POR QUÉ AHORA…,

¡NO A LOS TOROS!

Hoy se ha aprobado en el Parlamento de Cataluña la propuesta presentada por una especie de plataforma ciudadana apoyada por un gran número de firmas, para que se apruebe la suspensión de las corridas de toros en esa comunidad autónoma.
Muy bien, a mí me parece muy bien que cada pueblo se rija a sí mismo, y dicte sus normas y aplique sus Leyes; siempre hay que respetar la voluntad de los pueblos y las decisiones que sus representantes tomen en los parlamentos. Eso es Democracia.
Y hasta ahí, estamos de acuerdo.
Pero… ¿y si esas decisiones, como he oído decir por las televisiones, son el pago que se cobra ERC (Esquerra Republicana de Cataluña) el partido que apoya al Gobierno catalán, por apoyar al Gobierno catalán?
Esto es muy sospechoso. Resulta que en esa Comunidad Autónoma (una más de las que componen España aunque a algunos les moleste) hay un gran esfuerzo político y una enorme vocación por “salirse del juego democrático” y de saltarse “a la torera” la Constitución, pretendiendo referéndums y aventuras independentistas, que por cierto, muy recientemente ha frenado el Tribunal Constitucional.
Y ahí viene lo bueno.
Con esto de prohibir las corridas de toros en Cataluña, se quiere romper con algo que en el mundo entero se considera como la “Fiesta Nacional española” y he ahí el meollo de la cuestión.
Prohibiendo los toros, prohibimos la fiesta nacional de España en Cataluña, y por ende, nos apartamos un poquito más, de ser españoles. Que es lo que se pretende.
Les pica, les escuece el culo, no quieren ser españoles, y dicen que tienen derecho a decidir y a ser una nación independiente, y pretenden con esto de fulminar la fiesta taurina, apartarse un pelín más de los españoles y su fiesta nacional. No les gustan los toros.
Todavía es tiempo de hacer su propia fiesta nacional declarando la Sardana o los Castellets como fiesta catalana; no hay problema en ello, pero que respeten los derechos de aquellos que tienen el derecho de ver –si les place–, una buena corrida de toros en la Monumental de Barcelona. Eso sí sería democrático.
Parece ser que esta guerra de los cuernos, en Cataluña no tiene otro fin sino el de derogar, prohibir una fiesta, borrar del mapa la fiesta nacional española, para echarle un “pulsito” al resto de la España a la que no quieren pertenecer, y así, poner sus huevos sobre la mesa para ir ganando “legalmente” un pasito más en el camino de su pretendida independencia, promovida por el exacerbado líder de Esquerra Republicana de Cataluña, el señor José Luís Carod Rovira, que aprovecha muy sutilmente, que el presidente de la Generalidad, en un ambiguo y muy tonto discurso de hoy, diga que respeta a los que no quieren la fiesta de los toros, que respeta a los que la quieren, que respeta a los quieran ir, a los que no quieran… en fín, que lo respeta todo, porque su debilidad política lo hace “agacharse” y que le den; y lo mismo le da, ocho que ochenta.

¡Ay, señor Montilla! ¡Alma de cántaro! Saque usted ese genio, (no el de la lámpara), sino ese coraje, esos cojones que (no) lleva dentro, y mande usted a este Rovira de la foto con cara de pocos amigos a tomar por… bueno, a tomar unas clases de tauromaquia en la españolísima plaza de toros de Ronda… por ejemplo.

A ver si con esa terapia se le pega un poco la grasia andalusa, y se le quita un poquillo más el anti españolismo tan agudo que le sale a raudales cuando le chorrea la baba separatista, y le mengua una mijita el malage que tiene, ¡coño!

¡míralo, paece ques'tá escondiendo la cartera el payo...!