Ayer, la ciudad dejó parada la monotonía de su ritmo normal de vida para adentrarse en un mundo de colores; de casetas adornadas, de farolillos de papel y bombillas encendidas, de vestidos de lunares.
El real y sus casetas se sumergen en los sabores y olores de la feria: el vino fino de Jerez y la manzanilla de Sanlúcar, las “tapitas de la feria”, el jamón, los langostinos… y un sin fin de ricos aperitivos de la gastronomía andaluza. Y de madrugada; los churros de toda la vida, con chocolate o café con leche. Todo ello, dentro de una ciudad de vida efímera, pero intensa: la feria llena de luz, de cante y baile, bullicio y alegría que durará hasta el domingo.
La Plaza de la Real Maestranza de Caballería llenará su coso todos los días que dure la feria, y sus arcos, un año más, serán mudos testigos de las grandes faenas taurinas que en ella se celebran, que tanta emoción y belleza proporciona a los grandes aficionados a la tauromaquia; y muchos suspiros, emociones y miedos da a las damas que engalanadas con la mantilla española, asisten desde el tendido de la plaza a los lances que en la lidia, va dibujando el matador sobre el albero amarillo de la Real Maestranza Sevillana.
La Feria de la mágica luz y el colorido se llenará de gentes de Sevilla, de España y de visitantes de los más remotos e insospechados lugares del mundo, a los que les dará unos días repletos de alegría y emociones que siempre recordarán.
Le perecedera ciudad en que se convierte el ferial, les dará todo eso hasta que al final del domingo, las cientos de miles de luces de la Portada, los farolillos multicolores y las casetas, entristecidas se vuelvan a apagar hasta el año que viene. Pero el lunes de “resaca”, ya se estará pensando otra vez en diseñar la nueva Portada, y en organizar la edición de la feria del año 2010.
¡¡Feliz Feria de abril sevillana, 2009!!
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