MURIÓ UN GRAN HOMBRE
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Hace muy pocos días que ha muerto Vicente Ferrer, un cooperante español, que junto con la ayuda de su mujer, llevó la ilusión a algunas personas en
Ayer, en un foro local, leí un comentario que hacía una mujer, y refiriéndose a la muerte de este hombre tenido como santo por multitud de hindúes a los que ayudó, en su escrito decía que la iglesia no reconocía la labor hecha por Vicente Ferrer, pues este hombre siempre fue contracorriente y en solitario, o por su cuenta, en el trabajo que realizó a favor de los pobres, en toda una existencia de entrega a los demás.
Esa gran obra llevada a cabo a lo largo de toda una vida dedicada a ayudar a los parias de la tierra en
Pero los jerarcas que mandan, -y mandan bien y mucho, y algunos son muy soberbios-, esos que bien comen, bien viven, y bien viajan en cómodos coches; esos no se ensucian de mierda los inmaculados puños de sus blancas camisas adornadas con elegantes pasadores. ¡No!
Ni sudan los blancos y duros alzacuellos de excelentes telas de sus camisas. Ni manchan sus negras y pulcras sotanas con el polvo o el barro de las calles de los suburbios y barrios donde el abandono de la clase más desgraciada se hace patente; donde no hay más que sufrimientos; ahí no pisan sus elegantes y abrillantados zapatos, pero sí lo han hecho y lo hacen las viejas sandalias de Teresa de Calcuta y sus hijas, o los seguidores de la obra de Vicente Ferrer y su esposa. Y siglos atrás, también lo hacían San Juan de Dios que dedicó su vida al cuidado de los enfermos más pobres, o el padre Damián, cuidando a los leprosos hasta morir como uno más de ellos, o Ignacio de Loyola, que tras una azarosa vida, terminó siendo el más pobre y desgraciado de
Mandan desde los cómodos sillones de sus acogedores despachos climatizados. Esos no sudan limpiando excrementos y pus a los enfermos terminales de los hospitales más pobres de la tierra, donde muere la gente; donde sufre la gente.
¿Que saben ellos, entonces, de lo que es ayudar a quienes de verdad lo necesitan?
Hacen falta en
¿Qué diría de todo esto aquél hombre todo piedad, que se llamó Jesús?
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