EL TIEMPO EN ESTEPA

EL TIEMPO: PREVISIÓN METEOROLÓGICA PARA ESTEPA

sábado, 13 de febrero de 2010

EL ADELANTADO DEL RÍO DE LA PLATA,
D. JUAN ORTIZ DE ZÁRATE,
SUEGRO DEL ILUSTRE HIJO DE ESTEPA,
D. JUAN DE TORRES
DE VERA Y ARAGÓN,
FUNDADOR DE LA CIUDAD
DE CORRIENTES
(Argentina)
***
El suegro de mi señor era vasco, natural de Orduña, y había llegado al Perú acompañando a Hernando Pizarro, cuando éste regresaba en el año 1534 de llevar a cabo una embajada en la Corte.
En las luchas mantenidas entre Almagro y Pizarro, tomó partido por el primero, mas el vencedor de estas refriegas fue Pizarro, que lo llevó luego preso a Cuzco.
Después de ser liberado, don Juan Ortiz hubo de resignarse al destierro, enviándosele al descubrimiento de Anambaza.
No pararon ahí los muchos incidentes que hubo entre las tropas españolas, y en uno de ellos murió violentamente Almagro. Entonces Ortiz de Zárate unióse al bando de Pizarro, y en el momento de morir también asesinado, está a su lado defendiéndolo con gran bizarría y coraje, llegando a caer malherido sin poder evitar la venganza de los partidarios de Almagro.
Después de todo esto, siguen las luchas y participa en ellas uniéndose al hijo del asesinado Almagro y lo acompaña en la batalla de Chupas, donde fue derrotado y muerto, llegando así por fin la tan deseada paz al Perú, que duró hasta el año 1544 con el alzamiento de Gonzalo Pizarro contra la autoridad Real, como consecuencia de las actuaciones del Virrey Blasco Núñez de Vela, que era hombre muy grande defensor de los derechos de los indígenas, y estaba en contra de los desmanes de aquellos que conquistaron estas tierras.

Don Juan Ortiz de Zárate formando bajo el estandarte Real, púsose a las órdenes del Virrey, y por ello, Gonzalo Pizarro confisca sus bienes llegando luego a poner precio a su cabeza.
Mas por suerte para él, el sublevado Pizarro cae prisionero en una de las batallas, siendo al punto condenado y muerto en el cadalso, y Ortiz de Zárate continuó luchando incansable contra los rebeldes.
Tras estas interminables guerras y contratiempos, el suegro de mi señor siéntese agotado y se retira a disfrutar de algo de la paz a la que cree tener derecho, unido en amor a la Princesa Imperial de los Incas, doña Leonor Yupanqui, con la que a pesar de no estar casado, obtuvo el fruto de su amor: su querida y adorada hija Juana Ortiz de Zárate, que pasando el tiempo, y como aquí se contará, vendría a convertirse en la esposa de mi señor don Juan de Torres.

Por aquellos años, el soberbio Virrey del Perú y el Licenciado y oidor Matienzo, amigo de Ortiz, convéncele para que acepte el adelantazgo, convirtiéndose así en el tercero de los Adelantados del Río de la Plata. Desde el principio se mostró muy reacio a tomar el peso de dicho cargo sobre sus hombros; pues no quería separarse de su querida hija, y además, creía ser merecedor del descanso después de treinta y cuatro años de duros servicios al rey don Carlos I, y a su hijo don Felipe II.

Don Juan Ortiz de Zárate marcha entonces a España, en donde capituló con don Felipe II la organización de la colonia. El rey lo confirmó en la dignidad de Adelantado del Río de la Plata para él y sus sucesores, en el año 1570. Dos años después, preparada ya la expedición, el día 17 de Octubre de 1572, salió de España al mando de cinco barcos y unos quinientos hombres, llevando consigo del rey más amplios poderes que sus antecesores en el cargo: el primer Adelantado Pedro de Mendoza, que también era andaluz, nacido en Guadíx; Domingo Martínez de Irala, gobernador de la provincia del Río de la Plata, y Álvar Núñez Cabeza de Vaca, que fue nombrado segundo Adelantado de la dicha provincia.
Antes, el 16 de Junio de 1572, el rey nuestro señor manda Real Cédula a su asistente en Sevilla, y en ella le dice:

EL REY

“Nuestro asistente de la ciudad de Sevilla.
Sabed que la población que está comenzando a hacer en las provincias del Río de la Plata, de las nuestras Indias, se prosiga y vaya adelante para que los naturales de ellas vengan al conocimiento de nuestra Santa Fe Católica, y se les predique el Santo Evangelio y para que nuestros súbditos y naturales de estos Reinos sean en ellas aprovechados, hemos tomado asiento con Juan Ortiz de Zárate, caballero de la Orden de Santiago, a quien hemos hecho Adelantado, Justicia Mayor, Gobernador y Capitán General de aquellas tierras...”
***

También por mandato de su Magestad, se dice y ordena que de la dicha ciudad de Sevilla y su comarca, salieran acompañando al Adelantado doscientos colonos con sus familias para poblar aquellas provincias, requiriendo en la dicha Cédula que fueren gente noble, pacífica e industriosa, la mayoría casados, y que haya labradores para la labor y beneficio de las tierras.
Una vez que el Adelantado llegó a las Indias, nombra como su lugarteniente a Juan de Garay, a quien manda al Río de la Plata para que fundase sobre el río Paraná la ciudad de Santa Fe de la Vera Cruz.

Después de muchas dificultades que hubo de sortear don Juan Ortiz de Zárate por las enfermedades, el hambre y las luchas contra los naturales de estas tierras, sus hombres quedáronse reducidos a un centenar, y así, de esta forma, pudo llegar a la ciudad de Asunción donde asumió el mando y la dignidad que correspondíanle como tercer Adelantado de las provincias del Río de la Plata.

Continuamente luchó el suegro de mi señor contra la corrupción de costumbres, la poligamia y la explotación y abusos con los naturales del país, llegando tan constantes y menesterosos trabajos a agotar su resistencia, falleciendo por la enfermedad de la disentería en el año 1576.
En su testamento que lleva fecha del 26 de Enero de 1576, nombra por heredera universal de bienes y cargos a su hija doña Juana Ortiz de Zárate, y muerta ésta sin descendencia, deja expresado en el dicho testamento que serían sus sobrinos Diego de Mendieta y Juan Ortiz de Mendieta, quienes le sucedieran.
Pone la expresa condición de que su hija habría de casar con un caballero principal que sería quien le sucediera como Adelantado, aplicando así, el derecho que le asistía de nombrar a su sucesor en el cargo, según capituló con el Rey don Felipe en su visita a España.

Como don Juan Ortiz temiera siempre que al morir él sus parientes usurparan la fortuna de doña Juana, su única hija, por ello consiguió que el rey en el Escorial, a cuatro días del mes de Julio de 1570, la legitimara; ya que él y la princesa doña Leonor Yupanqui nunca llegaron a casarse.
Ella vivía en Chuquisaca, pero era natural de Cuzco, de cuya familia de la Casa Imperial descendía.


Del libro, "Del Guadalquivir al Paraná"

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