EL TIEMPO EN ESTEPA

EL TIEMPO: PREVISIÓN METEOROLÓGICA PARA ESTEPA

jueves, 23 de octubre de 2014

SOBRE LA HISTORIA DE LA IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN, Y SU ÚLTIMA RESTAURACIÓN: 1962 – 1982

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PATRONA DEL CASTILLO Y VILLA DE ESTEPA, 

DESDE SU CONQUISTA EN EL AÑO 1241

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La Virgen de la Asunción en su Camarín
El patronazgo de la Virgen de la Asunción y su culto en Estepa, se remonta en el tiempo a los años postreros de la conquista de este castillo y su villa por el rey Santo, Fernando III. Tras el asedio y toma del castillo y su villa a los árabes, la Virgen de la Asunción es elegida por patrona, se instituye una Cofradía o Hermandad en su honor, y se construyen también una ermita donde darle culto y un Hospital Real para pobres enfermos, que desde entonces, siempre estuvo ligado a dicha Cofradía. Ambos, ermita y hospital, en un principio estuvieron ubicados en la vieja población existente dentro del recinto que protegían las murallas.

Tras unos primeros años de esplendor, la Cofradía pasó un período de decadencia, a lo que se unió que unos siglos más tarde, tras el devenir de la Historia y después de concluidas las guerras contra los moros y la toma de Granada, con el tiempo, la villa existente en nuestro Cerro de San Cristóbal va sufriendo una paulatina despoblación y abandono al construirse nuevos arrabales, cuevas y casas extramuros de las murallas, desapareciendo entonces la primitiva ermita y el hospital, decayendo un poco la Cofradía creada en honor a la Virgen de la Asunción.

Pero a principios del siglo XVII se reanuda, cobra fuerza otra vez la devoción a la Patrona de Estepa, y en el año 1616 se vuelve a construir una ermita nueva, esta vez, en la actual calle Castillejos. Pero tan sólo estuvo treinta años abierta al culto, pues el día nueve de abril de 1646, la imagen de la Virgen fue trasladada a la sala de la enfermería del hospital, y al día siguiente, diez de abril, se emprendieron los trabajos de derribo de la iglesia, que como se ha dicho, fue construida treinta años antes.
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Tras la demolición del edificio, se abordaron las obras de construcción de la nueva y actual iglesia, que se prolongaron durante seis años. El día diez de agosto de 1652, el entonces vicario del Estado Estepa, don Gerónimo de Rivera, bendijo el nuevo templo, tras lo cual, tuvo lugar una solemnísima ceremonia y procesión con traslado de la imagen de la Virgen de la Asunción, desde la enfermería del colindante hospital, hasta el Camarín de la recién edificada iglesia y lugar de Culto, en el que Estepa la venera desde entonces.

Para conmemorar este acontecimiento tan deseado por la población, hubo grandes celebraciones y festejos: danzas populares, engalanamiento de las calles con colgaduras, y la asistencia de muchísimas personas venidas de los cortijos, lugares y poblaciones de la Comarca.

Entre el  Hospital Real de pobres enfermos, y el Palacio del Marqués de Cerverales
Esta bellísima iglesia en la que destaca su portada de piedra con bello balcón en el segundo cuerpo, atesora también una exquisita decoración pictórica con alusiones a temas devocionales hacia la Virgen, con bellas pinturas realizadas por maestros italianos. Está enmarcada entre dos edificios de gran valor arquitectónico y patrimonial que posee Estepa: se trata del  Hospital Real Para Pobres Enfermos, y de la casa Palacio del Marqués de Cerverales. El primero de ellos data del siglo XVII, mientras que el segundo fue construido a mediados del XVIII.
La conocida como casa del Marqués, fue desde su construcción hasta 1874, la sede donde estuvo ubicada la Institución de la Vicaría de Estepa, y también, lugar de residencia de los Vicarios.
Y ahí continúa la iglesia de La Asunción, trescientos sesenta y dos años después.
 
Isidoro y su jefe, don Antonio Llopart
Y desde entonces, no se había llevado a cabo en ella una restauración tan completa y compleja como la iniciada en 1962. Las últimas obras realizadas en este templo, tuvieron lugar hace sólo unos años; para preservar de la humedad de la lluvia la bóveda de cañón y sus pinturas, fue necesario reparar el tejado de la iglesia. 

Los primeros trabajos de albañilería, aislamiento para la humedad en los zócalos, enlucido de muros, decoración y recuperación de la parte pictórica en cuadros, cúpulas, cornisas, paredes, etc. comenzaron como he dicho en el año 1962, y fueron llevadas a cabo bajo la dirección y supervisión del  entonces afamado maestro pintor y restaurador catalán, don Antonio Llopart i Castells (ya fallecido), y de su socio y compañero, don Liberto Anglada.

En plena labor restauradora
Estos maestros restauradores, trabajaban en la iglesia esporádicamente en las labores de su rehabilitación, y marchaban por un tiempo a distintos lugares de España donde tenían otras obras similares a las de Estepa, y aquí, quedaba haciendo casi la totalidad de los trabajos de restauración, el entonces muy joven pintor gaditano, don Isidoro Fernández Casar, a quien quiero dedicar este trabajo en su homenaje, por ser una persona casi desconocida para muchos estepeños de aquélla época, y por la totalidad de las nuevas generaciones que aún no habían nacido.
Isidoro Fernández Casar, realizando sus trabajos de restauración
Y deseo brindarle a mi amigo Isidoro este trabajo, para que desde su publicación, quede constancia escrita de reconocimiento hacia quien durante varios años, cargó con casi la mayor parte en la responsabilidad en los trabajos de restauración de nuestra iglesia patronal. 
Las mencionadas obras mantuvieron el templo cerrado al culto religioso durante veinte años; los que van desde su inicio en 1962, hasta su culminación en 1982.


2011. Pintando un cuadro de San Juan de la Cruz, para el altar mayor de la iglesia del convento de las Carmelitas Descalzas, de Cádiz.
Isidoro Fernández, el personaje que nos ocupa ahora, y a quien va dedicado este trabajo, cursó sus estudios en la Escuela de Artes Aplicadas, en Cádiz, terminando su formación en 1968 a los veinte años de edad. En 1969 estuvo trabajando en Zaragoza durante poco tiempo, pues a finales de ese mismo año, fue contratado por su jefe, don Antonio Llopart, para venir a Estepa a hacerse cargo de la restauración en nuestra iglesia.

Por ese tiempo, -1969-, le conocí; era un joven elegante, que en vez de corbata, lucía en el cuello un fino lazo de terciopelo negro, y en el mentón una pequeña "perilla" con escasa barba. 
Enterado de la restauración e interesado y deseoso de ver su proceso, fui un día por la tarde-noche a la iglesia, y conversando con él mientras hacía su trabajo en lo más alto de los andamios que se instalaron por todo el templo, así comenzó nuestra amistad que aún perdura. Yo lo veía ejecutando sus conocimientos y admiraba su labor; unas veces, trabajando con la técnica del dorado con pan de oro, adhiriendo en las pinturas mediante un cepillo las finísimas láminas de ese metal; otras, calcando sobre un fino papel los dibujos y adornos existentes para trasponerlos después en los lugares donde se perdieron al ser enlucidos los muros; o reavivando los colores en figuras, cornisas, angelitos etc., y siempre delante de los potentes focos que le daban luz. 
Cúpula del Templo
Unos trabajos y técnicas que yo observaba sin molestarlo. Y así, de vez en cuando iba a verlo trabajar por las tardes, subía con él a los andamios –y como anécdota–, recuerdo que uno de aquéllos días, estaba pintando los medallones redondos y ovalados que hay en la cúpula del altar mayor, y pude tocar con la mano el adorno o filigrana que hay colgando en el centro de la preciosa bóveda y me dije: – “ya, nunca más volveré a tocar esto”.

Con él también trabajó ayudándole en las tareas restauradoras, otro estepeño, Manuel Arias Fernández.

Así, continuó nuestra amistad, y con ocasión de hacernos cargo unos jóvenes de la Hermandad de la Borriquita, le llamé para que nos retocara los estropeados y desconchados adornos en las molduras doradas del viejo paso que perteneció a la Hermandad de Ntro. Padre Jesús, que era el que nos habían cedido para sacar por primera vez la Hermandad de los niños. Él accedió con gusto, y en la cochera de don Eloy Machuca (q.e.p.d.) nos lo adecentó con algunos retoques de pintura.

Ahí estamos, en el Cuartel de Artillería. Sevilla
Aquí estuvo hasta 1970, año en que tuvo que incorporarse al servicio militar. Y casualidades de la vida; después de hacer el período de instrucción, los dos fuimos destinados al mismo acuartelamiento: el Regimiento de Artillería de Campaña, nº 14, con sede en Sevilla, donde estuvimos casi un año, juntos.

Terminado el paréntesis del servicio militar, en 1971, mi amigo Isidoro volvió a retomar sus trabajos restauradores en Estepa. Se casó y trajo con él a su esposa Carmen y a su hija Mayka; después nació Susana, su segunda hija.
 

Y  ya, con una familia a su cargo, no pudo estar por más tiempo trabajando lejos de los suyos y de su querida “Tacita de Plata”, a la que regresó el día 12 de mayo de 1974, para desempeñar allí otros trabajos. 

Ahora, amigo Isidoro, mi deuda –y la de los estepeños–,  de reconocimiento hacia tu persona y tu gran labor desarrollada en uno de los templos más bellos y hermosos de nuestro patrimonio monumental, ya está pagada; y en la historia de los años futuros quedarán escritos tu nombre y tu inestimable colaboración en la restauración de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, la imagen venerada de la Patrona de esta ciudad,  desde los tiempo pretéritos de la conquista de Hisn-Istabba por el rey San Fernando, en mil doscientos cuarenta y un años, de la Era cristiana.



Un abrazo, amigo.

1 comentario:

  1. Antonio,si te digo que "lo tuyo" es para escribir un libro; está claro que me quedaría corto. Simplemente, pienso que eres genial.

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