EL TIEMPO EN ESTEPA

EL TIEMPO: PREVISIÓN METEOROLÓGICA PARA ESTEPA

miércoles, 8 de agosto de 2012

EL PADRE ALFONSO: UN VIEJO FRANCISCANO MUY QUERIDO POR LOS ESTEPEÑOS


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Hace muchos años ya, hubo en Estepa un fraile franciscano al que yo conocí en los tres últimos años de su vida.
Por todo el mundo era conocido como el padre Alfonso; así de sencillo y sin más. Su nombre era, Alfonso Castelo Aranda.
Lo recuerdo como un honorable viejecito octogenario, de aspecto frágil y delicado que a pesar de su ancianidad, se le podía ver por las calles estepeñas ayudándose de su bastón, yendo a las iglesias de las Hermanas de la Cruz o del Carmen, donde decía misa, o visitando los domicilios particulares de personas amigas, y de otras que requerían su presencia. Siempre iba vestido con el hábito franciscano ceñido por el cordón blanco del que pendía un rosario.
P. ALFONSO CASTELO
Foto cedida por sor Consuelo 
de Jesús, monja clarisa,
 gracias a la petición hecha 
por D. Francisco Manzano Jurado.
A ambos mi agradecimiento.
Característico en él, era verlo con el solideo negro sobre la cabeza y unas gafas con los cristales algo ahumados; y en los días invernales, arropado con la capa propia de la Orden de Frailes Menores de San Francisco de Asís.
Nació este fraile tan querido por todos los estepeños, el día 17 de junio del año 1882 en la localidad cordobesa de Hinojosa del Duque. En su bautismo le fueron impuestos los nombres de Anastasio Alfonso Bartolomé.
Muy joven, a los dieciséis años toma el hábito franciscano el 30 de septiembre de 1898, profesando en la Orden al año siguiente. Estando ya en el Seminario de Chipiona (Cádiz), pisa por vez primera el suelo estepeño con ocasión de su visita como violinista componente de una orquesta que actúa en un importante acto en el convento franciscano de esta ciudad, allá por el año 1904.
Una vez que su formación religiosa se completa en el Seminario, el 23 de febrero de 1907 es ordenado sacerdote en Chipiona, celebrando allí su primera misa el día 31 de marzo del mismo año. Comienza después su periplo de apostolado por distintos lugares de Andalucía: Chipiona en primer lugar; después, tres años como maestro en Lebrija; de ahí, pasa una década en su primer destino en Estepa; luego es enviado a Puente Genil durante nueve años ejerciendo sus labores conventuales y de maestro; tras esta etapa, vuelta definitiva a Estepa en el año 1931; y finalmente en Chipiona, donde fallece.
 En Estepa celebra sus bodas de oro sacerdotales –50 aniversario–, con una misa celebrada en el convento de San Francisco el día 4 de agosto de 1957.
Y ya, permanece entre nosotros hasta marzo de 1965 que cae enfermo, y debiendo recibir cuidados más especiales, es trasladado en abril a la enfermería del Convento de Chipiona, donde pasó sus últimos ocho meses de vida, durante los cuales, fueron muchas las personas de Estepa que viajaron para visitarlo. Allí, su buen corazón con los más desfavorecidos y necesitados, dejó de latir el día 27 de noviembre de 1965.
Yo recuerdo haberlo visto en su tiempo de estancia en la enfermería de Chipiona. En el verano de 1965, la Asociación “Juventud Antoniana” –que él fundara en los años de su primera estancia en Estepa–, organizó un viaje de excursión en autobús a esa ciudad del litoral gaditano.
Íbamos muchos jóvenes de la Asociación, además de otras personas mayores que quisieron ir a visitarlo.
Los frailes lo bajaron en una silla de ruedas, y en una amplia sala del convento pudimos verle muy anciano ya, con lágrimas en los ojos y diciendo: “llevadme a Estepa”.
Quería volver a esta ciudad. Estaba muy emocionado por la visita viéndose rodeado por las muestras de cariño de toda “su gente de Estepa” –decía–.
Fue la última vez que le vi, pues meses después falleció a la edad de ochenta y tres años. 

Santuario de Nuestra Señora de Regla
(Chipiona)
Su cuerpo fue sepultado en la tierra del pequeño cementerio que había en el patio del convento de Chipiona. Una sencilla cruz con su nombre, clavada en el suelo, y un ramo de flores que habían colocado sobre la tumba, es lo que vi con ocasión de una visita que hice al pequeño y austero lugar donde estaba enterrado un hombre cuyo espíritu fue tan grande y bondadoso.
En su dilatada vida hizo muchas cosas buenas por los más necesitados, que son recordadas aún por la sociedad estepeña, además de las labores propias de su ministerio como sacerdote.
Siempre acudía en favor y ayuda de los más débiles; si se enteraba que algún pobre padre de familia u otra persona estaba detenida en el cuartelillo de los Municipales o la Guardia Civil, por haber ido a traer algo del campo para su casa, o por cualquier otra causa; allí se presentaba el padre Alfonso pidiendo que lo pusieran en libertad. Era la pesadilla de los guardias.

PADRE ALFONSO CASTELO
(Foto propiedad de D. Juan Jiménez
Prieto, a quien agradezco su 

cesión, gracias a su hermano Jesús)
Toda la gente de Estepa sabe que son muchísimas las anécdotas como éstas, que nos podían contar los más viejos, y necesitaríamos rellenar numerosas páginas para narrarlas. Mucha gente acudía a él para pedirle ayuda, recomendaciones o favores de todo tipo en aquellos durísimos y rígidos años de nuestra posguerra; con tantas penalidades, hambre y necesidades, sobre todo en los más desgraciados y pobres del escalafón social.
A ellos les ayudaba, y por ello era tan querido de todos.
 En sus labores como religioso, queriendo unir a la juventud estepeña, en 1912 se redactan los estatutos y funda una Asociación para jóvenes, llamada “Juventud Antoniana”, que contaba con la colaboración de muchas personas acometiendo entre otros fines, la creación de una bolsa de caridad con la que poder socorrer con alimentos y medios económicos a las familias que más lo necesitaban. Además, creó también otra institución llamada “Conferencias de San Antonio” que estuvo largos años bajo su dirección.

Santísimo Cristo de la Salud
Trabajó en la organización y posterior fundación de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Salud y Nuestra Señora de la Amargura, (El Calvario), que tuvo lugar el 20 de abril de 1941, ejerciendo a lo largo de muchos años la dirección espiritual de dicha Cofradía.
Toda su vida, a través de sus actos, estuvo ayudando a los más menesterosos, ganándose con total merecimiento la amistad, el respeto y el cariño de todos: pobres y ricos.
Fue por su amor a Estepa y sus gentes, y por los cuarenta y cuatro años  que compartió su vida con nosotros, por lo que le fue concedido el título de “Hijo Ilustre” de esta ciudad, cuyo ayuntamiento también rotuló una de las calles más céntricas con el nombre de “Padre Alfonso”.

Esta es la céntrica calle estepeña que 
lleva su nombre
A los ocho años de su muerte, los restos mortales de un viejo fraile sencillo y querido, fueron exhumados de su solitaria tumba en el cementerio del convento de Nuestra Señora de Regla, en Chipiona,  y volvieron a Estepa a descansar para siempre en su suelo.
Y eso ocurrió a las cinco de la tarde del 12 de octubre de 1973. Ese día, mediante invitación hecha a los estepeños por parte del Ilmo. Ayuntamiento y la Comunidad Franciscana, hubo un recibimiento popular de los restos mortales del sacerdote en la Avda. de Los Centurión, presidido por las autoridades y el clero de Estepa.
Losa sepulcral que guarda los restos mortales del P. Alfonso Castelo, en la iglesia de Nuestra Señora de Gracia, del convento de San Francisco de Asís.
(Muy agradecido al P. fray Luís Guillén, que amablemente me abrió las puertas del convento y la iglesia para hacer las fotos)

La tumba está al pie del altar donde de hallan 
las antiguas imágenes de la 
Hermandad del Calvario
En dicho acto se congregaron gran cantidad de estepeños que acompañaron el féretro en procesión fúnebre hasta el convento franciscano. Además, muchos vecinos de Estepa nos congregamos a las puertas de la iglesia del convento de San Francisco para recibir al vehículo que portaba sus restos. Tras un solemne funeral con misa concelebrada,  se procedió al acto de inhumación de sus restos, que fueron depositados al pie del altar donde se venera al Cristo de la Salud, y las imágenes que antaño componían el viejo paso de misterio de la Hermandad del Calvario.
Como él pedía, al fin lo trajeron a su convento de Estepa para siempre; y allí descansa en paz.

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1 comentario:

  1. En una de sus visitas a la casa de mi padre, el Padre Alfonso, le contó que durante su estancia en PuenteGenil, y durante la guerra, fué detenido y que un miliciano, entró en la carcel para darle "el paseo", a un determinado número de presos, entre ellos, él fué elegido, por el metodo de "tú, tú y tú, al camión", en esos momentos, se dió cuenta de que uno de los cordones de su zapato, estaba, desanudado y él intentó anudarlo, por lo que fué recriminado por el miliciano, y el Padre Alfonso, le contestó diciendo, ya que me vais a fusilar, por lo menos que muera con los zapatos bien anudados, entonces con la prisa, el miliciano eligió a otro preso, lo que le salvó la vida, pués al dia siguiente, las Fuerzas Nacionales, liberarón Puente Genil, y soltarón a todos los presos.

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