sobrante de varios pozos.
En 1841, y según las cuentas que se rindieron al finalizar ese año, los fondos con que contaba el Pósito estepeño era los siguientes: 17.836 fanegas y tres cuartillos de trigo,  y 233.852 reales y cuatro maravedíes en metálico: aunque ambas partidas podían considerarse ficticias en su mayor parte, pudiendo considerarse como caudal efectivo sólo 6.000 fanegas de trigo, y 23 ó 24.000 reales de vellón, en metálico.

Escalera de acceso al patio y a la sala principal del interior
Este antiguo inmueble es de austera pero sólida construcción; posee una amplia nave de gruesos muros y arcos centrales de robustos sillares de piedra que soportan la techumbre, y en la parte inferior, hay un sótano.
De este fuerte y viejo inmueble, se dice que en los años de la Guerra de la Independencia contra la invasión napoleónica, y durante la estancia y ocupación de Estepa por los Regimientos de tropas francesas, fue usado por éstas como cuartel militar.

Interior del edificio, donde se podía contemplar una
exposición de Arteistabba (Artesanos de Estepa)
En la actualidad el Pósito es de propiedad particular, y varias décadas atrás hubo instalada en él una fábrica de mantecados.
También se ha utilizado y se utiliza recientemente, como lugar donde se celebran eventos cívicos y culturales; habiendo sido cedido en muchas ocasiones para exposiciones de arte, instalación del Belén de la asociación de minusválidos ASEMI, caseta en la fiesta de la Octava de Los Remedios, y otros usos.
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Fuentes documentales:
- Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico, de Pacual Madoz - Madrid,  1845-1850
- Memorial Ostipense, de Antonio Aguilar y Cano, 1886 - Segunda edic. - Granada 1975
   

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