EL PASADO DÍA 7 DE MAYO, TUVO LUGAR LA PRESENTACIÓN DEL CARTEL DE "LAS GLORIAS DE ESTEPA" EN LA IGLESIA DE LOS REMEDIOS.
ESTE AÑO, LA IMAGEN QUE LO REPRESENTA ES LA DE LA VIRGEN DE LOS REMEDIOS, Y A ELLA LE DEDIQUÉ ESTAS PALABRAS EN EL ACTO DE PRESENTACIÓN.
AQUÍ LAS DEJO PARA QUE AQUELLOS ESTEPEÑOS QUE VIVEN LEJOS, MEDIANTE ESTAS LETRAS, SIENTAN YA LAS TRADICIONALES FIESTAS DE LA OCTAVA DE LOS REMEDIOS, QUE COMIENZAN MAÑANA, Y LAS VIVAN CON NOSTALGIA DESDE EL RECUERDO.
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Ahora, en plena primavera, en este mayo que es por excelencia el mes de las flores, y el que más agrada al dulce corazón María, celebramos la fiesta de la Octava de los Remedios; de esa Virgen churretera tan venerada no sólo aquí en su barrio, sino en toda Estepa.
Y cual bella Virgen que el pueblo llano y sencillo llama “Remediaora”, que como preciosos pétalos nos florece cada mes de mayo, así nace de la misma forma en los corazones del pueblo la devoción a su Virgen de los Remedios, acrecentándose más si ello es posible, por estos días que están próximos a venir.
Y cual bella Virgen que el pueblo llano y sencillo llama “Remediaora”, que como preciosos pétalos nos florece cada mes de mayo, así nace de la misma forma en los corazones del pueblo la devoción a su Virgen de los Remedios, acrecentándose más si ello es posible, por estos días que están próximos a venir.
Bella rosa en primavera
Llena de luz y colores,
De todas la más bonita
Linda flor entre las flores,
¡Remediaora bendita!
¡Dueña de nuestros amores!
Ya están aquí, a la vuelta de la esquina, las esperadas fiestas que el Barrio Nuevo y Estepa dedican a la Señora de Los Remedios; ya se huele a Octava, ya se perciben los olores de las flores de los naranjos que humildes a la vez que orgullosos, custodian a la Señora plantados a las puertas de su iglesia; ya casi se oyen las oraciones, los vivas y los gritos que los churreteros le dedica a esta Virgen tan castiza que con su guapura, al salir de su templo ilumina la placita y alegra el corazón de la gente, que a sus puertas la esperará un año más, para verla y acompañarla en procesión.
En mayo con sus fulgores,
Vienes con la primavera
Y en tu cara los colores
Irradiando resplandores,
Te hacen Virgen churretera
La más bella entre las flores,
Y la madre más hermosa
Que en esa cara de rosa,
Luce tan lindos colores.
El domingo de la Octava, sale María de Los Remedios a recorrer primero las calles de su barrio en fiestas, para pasear después por Estepa en su trono, con la luna y las estrellas bajo sus pies, como soberana de los Cielo que lleva al hijo pequeñito en su mano izquierda, y el cetro de reina en la derecha. Con esos ojos de serena y profunda mirada que penetran en los corazones, va viendo a la gente por las calles, remediando algunas penas o consolando tristezas que a veces, se alojan en las personas, afligiéndolas y haciéndolas sufrir.
Ella, Remedios, consuela y remedia la aflicción de los corazones, conforta y anima las almas nobles que con humildad y fe suplican sus favores.
¡Dios te salve, Reina y Madre!
Remediaora bendita,
Consolación de los hombres
Que con fe rezan tu nombre,
Y tu amor, sus penas quita.
Remediaora bendita,
Consolación de los hombres
Que con fe rezan tu nombre,
Y tu amor, sus penas quita.
El lunes de la Octava al mediodía, sobre la hora del Ángelus, la devoción hacia Ella llega a su punto más sublime; las almas se abren, se entregan a su encanto y el pueblo sencillo la visita para decirle adiós, honrándola y a gritos bendiciendo su nombre, antes que se eleve a su camarín de reina, ante los ojos -algunos llorosos-, de los churreteros de Estepa, y de otros que viven lejos y vienen a estar con Ella, hasta el último minuto.
Y se forma un revuelo de fieles que abarrotan este templo y se arremolinan en torno suyo pugnando y empujando para llevarla, para estar cerca y rezarle.
Y así la portan, ahora desprendida ya de la corona hecha con doce estrellas de colores, llena de angelillos que revoloteando rodean su cabeza. Y desvestida del traje que lució el domingo por las calles de Estepa, ahora va colmada de sencillez, sí, pero más bella si cabe.
De esta forma, la sacan hasta la puerta de su iglesia los hombres y las mujeres que se turnan para cargar en los hombros las andas donde va Ella, rodeada de alabanzas, rezos y gritos de ¡Bendita la Virgen de los Remedios, bendita! o de piropos como: ¡Remedios; guapa, guapa…y guapa! Y va entre palmas flamencas y guitarras, que acompañan las sevillanas que un coro de amigos le dedican y le ofrecen como rezos a la Virgen más andaluza, en cuya iglesia se pasea arriba y abajo, al son de alegres pasodobles y músicas de esta tierra de María Santísima.
Una y otra vez, sale, se asoma a la plaza para ver a su gente, y vuelve a entrar a su templo, entre el fervor de los rezos, y más piropos de ¡guapa! y más gritos de ¡bendita! que la muchedumbre de fieles vocea como forma de veneración. Así, hasta que llegado el momento, como Señora del Reino Celestial, se va elevando muy despacito, hasta subir al cielo de su precioso Camarín, desde donde preside esta Iglesia sobre el altar, quedando allí expuesta a la veneración del pueblo, hasta que el año próximo con la llegada de la primavera, en este mes tan mariano, sus hijos la vuelvan a bajar para repetir un año más –y así desde hace siglos-, sus demostraciones de fervoroso amor.
A Ella, cuyo nombre; Remedios, tantas veces fue bendecido y aclamado; temblorosas las manos, elevadas hacia su cara tan bonita como queriendo acariciarla; alta la frente mirándola a esos ojos tan llenos hermosura; brava la voz, aunque ya casi sin fuerzas para gritarle; llenos los ojos de lágrimas de cariño y emoción…, de una mujer muy recordada, que por derecho propio, ya es historia en la memoria de las tradiciones de Estepa, cuyo corazón siempre rebosó derramando su amor y devoción hacia esta Virgen a la que toda su estirpe, desde varias generaciones atrás, tan abundante adhesión, veneración y fidelidad le han demostrado.
Ella fue Asunción Manzano
La niña de la “Marmeta”,
Que alzando al aire sus manos,
Con amor gritaba inquieta
Sus alabanzas y honores,
Y ahora, que ya está en el cielo,
Allí dirá sus primores
Entre lágrimas de lloros
A ti, su Virgen bonita,
Te alabará desde un coro
Entre ángeles, en medio,
Y te chillará, ¡Bendita!
¡Madre mía de Los Remedios!
¡Bendita!
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Muchas gracias
Dicho en la ciudad de Estepa,
por Antonio Rodríguez Crujera
en la iglesia de Nuestra Señora de Los Remedios,
el séptimo día del mes de mayo,
del año del Señor 2010
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