EL TIEMPO EN ESTEPA

EL TIEMPO: PREVISIÓN METEOROLÓGICA PARA ESTEPA

domingo, 15 de febrero de 2009

A PROPÓSITO DE MARTA...

No sé por qué, pero desde que desapareció la chica sevillana Marta del Castillo, una maléfica intuición me hacía sospechar que nada bueno le había ocurrido, y que el resultado final sería trágico, muy trágico.

Lo sospechaba, lo presentía, y así ha sido, desafortunadamente.
Por eso, pensaba con consternación, que de nada, o para nada ha servido tanta movilización y difusión del caso en foros, Blogs y demás páginas de Internet, en la Televisión ni en las cadenas de radio. Inútil ha sido el reparto y pegada de fotos; ni mucho menos eficaz, las manifestaciones de amigos y familiares con las pancartas pidiendo la vuelta de Marta a casa, sana y salva. Para nada sirvió todo eso.
El mal nacido hijo de puta -y perdone el lector la expresión nacida de la rabia que siento, pero no puedo callármela-, sabía que Marta no iba a regresar nunca, no podía volver, pues él, el muy hombre machote después de haberle quitado lo más preciado que tiene todo ser humano: la vida, se encargó de echar su cuerpo al río para que iniciara un fatídico viaje sin retorno.

Ayer sábado por la tarde cuando veía y escuchaba en las noticias de la televisión, que los submarinistas de la Policía Nacional y de la Guardia Civil rastreaban las márgenes del Guadalquivir y sus profundidades, aún no se había informado al público sobre la confesión de asesinato del ex novio de la muchacha. Y tampoco hacía falta, pues cualquiera, o al menos yo, deduje que si se buscaba en el río después de veintiún días, era porque el canalla asesino había confesado que la mató y arrojó su cuerpo a las aguas del Guadalquivir a su paso por Sevilla.
Hasta el momento, yo al menos no sé si habrá aparecido el cadáver, pero será muy dificultoso hallarlo, con tanto tiempo transcurrido. La corriente lo habrá desplazado quizá muy lejos…
En la tarde-noche de ayer sábado, ya se hizo oficial la noticia de la confesión de asesinato cometido por este niñato canalla, según dicen, con vida muy agitada, de extraños modales, y muy celoso. Ahora le toca el turno a la Policía, de esclarecer y averiar todo lo que concierne a este asesinato y sus causas. Y después, a los jueces les competerá aplicar la máxima pena que merezcan el asesino y su amigo, el cómplice que le ayudó a deshacerse del cadáver, y que tan cínicamente colaboraba con la familia de Marta y los demás amigos en la búsqueda de la chica, sabiendo que entre ambos acusados habían arrojado el cuerpo a las aguas.
No cabe ser más canallas ni desvergonzados cínicos asesinos.
Que la Justicia actúe contra los culpables; pero con esta clase de gentuza sin conciencia, que lo haga aplicándola con la mayor contundencia y dureza para que los ciudadanos nos sintamos verdadera y ciertamente protegidos por la Ley, y los padres, más tranquilos por la seguridad de nuestras hijas e hijos.
Si no es así, las personas vivirán en el desamparo ante esta calaña de gente vil, malnacida y sin conciencia.

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