"EL TERRORISMO DOMÉSTICO"
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Nuestra sociedad, aún cuenta entre sus muchos y diversos individuos -por suerte cada vez menos-, con bastante de esos especimenes machos que se sienten dominadores sobre la fémina. Así ha sido desde hace muchos milenos, comenzando el fenómeno ya cuando el hombre habitaba en las cavernas y arrastraba y apaleaba a la hembra.
Al parecer, poco se ha evolucionado, y el asunto se ha ido prolongando en el tiempo hasta nuestros días, y así pretenden algunos que siga siendo; pero por fortuna, los jóvenes de las nuevas generaciones, van tomando conciencia del grave problema que se desarrolla en cualquier ámbito social, y entendiendo más que los viejos, de eso que llaman o llamamos la “IGUALDAD” entre personas, sean éstas del sexo femenino como masculino. Para que este paralelismo entre hombre y mujer se vaya afianzando en las costumbres –por lo que se ve-, han de pasar aún varias generaciones, para que la toma de conciencia sobre el tema se vaya afianzando en las generaciones venideras, y desaparezca paulatinamente con la muerte y renovación de los especimenes viejos y muy machotes, que ejercen su superioridad cual perrillos que mean a su alrededor señalando el territorio o su parcela de mando sobre la infeliz mujer; a veces, harta ya de estar harta; de parir y dar de mamar; de quitar mierda a los niños; de hacer la comida, lavar la ropa, fregar, trabajar fuera de casa, dejarse "montar" por el brioso potro, a veces sin ganas ni amor…, y aguantar al menda del marido que le pega, creyéndose con todo el derecho del mundo a hacerlo, por haberse autoerigido en su dueño porque así lo dicen y mandan sus cojones.
Y que en algunos casos, la mata fríamente porque cree ser su amo y señor. Por eso, es muy común oírles decir tras el hazañoso y bravo crimen…”la maté porque era mía”.Quienes hacen semejante barbaridad tan baja e ignominiosa, y digna sólo de salvajes instintos, no merecen ser amos de nada, ni mucho menos, señor de nadie.
Y que en algunos casos, la mata fríamente porque cree ser su amo y señor. Por eso, es muy común oírles decir tras el hazañoso y bravo crimen…”la maté porque era mía”.Quienes hacen semejante barbaridad tan baja e ignominiosa, y digna sólo de salvajes instintos, no merecen ser amos de nada, ni mucho menos, señor de nadie.
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