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Hace dos años, en el Congreso Nacional de Hermandades de "Las Angustias" celebrado en Cuenca, fue elegida Estepa como sede del IV Congreso que tendrá lugar en nuestra ciudad en el mes de diciembre próximo.
Para los estepeños que residen fuera, y para todos aquél lector interesado en el tema, les presento el cartel que anuncia la presentación del mencionado Congreso, y además, les traigo aquí un poco de la historia de nuestra hermandad obrera de La Virgen de Las Angustias, de Estepa, escrito que corresponde a una parte de la Ponencia que presenté el pasado mes de septiembre en las Jornadas de Historia de Estepa, dedicadas a las Hermandades y Cofradías de nuestra ciudad.
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LOS PREÁMBULOS DE LA FUNDACIÓN DE LA HERMANDAD
Para centrarnos en aquella época, hay que decir que Corrían tiempos de desdichas, penurias y estrecheces económicas en aquellos aciagos años de la postguerra española. Las familias de entonces, algunas con muchos hijos, tenían necesidades que cubrir y había que llevar a casa el sustento diario. Había trabajo, sí, mucho; pero pocos eran los derechos de los trabajadores, y el jornal por tantas horas a veces de sol a sol en las faenas del campo; la siega, el arado, cuidando animales, en el andamio o en cualquier labor, era muy escaso para alimentar a los hijos.
Ya no se pasaba tanta hambre como recién acabada la guerra, es cierto; pero había muchas penurias y carencias en los hogares más humildes.
La enseñanza que se daba en las escuelas dejaba mucho que desear, el índice de analfabetismo sobre todo en personas mayores, era muy elevado. Por aquellos años cincuenta, gracias al Plan Marshal llegado de los Estados Unidos como ayuda a una España empobrecida y subdesarrollada por las secuelas de una guerra que hacía unos quince años había terminado, en las escuelas durante el recreo de la mañana se daba a los niños aquella leche en polvo disuelta con agua. Y para la merienda de la tarde, un trozo de queso –por cierto muy bueno–, que venía envasado en una lata.
Había escasez de muchas cosas elementales, pocas inquietudes culturales, y menos aún, tiempo para dedicar a otros asuntos y actividades que no fueran las preocupaciones por superar el día a día de aquellos años de tantas necesidades y escasas libertades.
En ese ambiente y en las circunstancias sociales que rodeaban la vida de los pueblos españoles, se desenvolvía el proceso que poco a poco se fue gestando en nuestra pequeña ciudad, hasta culminar finalmente con la fundación de esta Hermandad de endurecidos hombres estepeños, netamente obreros.
El nexo de unión entre todos ellos, el agente catalizador que los puso en marcha, fue aquél hombre; un simple y querido cura de pueblo, del que más adelante tendremos ocasión de hablar.
LA FUNDACIÓN
Y así fue como comenzaron unos sencillos albañiles que por esos días trabajaban en el recinto de la vieja iglesia de La Victoria, a dar forma y forjar en sus mentes la idea y los principios de nuestra Hermandad.
Se empieza a generar dicho pensamiento fundacional, pocos años después de la llegada a los pueblos españoles, de la imagen itinerante de la Virgen de Fátima venida desde Portugal, que hizo su llegada y entrada a Estepa en fervorosa y multitudinaria procesión por la Plaza del Llanete.
Ese acontecimiento religioso que aún recuerdan nuestros mayores, tuvo lugar el día 11 de noviembre del año 1950. Con ocasión de tal evento, en la Plaza del Carmen fue instalado un fastuoso altar, donde se celebró una multitudinaria misa muy solemne, a la que acudió la gran mayoría de los vecinos de Estepa.
El Salón y las calles adyacentes a él, estaban repletas de una muchedumbre enfervorizada.
A partir de la visita de dicha imagen que fue recibida con tantísimo entusiasmo, en el ánimo de las gentes de Estepa comienza a forjarse un sólido sentimiento y espíritu de fervor popular, con un movimiento en auge hacia la devoción católica y mariana, que don Manuel de Lassaletta, el dinámico párroco de San Sebastián, aprovecha para crear y fomentar la actividad asociativa y de amistad entre sus feligreses, en el ambiente popular de exaltación y religiosidad en que se desenvuelven aquellos años.
Y así, “al pie de un andamio”, tal y como dicen los Estatutos de esta Hermandad, comienzan los ilusionados contactos entre compañeros y amigos, donde afloran las inquietudes de unos oficiales y peones deseosos todos ellos de crear una Hermandad netamente obrera, que represente esencialmente a su gremio: el de los albañiles.
Pero a pesar del carácter obrero donde primarán –entre otras–, la pobreza y la austeridad como normas por las que se regirá la futura Hermandad como mandan sus Estatutos, son muchas en nuestra ciudad, las personas, hombres y mujeres pudientes y de clase social alta, las que con su esfuerzo, dedicación y apoyos económicos, ayudan al fundador en el proyecto de la creación de esta Cofradía.
Ejemplo de ello, entre otras personas, son; doña María Moreno Moreno, entonces Presidenta de Acción Católica y después Camarera de la Virgen de Las Angustias, y su esposo, don Francisco de Paula Juárez Frutos, hombre culto y excelente trovador de las cosas de su pueblo, autor de un poema de gran belleza y sensibilidad, fechado el 12 de abril de 1956, y dedicado a esta Hermandad, titulado “Lunes Santo Corachero”.
Dichas personas y otras muchas, ayudaron cuanto pudieron al sostenimiento de la incipiente Hermandad.
Comenzaron las conversaciones e ilusionados proyectos informales de fundación, en los primeros años de la década de los cincuenta del pasado siglo, en reuniones de los obreros estepeños mantenidas con quien iba a ser el alma máter de aquél ilusionado proyecto, cuyo apoyo moral y esfuerzo personal, otorgaría aliento y realidad material a aquella idea inicial, confiriéndole su impronta propia dotándola de unos valores de los que era ferviente seguidor y férreo practicante.
Y por fin en el año 1955, los “blanquillos” de entonces y su párroco, deciden ponerle nombre y fundar su Hermandad Obrera, a la que intitulan de María Santísima de Las Angustias, San José Obrero y San Pío X, de Estepa.
Una vez dado este primer e importante paso, aún no se habían escrito los Estatutos por los que guiarse, aunque sí se constituyó una primera Junta de Gobierno de cuya composición y acta –lamentablemente–, no hay constancia escrita, pero se sabe que en dicha reunión de los hermanos iniciales o fundadores, fue elegido como primer Hermano Mayor, don Manuel Amador Amador.
Al año siguiente de esta primera Junta, en 1956, se lleva a cabo la Estación de Penitencia inaugural de esta Hermandad, con la precariedad lógica que es de suponer por la falta de medios, y la austera procesión inicial es acompañada esa noche por pocos hermanos, que en su recorrido por las calles alumbran a la Virgen con bengalas encendidas.
Como anécdota curiosa, diré algo ya sabido: que algunas de las flores que exornaron el paso de la Virgen en sus difíciles comienzos, fueron los humildes “jaramagos” que se crían en el campo, y que aún en la actualidad siguen acompañando el paso, testimoniando con su sencillez y pobreza el paralelismo existente con la humildad y la austeridad de esta Hermandad y de su Virgen titular.
Dos años después, en 1958, el día cinco de junio se reúnen en la sacristía de la ermita de Santa Ana los miembros de una nueva Junta de Gobierno, esta vez presidida por don Juan Borrego Castillo, en la que se dan a conocer en esta primera Acta de la que sí hay constancia, los ingresos y pagos que tiene la Hermandad desde primeros de ese año.
Los ingresos con que cuentan son: 8.492 pesetas con 40 céntimos; los pagos: 6.375 pesetas con 70 céntimos, y les queda unas existencias en metálico de 2.116 pesetas y 70 céntimos; 12 euros con 72 céntimos actuales, para administrar la Cofradía.
También en la reunión de ese mismo día se presenta a los componentes de la nueva Junta de Gobierno electa, para su aprobación, y en ella se da lectura para conocimiento de los hermanos, de los Estatutos o Reglas recién redactadas, que a petición de don Manuel de Lassaletta fueron manuscritas por el entonces joven de quince años, don Rafael Romero Jiménez, a quien el fundador pidió que escribiera su nombre, exclamando luego al ver una muestra de su escritura “redondilla”… ¡ya tengo escribano!
Dichas Reglas están fechadas el día 23 de junio de 1958, y se presentaron en esta reunión antes de ser remitidas al Arzobispado para su visto bueno aprobatorio. Y de ahí en adelante, la humilde Hermandad de la Virgen de las Angustias ya tuvo sus Estatutos, dando comienzo a su andadura, guiándose hasta el día de hoy lo más fielmente posible, por unas reglas inspiradas en los ideales de aquél hombre humilde, que fue su fundador.
Después de esta primera Junta asentada en el libro de Actas, me comenta don Manuel Gonzáles Juárez –que sucedió en el cargo de Hermano Mayor a don Juan Borrego Castillo en reunión celebrada el día 1 de mayo de 1961, y de cuyo hecho no hay constancia–, que siguieron escribiéndose las Actas de reuniones posteriores, aunque afirma que lamentablemente no existen los libros que darían fe escrita de tales Cabildos.
Ello se debe posiblemente, a que al no tener la Hermandad casa propia, ha debido extraviarse dicho libro, o permanece olvidado en un domicilio particular de cualquier hermano que lo custodiaba, por lo que el Acta siguiente que aparece después de la primera que abre el libro, corresponde al Cabildo celebrado el día siete de febrero del año 1986, para dar fe de la nueva Junta de Gobierno celebrada un año antes, el 24 de febrero de 1985, en la que es elegido Hermano Mayor, don José Antonio González Fernández.
Hay por tanto un período de vacío epistolar en la memoria de esta Cofradía, una laguna de veintiocho años, de los que nada se sabe documentalmente escrito; de ellos, quedan sólo los recuerdos y las palabras de quienes vivieron esa etapa.
En los primeros años, la Hermandad comenzó su andadura haciendo la primera estación de penitencia con un paso que había pertenecido a la Hermandad del Calvario, que fue adquirido por un benefactor de esta Hermandad; don Luís Martín Juárez, quien posteriormente hizo donación de él, a nombre de su hijo don Luís Marcos Martín.
El señor Martín Juárez, conocido empresario estepeño de la construcción, colaboró económicamente con nuestra Hermandad en las ocasiones que le fue solicitado, y en todo cuanto pudo para cubrir las necesidades de esta nueva Hermandad con espíritu de sencillez y caridad, en cuyo apartado preliminar de sus Estatutos se dice de ella, que es: “Nacida esta Hermandad netamente obrera, al pie de un andamio, en una conversación confidencial con los obreros, siempre deseosos de encontrar “su” vida espiritual acomodada al carácter duro y sencillo de su vida ordinaria, en un ambiente esencialmente andaluz y sevillano”.
Antonio Rodríguez Crujera
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Si quieres mayor información sobre el el IV Congreso de Hermandades y Cofradías de la Virgen de Las Angustias,
y ver el vídeo promocional donde conocerás un poco
de nuestra Hermandad y de su estación
de penitencia por las calles de Estepa,
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Os recomiendo Hermanos en Cristo y en Maria Santísima de las Angustias que visiten el vídeo promocional de IV Congreso de HH y CC de Nuestra Señora de las Angustias.
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