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El pequeño, pero un
día, importante castillo de Alhonoz, altivo en lo más alto de un alcor, rodeado
de hermosas campiñas y retando al olvido y la postración histórica, ahí
permanece orgulloso, dominando a sus pies y desde las alturas el curso vital del
viejo río Genil (El "Síngilis" de los romanos), desafiando al tiempo
y negándose –sin éxito–, a desmoronarse sus murallones por el abandono y la
erosión.
DEL LIENZO DE MURALLA DEL SUR SE HAN DESPRENDIDO VARIOS TROZOS, COMO PUEDE VERSE |
Sabía de él, pero no
lo había visto in situ hasta este pasado sábado 3 de agosto, que a media mañana
hice un viaje en moto hasta el lugar para inspeccionarlo; pero una vez allí, un
hombre que estaba en el cortijo que hay abajo del castillo y en la carretera de
Herrera a Écija, amablemente me informó sobre el camino, diciéndome que se
podía acceder hasta él, y llegar casi a las murallas.
Mi moto no es para
andar por el campo, pero una vez allí, ¿quién se resistía a subir al cerro
teniendo el castillo a la vista?
Decidí subir, y me
arriesgué a quedar con la moto (casi 300 Kg . de peso), derrapada y tumbada sin
poder levantarla, en un camino de tierra, un olivar, o un rastrojo que
tuve que atravesar. Total, que conduciendo con muchísima precaución, pude
llegar arriba con éxito y luego bajar hasta la carretera sin demasiada
dificultad.
Dejé la moto algo
más abajo del castillo y ascendí la cuesta andando, cargado con mi cámara, la
mochila de la moto y el casco.
Y tras subir un
trecho, ante mí apareció el castillo; allí estábamos él y yo, solos, casi al
mediodía y bajo un sol ardiente con temperaturas de 35º en plena campiña
andaluza.
La paz, el paisaje y
el silencio se podían disfrutar; los hierbajos secos y los espinos
entorpecieron no poco el acceso a la fortaleza y el caminar por toda ella repleta también de matojos secos que
se clavaban en las piernas, y de algunos conejos asustados que salían corriendo
a esconderse en sus madrigueras al escuchar mis pasos. Pero les digo que
mereció la pena sufrir todos aquellos inconvenientes.
Una vez que puede
acceder al recinto de la vieja fortaleza de planta cuadrada, comenzó la sesión
de fotos, algunas de las cuales les muestro en este artículo.
Está situado este
castillo de Alhonoz, a 19 Km .
al norte de Estepa, a 10 Km .
de Herrera y a unos 25 Km .
al sureste de Écija. Desde mi casa, y mirando con unos prismáticos de
buen alcance, lo había localizado unos días antes, con su vieja silueta
soportando el paso de los siglos, como lo que ya es: un veterano bastión
cansado y olvidado sobre su cerro de 242 m . de altitud sobre el nivel del río Genil.
EN LA PARTE DEL SUR, UN AGUJERO EN LA MURALLA NOS DEJA VER LA CIUDAD DE ESTEPA Y SUS SIERRAS Y OLIVARES |
Al parecer, su nombre,
"ALHONOZ" en castellano, deriva del término árabe
"al-Hunur", que viene a significar "el último" bastión, o
"la última frontera" de la
Cora 0 Kora de Écija, nombre que se daba a una demarcación
del territorio en que estaba dividido al-Ándalus en los tiempos del emirato y
el califato de Córdoba, y ya aparece su nombre en crónicas árabes del siglo X.
Estas pequeñas fortificaciones
y las fuerzas militares que en él se alojaban, servían para vigilar y proteger
las fronteras del califato y los caminos que desde Córdoba y Écija conducían
hasta diversos puntos de la costa del Mediterráneo y Gibraltar.
Estos baluartes situados en lugares estratégicamente elevados estaban en contacto visual entre ellos; desde aquí se divisa con claridad la fortaleza de Estepa, el castillo Anzur, de Puente Genil, la torre de Gallape o Gayape cercana a El Rubio, y otras atalayas algo alejadas, que formando una red de vigilancia, en caso de peligro daban la alarma comunicándose entre si mediante señales de humo, y fuego por las noches.
Estos baluartes situados en lugares estratégicamente elevados estaban en contacto visual entre ellos; desde aquí se divisa con claridad la fortaleza de Estepa, el castillo Anzur, de Puente Genil, la torre de Gallape o Gayape cercana a El Rubio, y otras atalayas algo alejadas, que formando una red de vigilancia, en caso de peligro daban la alarma comunicándose entre si mediante señales de humo, y fuego por las noches.
POR ESTE GRAN AGUJERO ABIERTO EN LA MURALLA DEL ESTE, SE VE LA VILLA DE HERRERA A LA DERECHA, Y LA VEGETACIÓN DE LAS ORILLAS DEL RÍO GENIL, A LA IZQUIERDA |
Es pequeña la
fortificación. Su planta es cuadrangular
con gruesos muros de 24
metros de largo, que están reforzados en las esquinas
con cuatro torres cuadradas y macizas de unos 4,5 m . de lado; todo ello,
murallas y torres desmochadas, o sea, sin las almenas que presumiblemente tuvieron
en su día para la defensa.
Un enorme bloque de la torre del Homenaje que se ha caido y descansa sobre los restos de la muralla Oeste. |
La torre mayor o del
homenaje, está casi destruida y los grandes bloques de muros que quedan, se han
volcado y descansan sobre la muralla del lado Oeste, donde se cree que estaba
la puerta de entrada al recinto, de la que sólo queda un hueco sin forma de
puerta. Dicha torre mayor es rectangular en su forma, y mide 12,5 m . x 11 m . aproximadamente, siendo
el grueso de sus muros de 3,5
m ., y estaba
construida formando parte de la muralla, encastrada en ella, pero sobresalía más
hacia el exterior, para defender mejor el acceso a esa parte del castillo, que
era la más vulnerable o fácil de atacar, por la orografía del terreno.
El viejo edificio
que siglos pasados fue fortaleza militar, cuenta en su haber, además de mucha e
interesante historia, con populares y fantásticas leyendas románticas que lo
relacionan con grandes tesoros allí escondidos debajo de sus suelos y muros por
los moradores que lo habitaron, y por reyes árabes que alguna vez pasaron por allí; cosa
no certificada hasta ahora por ningún hallazgo, a pesar de los muchos agujeros que
algunos buscadores de tesoros han cavado sin éxito en el suelo del recinto.
Lienzo de la murala del Este, desde el interior, construida con argamasa. Se pueden ver las señales de los palos para edificar las murallas con tapiales |
También se cuenta en
los viejos relatos y otras leyendas, que los bandoleros que asolaban las
sierras y campiñas de estas comarcas de Estepa, Ronda, Osuna, Lucena, Antequera
o Écija entre otras, se refugiaban con sus caballerías dentro del recinto, al abrigo de las murallas
del castillo de Alhonoz, cuando huían de las fuerzas del orden que los
perseguían.
Sea como fuere, la
vida de este pequeño, viejo y casi arruinado castillo de ALHONOZ, está llena
de importantes hechos ocurridos en tiempos de la dominación islámica de España, que han quedado
escritos en la Historia.
EN ESTE AGUJERO AL LADO DE LA TORRE MAYOR, DICEN QUE PUEDE HABER ESTADO LA PUERTA DE ENTRADA AL CASTILLO. YO NO VEO FORMA DE PUERTA Y ES PEQUEÑO EL AGUJERO |
Hoy, a pesar de ser un
monumento que el 25-6-1985 fue declarado en RP (régimen de protección) como
B.I.C. (Bien de Interés Cultural), está casi en la frontera del olvido de las
Administraciones, y aunque no tiene mucho valor monumental, sí ha sido un
baluarte importante que no merece ser dejado de la mano de la restauración al menos de sus muros, antes que caigan,
para poder salvar lo poco que aún queda en pie (y original de su época) y que no lo ha tirado la desidia y la dejadez. De estar dicho recinto monumental en uno de nuestros pueblos o ciudades, ¿se hubiera dejado en el abandono que
está?, ¿o se hubiera acudido a restauralo antes que se derrumbe?
ABAJO DEL CERRO, EL GENIL SERPENTEA CON SUS MEANDROS DESLIZÁNDOSE EN SU LENTO CAMINAR POR LOS CAMPOS ANDALUCES, HASTA DESEMBOCAR EN EL GUADALQUIVIR, ALLÁ EN PALMA DEL RÍO. |
HECHA EN EL MURO DE LA TORRE DEL HOMENAJE, SE PUEDE VER UNA ASPILLERA O SAETERA PARA LA OBSERVACIÓN Y DEFENSA |
HIERBAS SECAS, RUÍNA Y SOLEDAD ES LO QUE QUEDA ENTRE SUS CUATRO PAREDES; Y LOS MUCHOS CONEJOS QUE ALLÍ HABITAN, DONDE ANTES FUERON GUERREROS SUS POBLADORES. |
Al lado de su
muralla norte, hay unas excavaciones hechas a partir del año 1973, por don Luís
Alberto López Palomo, que dieron como resultado el afloramiento a la luz, de
unos restos de edificaciones de épocas anteriores a la romanización de España,
que nos ponen de manifiesto la importancia estratégica que tuvo aquél lugar
elevado en la campiña, pero cerca de las aguas del río Genil, tan vitales para la subsistencia de hombres, ganados y caballerías.
Pero eso, se lo
contaré y mostraré en fotos, en un próximo artículo.
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