INCURSIONES DE GUERRAS Y SAQUEOS DE TROPAS CRISTIANAS A TIERRAS DE MOROS, EN AL-ANDALUS ( I )

INCURSIONES DE GUERRAS

Y SAQUEOS DE TROPAS CRISTIANAS

A TIERRAS DE MOROS,

EN AL-ANDALUS 

( I )

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El rey Fernando III El Santo, en su afán de reconquistar las tierras de España a los ejércitos árabes, inició una ofensiva o guerra santa contra el Islam, y en esta ocasión, envió a su hermano, el príncipe Alfonso al frente de una expedición de castigo a tierras de moros, para dar batalla a Aben Hud, que se había sublevado.
Con el joven hermano del rey, iba como capitán el valeroso e intrépido caballero castellano don Álvaro Pérez de Castro, muy avezado en las destrezas de la guerra.
Las huestes del príncipe Alfonso fueron desde Salamanca hasta la ciudad de Toledo, donde fortalecieron el ejército con un batallón de caballería, y desde allí, partieron hacia las tierras de Al-Andalus llegando a Andujar.

Realizaron por estas tierras incursiones con pequeños grupos de guerreros que saquearon y destruyeron propiedades moras, consiguiendo gran botín, para seguir hacia el sur llegando a tierras de Córdoba, donde continuaron con sus incursiones de asaltos y saqueos.
Siguiendo el curso del Guadalquivir, conquistaron el Castillo de Palma matando a sus habitantes, luego pasaron cerca de Sevilla en su viaje hacia Jerez de la Frontera, mientras por el camino tomaban los ganados árabes que caían en sus manos; vacunos y ovejas y grandes cantidades de mulas y caballos que apresaban levantando grandes polvaredas por donde pasaban, y enormes humaredas provocadas por los incendios de las aldeas y lugares que asediaban y quemaban.
Esta gran correría la hicieron los caballeros cristianos, con la ayuda de doscientos hombres a caballo y trescientos de infantería, que eran moros aliados y vasallos de Castilla, capitaneados por el hijo de Aben Mohamed, que era el rey de Baeza.
Una vez llegadas las tropas cristianas y los moros aliados a ellas, a las cercanías de Jerez, levantaron su campamento junto al río Guadalete, el mismo que siglos atrás fueran sus aguas testigo de la derrota del último rey godo don Rodrigo, con la que perdió su ejército y el reino en aquella invasión árabe del año 711.
Pusieron allí buena vigilancia a los grandísimos rebaños que arrebataron a los enemigos, y la soldadesca se dedicó a descansar de su fatigosa campaña de saqueos y luchas llevadas a cabo.
Mientras tanto, Aben Hud se entera de este avance de tropas cristianas, y llama a los caballeros moros de las guarniciones de las costas de Al-Andalus para que con sus tropas acudan a reunirse con él en Jerez, con el ánimo de combatir la intrusión y los saqueos de los castellanos en estas tierras.
Las fuerzas moras convocadas por Aben Hud, acudieron apresuradamente a la llamada de este jefe, poniendo sus huestes en movimiento hacia el lugar convenido para dar batalla a los cristianos de Castilla.

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(Continuará)