HISTORIA QUE TRATA DEL INDULTO DE LOS BANDOLEROS JOSÉ MARÍA HINOJOSA “EL TEMPRANILLO,
JUAN CABALLERO “EL LERO”,
JOSÉ RUIZ PERMANA,
JUAN CABALLERO “EL LERO”,
JOSÉ RUIZ PERMANA,
Y LOS HOMBRES DE SUS PARTIDAS
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Dos de los bandoleros más afamados de todas las tierras de esta Comarca de Estepa, y de las serranías de Andalucía, fueron José María Hinojosa “El Tempranillo”, nacido en Jauja, una pedanía de Lucena (Córdoba), y Juan Caballero Pérez, de Estepa.
José María Hinojosa, "El Tempranillo" |
Tras el indulto que el rey Fernando VII concedió a los cabecillas de las bandas; Juan Caballero Pérez, José María Hinojosa, y José Ruiz Permana, de Badolatosa, estos pidieron que no sólo a ellos se les debía otorgar esa Gracia, y no aceptarían el indulto si éste no se extendía y amparaba también a todos sus compañeros de partidas.
El estepeño Juan Caballero, exigió copia de los documentos de dicho indulto, firmada por el Corregidor de Estepa, y salió de esta villa dirigiéndose a Las Rozas de Morón de la Frontera, (pequeña comarca situada en el término de dicha localidad, limítrofe con el de Montellano, que comprende varios cortijos y caseríos), donde se hallaban escondidos la mayoría de los compañeros de las demás partidas de bandoleros. Allí encontró a los demás comandantes de las bandas: su “compadre” José María, y José Permana Germán, a los que informó de las condiciones del indulto, enseñándoles la copia del mismo. Juan Caballero escribió en un papel los nombres de todos los componentes de las cinco partidas; los hombres de ellos tres, los de la banda de Frasquito “de la Torre” (conocido así por ser natural de La Torre de Alháquime, en la sierra de Cádiz), y los de la partida de “Paulillo”.
También se incluyó en la lista de los que debían ser indultados, a aquellos hombres que se hallaban enfermos o heridos y estaban ocultos en otros lugares. En total, los componentes de las cinco partidas que se beneficiarían del indulto real, sumaban 185 bandoleros que estaban huidos de la Justicia, encontrándose presentes en Las Rozas de Morón en ese momento, sesenta y siete de ellos, y los demás, escondidos por estar enfermos o heridos.
Morón de la Frontera |
En esa reunión se acordó dar aviso a los otros que no se hallaban presentes para que fueran a sus casas a cambiarse de ropa, para reunirse después todos con sus comandantes en la ermita de la Fuensanta el día veintitrés de Julio, y desde allí, salir para Estepa y entrar juntos en la villa para recibir el indulto.
Con esta medida de Gracia, el Gobierno pretendía pacificar los territorios de Andalucía, en cuyos caminos, campos y serranías cometían sus robos y fechorías multitud de bandoleros.
Juan Caballero y su amigo y paisano Luís Borrego, se encaminaron hacia Estepa, pasando por los pueblos de la Comarca, dando aviso a los Alcaldes y Alguaciles Mayores, enseñándoles el documento de indulto, con el fin de que sus compañeros pudieran transitar libremente por dichos pueblos sin ser molestados, cuando acudieran a Estepa a recibir el perdón.
Ermita de la Virgen de La Fuensanta, en Corcoya |
Cuando casi un mes después, llegó el día veintitrés de julio, como estaba previsto, se hallaron en La Fuensanta, todos muy felices y con sus ropas mejores. Llevaban las armas y los caballos de su propiedad, y la mayoría de ellos iban acompañados de sus mujeres e hijos, formando una gran multitud que parecía, -según palabras del propio Juan Caballero-, “una romería”.
Todos los bandoleros encabezados por los tres Comandantes de sus Partidas, entraron en la villa de Estepa a las doce del mediodía, dirigiéndose seguidos por sus familiares hasta la Plaza del Ayuntamiento donde fueron esperados por la Corporación, presidida por el Corregidor de la Villa y los Alcaldes, el Comandante de las Milicias Nacionales de Écija, don Antonio Mauri, y otras personas importantes.
Plaza del Carmen y Ayuntamiento de Estepa. (Foto de José Báez) |
Al llegar la comitiva, el público y sus familiares de Estepa, aplaudían y gritaban de alegría, y a su llegada, hasta la banda de música local los recibió con sus sones. Después, el Sr. Vicario de Estepa en su alocución a los asistentes, dijo que el Rey se mostraba generoso y clemente, y ellos debían corresponder siendo honrados desde entonces y para siempre .
El Secretario dio lectura al documento que los indultaba, que fue escuchada por los allí presentes con mucha emoción y muchas lágrimas.
Acto seguido, el señor Brigadier con su Secretario, acompañados por un oficial de Tropa de Artillería con cuatro soldados, su pusieron al lado de una mesa y tras ser Juan Caballero el primero en poner pie en tierra desmontando de su caballo, ante el dicho Brigadier dejó sus armas sobre la mesa, siendo seguido por el resto de los hombres, que también hicieron entrega de sus armas y caballos. Tras la entrega de armas y monturas, cada uno de ellos se fue a su casa con sus familias.
Estampa de un bandolero de la época |
A Juan Caballero, como Gracia particular, el Brigadier militar le devolvió el caballo, mas él no quiso aceptarlo si no era con la condición de pagar su valor al Vicario de Estepa, para que éste repartiera dicho dinero entre los pobres.
De aquellos bandoleros indultados, los que quisieron se alistaron a una fuerza armada o Cuerpo Montado de Vigilancia y Seguridad comandado por el estepeño Juan Caballero, para perseguir y apresar a los demás compañeros bandidos rebeldes que no quisieron acogerse al indulto. Dicha fuerza se llamaría, Escuadrón Franco de Protección y Seguridad Pública de Andalucía.
Pero de esto, así como de la muerte de José María el Tempranillo, tratará el próximo capítulo de esta historia del bandolerismo andaluz.
Amigo Antonio...Muchas Gracias por tus trabajos inmejorables, de los cuales aprendemos cada día un poco mas...te felicito.
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