¡CÓMO ESTÁ EL PATIO!
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"La Televisión basura"
Cada día lamentablemente, abundan más los programas basura de la llamada prensa del corazón, y escasean los buenos espacios culturales, de divulgación, o debates de interés general que sirvan para algo positivo en esta sociedad en la que vivimos, acostumbrada por desgracia a ver la mierda de los demás como cosa natural, regodeándonos de las desdichas ajenas e interesándonos por ellas, como si de esta forma pudiésemos solapar o quitarnos de encima la mierda nuestra y nuestras desdichas.
Y digo todo esto, porque hay que ver cómo está el patio televisivo. Y digo patio, porque las televisiones de este país, casi todas, excepto alguna rara excepción, se han convertido en un vulgar patio de vecinos, barriobajero, semejante a aquellos que había donde todo lo que ocurría era box populi; o sea, que estaba en boca de todo el mundo.
Y digo todo esto, porque hay que ver cómo está el patio televisivo. Y digo patio, porque las televisiones de este país, casi todas, excepto alguna rara excepción, se han convertido en un vulgar patio de vecinos, barriobajero, semejante a aquellos que había donde todo lo que ocurría era box populi; o sea, que estaba en boca de todo el mundo.
Pones la televisión, y aunque no lo pretendas, sabes las desdichas ajenas, las andanzas de la gente, las peleas familiares, los trapos sucios de las parejas o matrimonios; te enteras si tal o cual se ha divorciado… La suciedad social te salpica, te llega a los ojos y a los oídos casi sin quererlo, y se mete en lo más íntimo de tu hogar a través de la llamada “caja tonta”, que de tonta no tiene nada.
¿Imaginan ustedes lo que vale un minuto de tiempo en televisión? Mucho dinero.
Y hemos llegado a malgastar todo ese caudal para mantenernos informados de la mierda que algunos personajillos -que no son nada-, se sacuden para ganar dinero con las exclusivas que venden a cambio de airear sus desdichas, recorriendo los platós de las televisiones, en un indigno rosario de desvergüenzas vendidas a quienes más dineros oferten. ¡Qué lástima me dan!
¡Qué me importan a mí, ni a nadie, las cosas que ocurren en la vida íntima de la gente!
Sin embargo, hay quienes venden sus miserias al mejor postor.
Anda por las televisiones una señora -y digo señora porque es del género femenino, y no porque merezca calificarla así-, que tuvo una hija con otro personaje que ha llegado a este mundillo porque es torero. Pues bien, a esta “señora” vulgar, depravada y maleducada como ella misma, parece que cada vez que se le termina la plata, monta un escándalo y cobra por sus declaraciones sobre si el padre va o no, a ver a la hija, o si se lleva a la niña a su finca, o si la chiquilla ha tenido o no, tarta en su cumpleaños… ¡Y a mí, que coño me importan esas cosas de la vida de la niña, a la que dice defender con uñas y dientes! O qué me interesa a mí ni a nadie si se pelea con la familia del padre de la dichosa niña. Este, es sólo un ejemplo de cómo hay una pléyade de cientos de personajillos indecentes, que venden su vida a cambio de contar sus miserias. Gente que para desgracia de ellos, son famosos por airear sus miserias, y no por haber contribuido para nada con algo digno y meritorio aportando a esta sociedad lo positivo, lo mejor que es capaz de dar el ser humano. No. Son famosillos por echar al aire las interioridades, las peleas de padres con hijos, las demandas de divorcio, la folklórica que no va a visitar a su amante o novio, el ex alcalde que sale de la cárcel por haber cometido un delito, y es ahora perseguido por las cámaras como si de un héroe famoso se tratara, la mujer despechada que ahora “tira de la manta” cuando es mejor que cierre el pico; la que vende sus fotos posando desnuda y dice que son “robadas”; los sinvergüenzas que venden fotos de otros que aparecen en la cama con una mujer; el cantante que ha sido engañado por su novio que simuló un auto secuestro para vender ahora en exclusiva sus declaraciones y entrar en este mundillo de miserables mercaderes de sus vidas…y tantos y tantos más que ustedes conocerán si ven ciertos programas basura
Mejor callarse. Mejor no hablar de esta carroña humana que se multiplica espontáneamente y cada vez más, que está infestando de porquería los platós, y a través de las ondas televisivas, llenando de mierda nuestros salones de estar con su indecente verborrea diaria en busca del dinero ganado a cambio de vendernos lo más digno que tenemos: la propia intimidad y la de la familia.
Lástima me dan.
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