Dichos límites fronterizos, se modificaban hacia uno u otro reino, según los ataques e incursiones que hacían las tropas de un lado u otro de la frontera, y como es de suponer -y así lo afirman las viejas crónicas de la Historia-, mientras Estepa estuvo estratégicamente situada en la zona de dicha frontera, llamada también "la banda morisca", no gozó en ningún momento de un respiro de paz y tranquilidad, y debió correr la misma suerte que otras plazas fronterizas de esa misma banda; que se tomaban y se perdían por uno u otro bando en las luchas y refriegas que ambos reinos mantenían para conservar sus tierras y los baluartes que las defendían.
La fortaleza amurallada de Estepa, oteando vigilante el horizonte de la frontera entre reinos
Unos veintiséis o veintisiete años después de ser conquistada por su padre, el rey don Alfonso X “El Sabio” llevó a cabo esta donación de la fortaleza de Estepa a la Encomienda Santiaguista, mediante una carta de privilegio que concedió en la Corte establecida en los Reales Alcázares de la ciudad de Sevilla, el día 29 de septiembre del año 1267 de la era actual.
El papa concedió a la Orden de Santiago otro privilegio: el de hacer predicar la Cruzada en estos reinos y destinar los derechos que recaudara a la defensa de la frontera, cuyo privilegio, fue confirmado años después, en 1303, por el rey de Castilla y León, don Fernando IV “El Emplazado” -biznieto del rey Fernando III “el Santo”-, nacido en Sevilla el 6 de diciembre de 1285.
Dicho privilegio, -escrito en el bulario de la Orden de Santiago, año 1303, escritura 1ª-, fue confirmado por el rey en los siguientes términos, y en él se acredita la situación fronteriza tan arriesgada que vivía Estepa, y la mucha importancia que para la Corona tenía este castillo y villa:
<< Don Fernando por la gracia de Dios Rey de Castiella, etc. A todos los Concejos, Alcaldes, Jurados, Juezes. Justicias, Merinos, Comendadores, Sozcomendadores, e Aportellados e a todos los otros Omes así Crérigos como Legos de las Villas o de los logares del Arzobispado de Toledo e de los Obispados de Cuenca e de Córdoba e de Jaén que esta mi carta vieren salut e gracia: Sepades que D. Julián Ossorez, Maestre de la Cavallería de la Orden de Santiago nos mostró Privilegios del Papa, en que él da poder al Maestre de Santiago, que aya de ver e de procurar fecho de la cruzada en todos los míos Regnos, e que la faga predicar, e recabdar todos los derechos que a la Cruzada pertenecen daquí adelante, e que pueda encomendar este fecho a quien él toviere por bien para mantenimiento de la Frontera e de los Castiellos de Huesca, e de Orza, e de Castiel de Galera, e de Benamexí, e de Estepa, etc. que son en Frontera de moros, que es muy grant servicio de Dios e mío, e amparamiento de la mi tierra, e para quitar los Captivos que captivan, e en defendimiento de la Fe etc. >>
Lo que nos da hoy una idea de la peligrosidad que se vivía en estas tierras por aquellos años de luchas y constante alarma.
Una idea aproximada de cómo pudo ser el castillo y la villa de Estepa en el siglo XVI
Como se ha dicho antes, la franja fronteriza donde se hallaba situada la Estepa medieval, unas veces se extendía o desplazaba al este, y otras hacia el oeste, según de donde venían los ataques, y dentro de esa zona estaban enclaves como Antequera, Archidona, Estepa, Montilla, Aguilar de la Frontera y otros, de enorme importancia defensiva. En los contornos de esas ciudades, había luchas y muertes, se hacían arrasamientos, talas de campos, robos de ganados, destrozos, quemas de cosechas, rivalidades; ataques que llevaban a cabo los de un bando contra los de otro, en cuyas incursiones ambos grupos tomaban prisioneros que quedaban cautivos para negociar con ellos.
Uno de estos episodios muy curioso por lo insólito de la reacción y la valentía demostrada por las mujeres que lo llevaron a cabo, es relatado así, más o menos, por don Antonio Aguilar y Cano en el Memorial Ostipense.
Los moros del Castillo de Archidona, durante una de sus incursiones a esta parte de la frontera del reino de Castilla, habían tomado como cautivos a dos guerreros de Estepa que hacían frecuentes correrías por la frontera estepeña, seguramente ejerciendo su labor de vigilancia y defensa. Estos eran, Francisco de Torres “el Bueno”, y su hermano Pedro Díaz de Torres.
Enteradas las dos mujeres; Inés Pérez y Antona Martín “la Cana” del apresamiento y cautiverio de sus esposos, formaron un grupo de rescate y armados, salieron con mucha gente de esta villa, deudos y criados, a correr las fronteras hasta que lograron alcanzar, batir y derrotar a los moros, algunos de los cuales eran importantes o principales, y los tomaron como cautivos que después canjearon por sus maridos. Una vez hecho el rescate y orgullosas de su hazaña, volvieron grupas hacia estas tierras, y entraron con sus esposos por las puertas del castillo de Estepa, tras demostrar su bravura.
Era pues Estepa en esa época de la Historia, un importante punto de defensa que había que reforzar para detener a las huestes moras del reino de Granada, que en varias ocasiones a lo largo de siglos, llevaron a cabo contra esta villa y sus campos bárbaras correrías en las que asolaban campos arrasando y quemando todo a su paso. Después del ataque se replegaban con el botín y el daño hecho, abandonando la frontera para ponerse a salvo refugiándose en los territorios montañosos del reino granadino.
Nunca pude imaginar que después de hacer un poco de chanza sobre la ausencia de Pregonero de la Semana Santa de Estepa del año próximo en mi Blog, y sabiendo los entuertos que ha tenido que lidiar el Consejo de Hermandades para salir del escollo; repito que jamás me imaginé que ese altísimo honor de ser Pregonero pudiera recaer en tí y lo digo de corazón y sin minusvalorar tu excelente calidad poética y narrativa, pero la última persona a la que yo pensaba que acudirían desde el Consejo, eras tú sobre todo porque no te imaginaba imbuido en el mundo cofrade estepeño. Ahora que me ha llegado la noticia de tu designación para tan magnífico evento, de doy mi más sincera enhorabuena y te deseo lo mejor, aunque estoy seguro de que sin lugar a dudas pondrás tu granito de arena en nuestra historia pregonera estepeña. Un saludo y felicidades.
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