EL TIEMPO EN ESTEPA

EL TIEMPO: PREVISIÓN METEOROLÓGICA PARA ESTEPA

miércoles, 15 de abril de 2015

¿QUÉ PASA CONTIGO, ROUCO?

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El cardenal Antonio María Rouco Varela, controvertido prelado donde los haya, que siempre está de actualidad por las polémicas que suscita ante una sociedad -la nuestra-, que no comprende, no acepta sus actuaciones ni su arrogante proceder, por entender que son fruto de la megalomanía (delirios de grandeza) que sufre, y en la que dicha sociedad encasilla a este personaje que a casi todo el mundo le resulta tan frío, antipático y "esaborío", aupado por la Iglesia a la alta dignidad cardenalicia, pero al que nadie cree sincero cuando desde el púlpito de un templo predica la doctrina de humildad que Jesús enseñó a sus apóstoles y seguidores.

NO encaja tan estirado y "pijo" personaje con los tiempos que corren, ni con la sencillez y el austero rumbo que el Papa Francisco está marcando a la barca de Pedro. 
La polémica siempre persigue al exarzobispo de Madrid. Al pasar a la situación de jubilación fue relevado de su cargo, y por consiguiente debía abandonar el palacio episcopal o residencia donde hasta entonces vivió con todo lujo de detalles; pero él se negó en un principio a ahuecar el ala y abandonar tan confortable nido. Quería seguir viviendo allí a toda costa, y pretendía acondicionar para él una parte de la residencia y continuar al lado de su sucesor, el nuevo arzobispo.
Pero no pudo ser, Eminencia, menos mal que no pudo ser. 
Usted se vio obligado a abandonar la sede episcopal madrileña y a buscarse una vivienda -como uno más de los millones de españoles-, puesto que ya no ejerce cargo oficial alguno en la Iglesia.

Y ahí surge la nueva polémica.
Un señor soltero, sin esposa ni hijos que mantener, se busca un "pisito" sólo para él, en una buena zona residencial de la capital de España, cuyo valor dicen que asciende solamente a 1.700.000 €uros, pero además no se conforma con eso, sino que se pone a reformarlo y la broma cuesta 370.000 €urillos de nada (más de 61 millones de pesetillas). Y para que le atiendan como no se merece, dicen por ahí que tendrá a su servicio a dos religiosas y un secretario.

Y claro está, el personal que no es tonto, cuando se entera de esto, se pregunta; ¿quién paga esa millonada por un piso y su reforma?  ¿Rouco? ¿la Iglesia? 
Si lo paga el cardenal no pasa nada, pero, ¿tanto dinero tiene Rouco?
Ahora bien, si lo paga la Iglesia española; esa ya es harina de otro costal, amigos.
Y es entonces cuando vienen los cabreos de la gente de a pie que pasa tantas necesidades en este país y está sometida por el Gobierno a una política tan dura de recortes y austeridad; pero sólo para los más desfavorecidos, y los que menos tienen.
Y en los foros y las redes sociales comienzan las protestas, la recogida de firmas para que las autoridades de la Iglesia no consienta esta barbaridad, los comentarios en programas de radio, televisión y tertulias televisivas, etc. etc.

No sin razón, los ciudadanos se enfadan ante tanta injusticia y sinrazón, y por la noticia publicada en el Boletín Oficial del Estado, mediante la que se informa que la iglesia recibirá del Estado -a través del Gobierno-, la cantidad de 13.266.216,12  euros mensuales.
Y ahí es cuando la sangre de ese ciudadano "recortado y jodido por el Gobierno", se altera, hierve ante la gravedad del asunto del cardenal Rouco y su pisito millonario, y la otra dura realidad que vivimos en España, donde por parte de este mismo Gobierno se nos ha sometido en los últimos cuatro años a una tremenda austeridad y recortes en los servicios sociales más necesarios: sanidad, educación, pensiones, becas, ayudas a la dependencia, subidas de impuestos, copago en los medicamentos... etc.

Mientras quienes nos gobiernan ahora, dijeron -mintieron prometiendo-, antes de gobernar que no harían nada de eso que después hicieron impunemente, demostrando ser víctimas de una gran amnesia una vez que hubieron llegado al poder.
A los que menos tienen, a los más desprotegidos de la sociedad, a quienes no pueden pagar las hipotecas o el alquiler de las viviendas porque han perdido su trabajo, a los preferentistas que invirtieron sus ahorros y fueron engañados por los bancos; a esos, se les embarga, se les desahucia, se les recorta, se le suben los impuestos... se les maltrata, mientras con dinero público se rescata del hundimiento a los bancos, se le da a la Iglesia un montón de millones mensuales, y un cardenal ya jubilado, se compra un piso con seis habitaciones, varios cuartos de baño, y no sé, cuántas comodidades más, para él solito.

Y es que, lo de Rouco clama al cielo; pero el cielo parece no escuchar.
Yo me conformo con que lo sepa el Vaticano, aquí en la Tierra.
  

jueves, 2 de abril de 2015

JUEVES SANTO: COMIENZA LA PASIÓN DE UN JUSTO, LLAMADO JESÚS

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En aquél terrible momento, a Jesús le invade el temor y se siente solo, desamparado y olvidado por el Padre: “Hacia la hora nona, gritó Jesús con fuerte voz: Eloí, Eloí, ¿lamá sabajthani? (Que quiere decir: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?)

Pero el mayor ejemplo de generosidad, entrega y amor a los hombres, lo da Cristo en esas horas que permanece colgado del madero; clavados sus pies y manos, traspasada su carne inocente por inhumanos clavos de hierro que lo sujetan a la cruz, después de sufrir toda la humillación, el escarnio, los golpes de los flagelos que arrancan su piel, la colocación en su cabeza de una corona trenzada de espinas, la subida al Gólgota cargando el peso de la cruz, la lanzada en su costado… y la muerte más cruenta que puede darse a un ser humano, por asfixia y agotamiento. 

Pero aun habiendo sufrido tanto dolor ocasionado por los hombres, el  Jesús reo de muerte, en sus últimos momentos pide al Padre que absuelva las culpas de sus verdugos, dándonos con ello un ejemplo que nos muestra su magnánima indulgencia.

Ese es, el Cristo del Perdón; un condenado a muerte, un hombre debilitado que al fin consigue llegar al Calvario donde le esperan veteranos y rudos legionarios romanos expertos en aplicar esta tortura, y encargados de hacer cumplir la sentencia dictada por el gobernador Pilato, llevando a cabo la ejecución del condenado.

Y así, entre los gritos de dolor, angustia y miedo, los insultos, empujones y golpes, preparan al reo, lo agarran fuertemente, lo tumban desnudo con el cuerpo herido y sangrando, apoyada su desgarrada espalda sobre el áspero y astillado  madero. 
Los clavos traspasan primero sus muñecas, y el Cristo queda clavado al palo horizontal llamado “patíbulum”, que alzan luego para colgarlo en el “estípite” o madero vertical que formará la cruz hincada en la tierra. 

Después clavarán sus pies con precisos golpes fuertes y secos, que hieren los oídos y estremecen el alma de quienes escuchan retumbar el eco del martillo en el aire de Jerusalén, que llora al oír los gritos de angustia y dolor que salen de la garganta del crucificado tras cada martillazo sin piedad, sobre los hierros que desgarran su carne. 
Y allí lo dejan a la espera de una muerte lenta.
¿Había para Él, castigo más inhumano y denigrante?


Así nos lo dicen las Escrituras:
“Cuando llegaron al lugar llamado Calvario, crucificaron allí a Jesús y a los criminales, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Y se repartieron sus vestidos a suertes”.

Esa es, la gran generosidad del Cristo del Perdón, del Hijo de Dios hecho Hombre que perdona al hombre, que busca la paz y el amor, y que enseñó a las multitudes que le seguían por los polvorientos caminos de las tierras de Judea, para oír de sus labios palabras como éstas: “Yo os digo a vosotros que me escucháis: Amad a vuestros enemigos; haced el bien a los que os odian; bendecid a los que os maldicen; orad por los que os calumnian” “Sabéis que se dijo: ojo por ojo y diente por diente. Pero yo os digo que no hagáis frente al que os ataca. Al contrario, al que te abofetee en la mejilla derecha, preséntale también la otra; y al que te quiera llevar a juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto; al que te obligue a ir con él un kilómetro, vete con él dos”.

Como cada año, por estos días conmemoramos la Pasión de Jesús, recordando al Hombre que revolucionó al Mundo con sus enseñanzas y su verbo a veces implacable contra los más poderosos; aquéllos que le llevaron a morir en una cruz.
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