LAS DECLARACIONES
“MAL INTERPRETADAS”
DE UN OBISPO
“MAL INTERPRETADAS”
DE UN OBISPO
______________________
"Desde su nombramiento como obispo de San Sebastián, con él llegó el escándalo, la polémica, y ahora unas declaraciones que nadie diría salidas de la boca de un obispo seguidor de la doctrina de Cristo. O tal vez sí, como ha ocurrido".
"Desde su nombramiento como obispo de San Sebastián, con él llegó el escándalo, la polémica, y ahora unas declaraciones que nadie diría salidas de la boca de un obispo seguidor de la doctrina de Cristo. O tal vez sí, como ha ocurrido".
------------------------------
El personaje en cuestión, al que los medios de comunicación lo tachan de ultraconservador, se llama José Ignacio Munilla, y ya al ser designado para ocupar la sede episcopal, llegó envuelto en la polémica, porque el referido “pastor de almas”, es rechazado por el 77% de su “rebaño”, o sea, de los curas guipuzcoanos que deberían tener el deber de la obediencia hacia él. Pues esos, no lo quieren mucho.
Las declaraciones que este señor hizo en la Cadena Ser al ser entrevistado, han saltado a los medios de comunicación envueltas en la polémica, y no es para menos.
Dice el hombre, que “Existen males mayores que los que están sufriendo “los pobres” en Haití, como “nuestra pobre situación espiritual”.
¡Manda huevos, la cosa!
Con toda seguridad, serán más de cien mil, las personas -incluidos los niños-, que habrán perdido la vida en el terremoto de Puerto Príncipe, y este bocazas, se permite venir con cuentos y discursos teológicos sobre nuestra “pobre situación espiritual”.
Las declaraciones que este señor hizo en la Cadena Ser al ser entrevistado, han saltado a los medios de comunicación envueltas en la polémica, y no es para menos.
Dice el hombre, que “Existen males mayores que los que están sufriendo “los pobres” en Haití, como “nuestra pobre situación espiritual”.
¡Manda huevos, la cosa!
Con toda seguridad, serán más de cien mil, las personas -incluidos los niños-, que habrán perdido la vida en el terremoto de Puerto Príncipe, y este bocazas, se permite venir con cuentos y discursos teológicos sobre nuestra “pobre situación espiritual”.
¿Pero qué se ha creído? ¿Acaso ha ido allí, ni va a ir, a retirar de las calles a los muertos que están saliendo de debajo de los escombros? ¿A darles comida, agua y medicinas?
Él estará seguramente sentado en su gran y sólida residencia –sin rajas en paredes y techos-, muy cómodamente, sin frío, perdido en las lecturas de tratados teológicos y doctrinas que den luz a nuestra “pobre situación espiritual”, mientras miles y miles de seres humanos se debaten entre la vida y la muerte, y ante la angustia de no tener un techo donde cobijarse, y haber perdido además a sus seres queridos. ¿Qué sabe, de su dolor?
Vaya usted allí, -por no mandarlo a otra parte-, José Ignacio Munilla, y dígales a ellos que se olviden de su “pequeño” problema, y que piensen más en su situación espiritual. ¡Váyase al carajo!
Él estará seguramente sentado en su gran y sólida residencia –sin rajas en paredes y techos-, muy cómodamente, sin frío, perdido en las lecturas de tratados teológicos y doctrinas que den luz a nuestra “pobre situación espiritual”, mientras miles y miles de seres humanos se debaten entre la vida y la muerte, y ante la angustia de no tener un techo donde cobijarse, y haber perdido además a sus seres queridos. ¿Qué sabe, de su dolor?
Vaya usted allí, -por no mandarlo a otra parte-, José Ignacio Munilla, y dígales a ellos que se olviden de su “pequeño” problema, y que piensen más en su situación espiritual. ¡Váyase al carajo!
Este obispo, que dará mucho que hablar, (y si no, tiempo al tiempo) ha dicho el pobre de él, que sus declaraciones han sido mal interpretadas; sí, sí, diga ahora lo que quiera, pero lo que ha dicho, dicho está y está registrado y escrito.
Reconozca que ha metido la episcopal pata, y otra vez, señor impulsivo, piense antes lo que dice, y no ofenda con su descarada desfachatez a los pobres entre los más pobres, que han tenido la desgracia de sufrir el dolor físico, la muerte de sus familias, el hambre y la sed, la destrucción de sus frágiles hogares y todas las desgracias que ahora tendrán que soportar.
Dígales que eso no tiene importancia alguna, y que lo que verdaderamente importa es “nuestra pobre situación espiritual” aquí en España.
Déjese de sermones y cuentos, y arrime más el hombro hacia los pobres, sea más modesto… vaya allí, saque cadáveres y respire el nauseabundo aire que envuelve las calles, y luego, dígales cosas como las que ha dicho aquí, en España; o simplemente, déjese llevar por las enseñanzas de Aquél pobre que nada tenía, salvo la grandeza de su espíritu y sus enseñanzas; esas que usted, parece que malinterpreta o no entiende, por muy obispo que sea.
Y ya me callo, “señor” obispo.
Reconozca que ha metido la episcopal pata, y otra vez, señor impulsivo, piense antes lo que dice, y no ofenda con su descarada desfachatez a los pobres entre los más pobres, que han tenido la desgracia de sufrir el dolor físico, la muerte de sus familias, el hambre y la sed, la destrucción de sus frágiles hogares y todas las desgracias que ahora tendrán que soportar.
Dígales que eso no tiene importancia alguna, y que lo que verdaderamente importa es “nuestra pobre situación espiritual” aquí en España.
Déjese de sermones y cuentos, y arrime más el hombro hacia los pobres, sea más modesto… vaya allí, saque cadáveres y respire el nauseabundo aire que envuelve las calles, y luego, dígales cosas como las que ha dicho aquí, en España; o simplemente, déjese llevar por las enseñanzas de Aquél pobre que nada tenía, salvo la grandeza de su espíritu y sus enseñanzas; esas que usted, parece que malinterpreta o no entiende, por muy obispo que sea.
Y ya me callo, “señor” obispo.
Hoy me quito el sombrero ante usted. Yo estando en esta tierra mil años y siendo escriba no lo hubiera dicho mejor que usted.
ResponderEliminarUn saludo señor y sobretodo amigo
Deberiamos de hacer todos examen de conciencia, usted por supuesto también, porque aunque su reprimenda sea, o usted la crea justa, al excederse verbalmente de tal manera pierde toda razón, maxime primero, cuando no conoce el contexto de dichas declataciones, segundo, cuando se trata de un prelado y tercero el insulto está totalmente fuera de lugar.
ResponderEliminarDebería usted de estar ensayando vocabulario para el Pregón, así como aprender a guardar mas o menos las formas.