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Más vale tarde que nunca, dice el refrán español. Aunque el hombre es a veces algo vanidoso y gusta de recibir premios, que lo alaben y lo adulen, creo que el cooperante catalán Vicente Ferrer, se hubiese sentido abrumado por tanto elogio.
El, un hombre sencillo que tan humildemente había dedicado sus esfuerzos y dineros en ayudar a los más desfavorecidos de la India; a los que nada tenían mientras en otros lados del mundo hay gente a las que les sobra el dinero que derrochan y despilfarran de manera tan vil, que ofenden a la dignidad humana y a todos esos parias de la Tierra, incluidos los niños, de los que cada día mueren cientos de miles, víctimas de la pobreza, las enfermedades, la sed y el hambre. No es justo el desequilibrio y la desigualdad que en este, y en otros aspectos hay entre las personas del Planeta, y son muy pocos los que hacen algo para remediarlo; una gran mayoría, no hacemos nada.
Cada año se dan premios de cine, de literatura, de teatro, de moda, de música y de todo aquello que mueve fama, dinero, poder y gloria, haciendo pisar a los galardonados por lujosas alfombras rojas, donde brillan los diamantes y las joyas más caras ante un público a veces vacío, que no quiere pensar, o no le interesa hacerlo, y disfruta con esos actos sociales y con los chismorreos de la prensa del corazón, y está deseoso de presenciar el espectáculo de riqueza y glamour de la entrega de premios que no dudo que no sean merecidos; pero son un lujo y un reconocimiento tal vez, a una película, un actor, director o lo que sea; a un libro, a una colección de moda… pero nada más, al día siguiente todo se ha desvanecido dejando poca huella. Vanidad.
En cambio, este hombre ha dejado una huella muy profunda, difícilmente borrable. ¿Por qué entonces no se ha premiado en vida el reconocimiento que merecía Vicente Ferrer, ni se le ha demostrado suficientemente la gratitud que el mundo de los más pobres y desamparadosle deberá eternamente a esta persona y a otras –misioneros/as religiosos/as y seglares–, que han salvado y están salvando tantas vidas a costa de sacrificar muchos años de la suya?
Cada vez entiendo menos las cosas tan fútiles y ridículas que hacemos los humanos, que por ejemplo, hasta somos capaces de premiar al mejor perrito que se presenta a concurso con la mejor ropa, el más original peinado, etc. y cosas así.
¿Pero es que se está perdiendo la decencia, la sensatez y la cordura?
Al parecer, este año 2010, una de las candidaturas presentadas para optar al Premio Nobel de la Paz, será la de la “Fundación Vicente Ferrer”, que si resulta ganadora del prestigioso galardón, recibirá orgullosa el premio en nombre de aquél hombre bueno al que no se le reconocieron en justicia sus esfuerzos en favor del débil, el abandonado y desprotegido.
¡Vaya hombre! Ya era hora, aunque a mí personalmente, como miembro de esta comunidad mundial de desagradecidos y rencorosos que no es capaz de reconocer el esfuerzo de alguien hasta que está muerto y enterrado; a mí, como digo, me hubiera gustado ver a Vicente Ferrer en carne y hueso, recogiendo el premio que tanto se mereció en vida.
Espero que la candidatura de la Fundación que él dirigió, gane ese premio Nobel de la Paz, porque es más merecido y justo que otros recientemente otorgados a otras personas, que han quitado menos hambre al que la padece, y han hecho menos por la Paz del mundo y el bienestar de los más pobres que lo habitan.
¡Vaya hombre! Ya era hora, aunque a mí personalmente, como miembro de esta comunidad mundial de desagradecidos y rencorosos que no es capaz de reconocer el esfuerzo de alguien hasta que está muerto y enterrado; a mí, como digo, me hubiera gustado ver a Vicente Ferrer en carne y hueso, recogiendo el premio que tanto se mereció en vida.
Espero que la candidatura de la Fundación que él dirigió, gane ese premio Nobel de la Paz, porque es más merecido y justo que otros recientemente otorgados a otras personas, que han quitado menos hambre al que la padece, y han hecho menos por la Paz del mundo y el bienestar de los más pobres que lo habitan.
Si la Iglesia proclama como santo a alguien que ha vivido ejerciendo la caridad y el bien según lo que enseñó Aquél Hombre misericordioso que amó a los pobres y defendió los derechos del hombre hasta su muerte, el español Vicente Ferrer debe estar ahora junto al Jesús que predicó lo que él ha hecho con los pobres de la Tierra, para los que es santo por derecho propio, aunque la Iglesia no lo declare oficialmente como tal.
Si quieres sumarte y apoyar con tu firma la candidatura al Premio Nobel de la Paz para la Fundación Vicente Ferrer, entra en esta dirección y vota:
http://www.nobeldelapaz.org/web/index.php
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