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“ ESTEPA SE PREPARA YA PARA DAR COMIENZO
A SU CAMPAÑA 2011, DE FABRICACIÓN
DE MANTECADOS, POLVORONES Y DULCES NAVIDEÑOS ”
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VISTA DE ESTEPA DESDE LA AVENIDA BADÍA POLESINE |
POLVORÓN DE ALMENDRA CUBIERTO DE AZÚCAR |
Así es, ya comienzan por estas fechas los preparativos en las fábricas, aunque algunas de ellas –las más tempranas–, han iniciado hace pocos días la elaboración de tan exquisitos productos.
Aquí todo el mundo echa una mano para que la familia siga adelante con la mayor normalidad posible, en estos últimos meses del año, tan cargados de bulla y trabajo.
Para que sus hijos e hijas puedan acometer la campaña, los abuelos ayudan llevando y trayendo a los niños al colegio; las abuelas en casa arriman el hombro para que los hijos puedan trabajar muchas horas durante la intensiva temporada de fabricación de los dulces típicos estepeños, para que usted, amigo lector, tenga en sus manos el fruto del buen saber de mujeres y hombres maestros obradores, que desde muy atrás en el tiempo, trabajaban en sus casas convertidas en fábricas familiares y artesanas, y en hornos morunos cocían con la leña del olivo los buenos productos de nuestra tierra, que amasaban con sabias y expertas manos.
VARIADOS DULCES NAVIDEÑOS Y ALGUNOS INGREDIENTES QUE USAN EN SU ELABORACIÓN: ALMENDRA, CLAVO, CANELA EN RAMA, MATALAUVA, AJONJOLÍ... |
Y hasta hoy nos llega su legado de tan viejas tradiciones y el buen saber hacer el dulce sabor de los exquisitos mantecados de canela y ajonjolí, polvorones espolvoreados de fino azúcar, roscos regados con el vino de nuestras viñas, alfajores árabes de miel y almendra, y grande cantidad de otras dulces tentaciones nacidas del arte de la repostería estepeña.
Todo ello mezclado en la proporción que es menester y como Dios manda, una vez sacado del horno nos regala los aromas y sabores inconfundibles, fruto del buen hacer confitero de nuestra noble y vieja Estepa. Sí, porque las mujeres “mantecaeras” y los hombres trabajadores del sector, conocen muy bien el oficio aprendido tras muchos años; tienen una magnífica experiencia recibida de generación en generación, transmitida por sabias y cariñosas manos de madres y padres, a sus hijos.
Todo un arte éste, el de la exquisita pastelería que surgió del acertado oficio de saber amasar en los lebrillos de las casas de Estepa, los frutos que nacen de esta tierra. En tan humilde recipiente de barro, expertas manos femeninas mezclaban antaño nuestros productos naturales: la harina de los mejores trigos de nuestros graneros, el oro líquido de nuestros viejos olivares, el azúcar más dulce y blanca, la manteca ibérica fresca, el ajonjolí español, el vino de nuestras viñas y lagares, la miel de las flores del campo, el fruto de los almendros y la fragancia de la canela; una de las más preciadas y aromáticas especias venidas del lejano Oriente.
De esta forma, sabiamente amasado y mezclado todo ello en su justa proporción y como se ha venido haciendo aquí toda la vida, después de pasar por el horno da como resultado los productos que llegarán a tus manos, convertidos en exquisitas especialidades que en sus inicios nacieron hace muchos años en las cocinas de las casas de Estepa y en los obradores de las antiguas fábricas; hasta llegar a nuestros días, donde en nuevas factorías dotadas de las más modernas tecnologías, se continúan elaborando aquellas viejas y tradicionales recetas ideadas por nuestros abuelos, para seguir endulzando los paladares y alegrando las entrañables fiestas navideñas de toda España... y de varios países del mundo adonde también llegan el dulce sabor y el aroma de Estepa.
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