CARTA ABIERTA A NUESTROS
QUERIDOS POLÍTICOS
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Estimados señores del Gobierno:
Por estos días estamos escuchando en la televisión, la noticia del proyecto que quiere enviar al Congreso el Ejecutivo del Sr. Rodríguez Zapatero, consistente en retrasar la edad de la jubilación de los trabajadores a sesenta y siete años. (Los empresarios, quieren que sea hasta los setenta)
¿Esto es verdad, o nos estáis tomando el pelo? ¿No será un globo sonda para ver cómo reacciona el personal? Os la estáis jugando; seguid, seguid así, y os la vais a ganar en las próximas, si seguís así de tontos, porque el pueblo da, y el pueblo quita; no lo olvidéis nunca.
Y el pueblo, tiene muy buena memoria
Pensáis que -afortunadamente-, ha aumentado la esperanza de vida para las personas, y por eso queréis aumentar vosotros dos añitos más la vida laboral -como propina-, para que el pobre trabajador que está hasta los cojones de estar cansado ya; harto ya de estar harto, machacado por la edad, pueda recibir una pensión que tan merecidamente se ha ganado después de dejarse la piel trabajando durante más de cuarenta años.
¿Es que no os da vergüenza por la cara pensar eso? Nada más pasar la idea por vuestras mentes calenturientas, ya sois culpables y responsables de pretender esta felonía para el trabajador. Y eso, que sois de izquierdas.
Vamos a ver si explico lo que pienso.
Las circunstancias no son las mismas para todos los trabajadores a la hora de desarrollar nuestro trabajo.
Vosotros, los políticos, ganáis muy buenos sueldos, y a los ojos del pueblo, no dais ni golpe (salvo excepciones de alcaldes y otros, que sí trabajan mucho); y si sois ministros, mejor sueldo aún y luego, a descansar jovencitos aún, y una paga vitalicia durante no sé cuánto tiempo. Así aguanta un tío como vosotros, no digo hasta los setenta años, sino hasta que se muera.
No es igual para un hombre, ser ministro en un despacho alfombrado, sin frío ni calor; diputado sentado en su escaño sólo para votar; funcionario sentado atendiendo “el mucho trabajo que se le viene encima”; médico rellenando recetas; oficinista en su despacho; conserje, dependiente de comercio, abogado… etc. etc., que ser albañil echando hormigón o dándole al pico y la pala; obrero del campo recogiendo aceitunas o arando la tierra; herrero golpeando hierros con el martillo; mecánico trabajando duro debajo de un coche; camionero dando más horas que un reloj en esas carreteras.
Cuando uno tiene ya más de cuarenta y tanto años cotizados y trabajados, quiere pasar los últimos que le quedan descansado un poco y disfrutando de la vida, antes de irse al otro mundo, donde no hay parados, ni gente que trabaje.
Aquí sí hay más de cuatro millones de parados, y ustedes quieren que aún trabajen más lo viejos, cuando los jóvenes, lamentablemente no pueden hacerlo porque no hay donde trabajar.
Es vergonzoso ver a tantos hombres y mujeres jóvenes y en plena forma y buenas aptitudes para desarrollar un trabajo, y no pueden hacerlo porque no lo encuentran. Eso, clama al cielo.
Sin embargo ustedes, quieren que los más viejos, lleno ya el cuerpo de achaques y el estómago de pastillas para sus males, sigan trabajando aunque sea con el bastón en una mano y la herramienta en la otra, mientras los jóvenes que están sanos y pueden desarrollar sus trabajos en plenitud de sus condiciones físicas, estén apuntados en las oficinas de empleo. Tiene mucha guasa la cosa.
Mejor será que retiréis el proyecto, jubiléis a los veteranos y deis ese trabajo a los jóvenes, que cotizarán a la Seguridad Social; así reduciréis el número de parados.
El tiempo apremia, y las próximas están peligrosamente cerca.
Afectuosamente, sin acritud. (Pero con mosqueo)
Afectuosamente, sin acritud. (Pero con mosqueo)
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