EL TIEMPO EN ESTEPA

EL TIEMPO: PREVISIÓN METEOROLÓGICA PARA ESTEPA

lunes, 26 de junio de 2017

LA VIEJA ESTAMPA





Hoy me siento atraído, y diría yo que casi obligado a escribir una pequeña historia sobre lo ocurrido con una vieja, descolorida y casi descompuesta estampa de cartón, que si la ves o la tocas, es algo que no tiene importancia alguna, que pasaría desapercibida si no fuera porque en ese pequeño rinconcito que todos tenemos en lo más hondo, algunas veces se nos enciende una vela imaginaria; una luz que hace que tontamente hagas cosas que no te explicas por qué las haces. A mí, me hizo apiadarme del estado de aquélla estampa, y sin saber por qué, me llevó a  rescatarla del abandono y a salvarla de perecer destruida o ser tirada a la basura.    
Hace ya algunos años, un día cualquiera, entré en una casa interiormente destrozada por unos vándalos que habían robado todo lo poco que ya quedaba en ella de valor; puertas, ventanas de aluminio, cables y enchufes  eléctricos, persianas, accesorios de baño, viejos cacharros de cocina y muebles antiguos, etc.
Ya no quedaba en la casa nada que llevarse al saco para vender y lograr unas monedas con las que comprar alcohol, tabaco o algo de drogas. Todo aparecía tirado; basuras, cascotes de obra, cristales rotos… todo por los suelos, excepto un viejo cuadro con una estampa de un Sagrado Corazón de Jesús, que por extrañas circunstancias de vaya usted a saber, por los designios del azar, por el capricho de los vandálicos destructores, o porque no valía nada, asombrosamente aún estaba colocada tras el cristal intacto en un viejo cuadro de madera que todavía permanecía colgado de su alcayata, pendiendo de una pared de la  destrozada cocina.
Seguramente, la vieja dueña de la casa lo había conservado con ella desde siempre; tal vez desde que se casó hará siete u ocho décadas. Pero el cuadro con su estampa estaba en la casa, tendría seguramente su historia y ahí había permanecido hasta que ella murió y la vivienda cayó primero bajo la mano de los asaltantes y después, de la piqueta de los constructores que la derribaron.
Cuando  lo vi, quedé mirando el afortunado cuadro y preguntándome, ¿por qué sigue “vivo” y a salvo del robo y la feroz piqueta vandálica?  Porque no valía nada, no tenía el menor valor para nadie. Y entonces, decidí descolgarlo de la pared, quitar el cartón de detrás, sacar la estampa que casi se deshacía en las manos por lo vieja que era;  me la llevé a casa, recorté las partes deterioradas y la guardé. Desde entonces la tengo junto a otras estampas e imágenes que me han sido regaladas por algún familiar o  amigo, y que conservo con gran respeto, cariño y recuerdos de cada uno de sus dueños. Cada una de ellas, tiene si historia propia.
Y hoy, al ver la estampa de ese Sagrado Corazón de Jesús junto a las otras, me vino a la mente su procedencia; haber sido rescatada de un lugar entre basuras y destrozos. Pero la imagen, aún guarda para mí ese halo misterioso y enigmático en la mirada.
Al verla junto a las otras, no pude reprimir el impulso de hacerles una sincera petición, una solicitud de ayuda, una demanda de auxilio para que protejan y ayuden a un par de amigos a quienes aprecio  –y también a millones de personas que padecen esa terrible enfermedad–, que sí, necesitan mucho de la Ciencia médica; pero también, del amparo, si es posible, de algún Ser Supremo que seguramente, vela por nosotros.