EL TIEMPO EN ESTEPA

EL TIEMPO: PREVISIÓN METEOROLÓGICA PARA ESTEPA

sábado, 21 de junio de 2008

LA INMIGRACIÓN. ¿Problema de difícil solución?

"LA OPINIÓN"
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Desde los más remotos tiempos, allá por los albores de la Humanidad y del mundo hace miles de años, el hombre siempre ha sido viajero inquieto, nómada por naturaleza, explorador de nuevos horizontes hasta que halló su lugar idóneo donde vivir en el Planeta. Hasta entonces, viajaba libremente por la Tierra buscando para él y su núcleo familiar un hogar en lugares más cálidos, con vegetación, buena comida, abundante caza y una mejor vida.
Hasta que el hombre con su inteligencia y su ingenio, trazó líneas imaginarias en el suelo, a las que llamó “FRONTERAS”. 
A veces, esas líneas no son invisibles; sino robustos muros físicos hechos de hierro y hormigón, o alambradas (Gran Muralla china, muro de la vergüenza en Berlín, el existente entre Israel y Palestina, o el que Estados Unidos está haciendo en su frontera con México).
Y una vez establecidas esas líneas divisorias entre territorios, se creó el problema, pues el hombre ya no era libre para buscarse la vida en otras tierras, o huir de la represión política o xenófoba; y cruzar esas barreras impuestas por el hombre, se convirtió entonces en un delito si no se llevaban consigo “unos papeles”; esos documentos que tanto ansían obtener quienes se desplazan “ilegalmente” de una nación a otra. 

Es justo, y es, o debería ser lícito que todos los seres de la de Tierra anhelen la búsqueda de un futuro mejor para él y su familia.
En fin, el ánimo migratorio del ser humano y su carácter errante, a lo largo de la historia ha estado presente desde siempre, y eso es innegable.
Desgraciadamente y para nuestra vergüenza -quiero decir para vergüenza de los países del mundo, llamados ricos o desarrollados-; hay lamentablemente mucha hambre en numerosos lugares de nuestro mundo.
¿Por qué hay tanta diferencia económica, social, cultural y de bienestar entre los pueblos de la Tierra, si todo el Planeta se hizo, o comenzó su andadura al mismo tiempo? 
Unos países son pobres y pasan hambrunas, mientras otros derrochan lujos y ostentaciones en joyas, ropas, automóviles caros, mansiones... Tanto derroche en unos lugares, y tanta miseria en otros. ¡Que desequilibrio, cuánta desigualdad!
¿Por qué se desparrama tanto dinero en armamentos, en pugnas astronáuticas por colocar cohetes espías, o exploradores del Cosmos, en ostentar y demostrar más poder etc., mientras en ignotos e ignorados rincones de este planeta hay tantísimos niños que mueren a diario de hambre, enfermedad o sed? Me indigna pensarlo. ¿Pero qué puede hacer el ciudadano normal?

En la actualidad, hay un grande y grave problema que afecta sobre todo a algunos países que por su situación geográfica -como España o Italia-, han sido escogidos para el “desembarco” masivo de “pateras” o “cayucos” con más de cien personal a bordo, que al amparo de la noche, unas veces, y fomentado por mafias de hombres sin escrúpulos, canallas y sin conciencia, que tras cobrarles a esa pobre gente los ahorros de toda una vida, los engañan con la venta del “pasaje” en un crucero no de placer; sino hacia la muerte muchas veces segura en las aguas, transportando a personas como si de mercancías se tratara. La esclavitud se abolió afortunadamente, pero esta, es otra forma cruel de sometimiento del ser humano.
A nuestras costas andaluzas y de las islas Canarias, llegan a diario centenares de ellos; los que tienen la inmensa suerte de llegar, pues otros, enferman o mueren en el intento, y muchos desaparecen tragados por el mar y nunca se sabrá lo ocurrido, y en otros casos, algunos de ellos son arrojados a las aguas cuando fallecen en la travesía. Afortunadamente, una gran mayoría llega sana y salva aunque con hambre y sed, hipotermias y otras enfermedades. Pero casi siempre, son detectadas sus embarcaciones, y detenidas después por los Servicios de Vigilancia Marítima que les remolcan hacia tierra, donde les esperan la Cruz Roja y los servicios médicos, que les atienden… para -tal vez-, ser repatriados luego a sus países de origen. En muchas ocasiones, suelen llegar mujeres en avanzado estado de gestación, y niños de muy corta edad. Y son personas como usted y como yo, a los que tal vez se les diferencie de nosotros por el color de la piel; pero nada más. 
¿Qué hacer con ellos; con su hambre de pan, sed de libertad y  necesidad de un bienestar mejor?
Ahora se levantan voces cada vez más fuertes contra esa inmigración que “sufren” los países europeos, en muchos casos, a través de ese flujo masivo a España, y se quieren endurecer más las acciones contra la afluencia tan grande que se registra últimamente.
La cuestión, es sumamente difícil de solucionar, pero debería tener solución, pues no es justo que esas personas sufran tanto en un duro y difícil éxodo desde sus lugares de origen, gastando toda su “fortuna” en un viaje que algunas veces no tiene destino ni retorno; y otras, lo tiene a bordo de un barco o avión que los devuelve a su tierra, rotas todas las esperanzas.


Debemos recordar nuestro pasado y no ser frágiles de memoria, pues en los siglos XIX y XX, fueron muchos los españoles que cruzaron el Atlántico sobre todo, y las fronteras europeas, en busca de asilo político en unas ocasiones, y de mejor vida en otras, cuando desde España se marchaba a Argentina, Venezuela, Cuba o cualquiera de los países de habla hispana.
O recordar también que en los años de la posguerra, cuando el régimen franquista abrió las fronteras para que nuestros mayores pudieran viajar para trabajar en Francia, Alemania, Suiza u otros sitios de Europa central.
En cuarenta o cincuenta años, hemos pasado de ser un país de emigrantes, a ser destino de quienes buscan lo que antes buscábamos nosotros.
Justo es reconocer que se están sufriendo en nuestro país los desmanes, robos, asaltos, peleas y otras infracciones a la Ley por parte de algunos, o muchos individuos de países del este de Europa y de Hispanoamérica, que no vienen aquí a buscar honradamente la vida, sino a delinquir. Para esos, caiga sobre ellos todo el peso de la Ley y la Justicia; para los otros, aquéllos que quieren una vida mejor dentro del orden; toda la ayuda que se les pueda ofrecer en el marco de la legalidad, y en pos del legítimo derecho que tienen a una existencia humanamente mejor.

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