CASO GARZÓN;
CUANDO EL CIUDADANO SE CONFUNDE
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Hay veces, que uno no entiende las cosas por más que algunos quieran explicárnoslas. Y la televisión lo hace.
Las tertulias televisivas, las entrevistas y otros espacios informativos en los medios de comunicación, están estos días hablando mucho del asunto del enjuiciamiento del juez Baltasar Garzón -según dicen-, por haber cometido un delito de prevaricación, al intentar sin ser de su competencia, investigar las muertes -asesinatos- del régimen franquista. Y aquí es donde uno se pierde.
Las tertulias televisivas, las entrevistas y otros espacios informativos en los medios de comunicación, están estos días hablando mucho del asunto del enjuiciamiento del juez Baltasar Garzón -según dicen-, por haber cometido un delito de prevaricación, al intentar sin ser de su competencia, investigar las muertes -asesinatos- del régimen franquista. Y aquí es donde uno se pierde.
Y se pierde en la maraña de formalidades, legalidades y formulismos judiciales, -y envidias por ser un juez muy popular-, y no entiende cómo puede ponerse en peligro la carrera de un magistrado de la Audiencia Nacional que tanto ha luchado durante años defendiendo a la sociedad, limpiándola, llevando al banquillo y a prisión a terroristas, secuestradores, mafiosos, narcotraficantes y otras especies varias de malhechores, y que ahora se le trate de sentar en dicho banquillo a él, como un delincuente, por querer atender las demandas que le han llegado de parte de tantos familiares de víctimas asesinadas por el franquismo, que aún no han sacado de debajo de la tierra a sus familiares desaparecidos por el régimen del Dictador, que aún siguen enterrados no como personas, sino como animales, sin identificar.
El ciudadano se confunde, no comprende cómo se quiere juzgar ahora a quien ha querido enjuiciar a unos asesinos y a un régimen que dio muerte a muchas personas por no pensar como ellos, y los juzgó a muchos sin garantía alguna que respetara sus derechos, y los fusiló sin compasión; padres, madres, hermanos, hijos… y los enterró en fosas comunes amontonados como si no fueran personas.
A otros desgraciados, ese mismo régimen no les dio siquiera la oportunidad de defenderse de sus acusaciones, y el único tribunal que los juzgó fue el constituido bajo las sombras de la noche y las frías madrugadas llenas de miedos y angustias; siendo los fusiles y las tapias de los cementerios quienes dictaran las sentencias y escucharan además de los lamentos, el imaginario mazazo de la "Ley", en forma de descargas de fusilería.
Después, fueron ocultados vergonzosamente sus cuerpos bajo la tierra de cunetas y cementerios. Y ahí siguen, miles de ellos.
Eso que se ha querido esclarecer y condenar aunque sea simbólicamente, ha sido la causa de este “ajuste de cuentas y corte de alas” a un juez valiente cuyo delito ha sido enfrentarse a un doloroso tema aún no resuelto para muchas familias, que tan sólo pretenden sacar a sus muertos de donde están, y darles una sepultura digna, para que al fin, descansen con la decencia que merecen, como seres humanos que eran.
Y a quien pretendía hacerlo, quieren enjuiciarlo buscando para él su alejamiento e inhabilitación de sus funciones en la administración de la Justicia; la misma que aquellos desgraciados no tuvieron.
Mientras quede uno sólo de esos cuerpos enterrados tan ignominiosamente, no se habrán cerrado las heridas que abrieron los fusiles hace más de setenta años; y menos, si se quiere encausar a quienes pretendan esclarecer y condenar aquella triste y desgraciada etapa de la convulsa Historia de nuestra España, que ojala jamás se repita, pues no nos dejó más que odio, rencor y dolor al enfrentar a españoles contra españoles. Que así sea.
Después, fueron ocultados vergonzosamente sus cuerpos bajo la tierra de cunetas y cementerios. Y ahí siguen, miles de ellos.
Eso que se ha querido esclarecer y condenar aunque sea simbólicamente, ha sido la causa de este “ajuste de cuentas y corte de alas” a un juez valiente cuyo delito ha sido enfrentarse a un doloroso tema aún no resuelto para muchas familias, que tan sólo pretenden sacar a sus muertos de donde están, y darles una sepultura digna, para que al fin, descansen con la decencia que merecen, como seres humanos que eran.
Y a quien pretendía hacerlo, quieren enjuiciarlo buscando para él su alejamiento e inhabilitación de sus funciones en la administración de la Justicia; la misma que aquellos desgraciados no tuvieron.
Mientras quede uno sólo de esos cuerpos enterrados tan ignominiosamente, no se habrán cerrado las heridas que abrieron los fusiles hace más de setenta años; y menos, si se quiere encausar a quienes pretendan esclarecer y condenar aquella triste y desgraciada etapa de la convulsa Historia de nuestra España, que ojala jamás se repita, pues no nos dejó más que odio, rencor y dolor al enfrentar a españoles contra españoles. Que así sea.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarAUNQUE ESTAMOS EN EL AÑO 2010 LA FALANGE Y SUS ACOLITOS VEASE MAGISTRADOS JUEZES BANQUEROS Y DEMAS SIGUEN INSTALADOS EN DONDE SE CUECE EL DEVENIR DE ESTE PAIS
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