********************************************
CADA VEZ HAY MAYOR NÚMERO DE NIÑOS QUE SON TRATADOS DE PROBLEMAS EN LA CONDUCTA
_______He visto y oído en televisión una noticia que me ha dejado perplejo, y más que sorprenderme por lo inaudita, me ha hecho casi enfurecer y sentir molesto. Resulta, que una madre pide ayuda, y para dar más credibilidad a su petición, llega a llevar una cámara oculta a su casa para que se pueda ver y así poder demostrar, que sufre agresiones por parte de su hijo de 11 años. Todos hemos oído alguna vez, que lamentablemente hay maltratadores de mujeres, de niños, de ancianos, de animales, del medio ambiente etc. Gente que ejerce el maltrato físico, psíquico, laboral o de cualquier tipo; pero yo admito no haber oído nunca, que existieran hijos maltratadores de sus madres, o al menos en esa edad tan “tierna”. Es cierto que ha habido desequilibrados hijos parricidas que como su nombre indica, han llegado a matar a sus padres. Pero niños que acorralen y ataquen a la madre hasta hacer que ésta pida ayuda… Difícil papeleta se les plantea a algunos padres y madres. El incremento de denuncias de madres maltratadas por los hijos ha sido escandaloso. ¿Es ésta una sociedad tan agresiva que hace proceder así a los niños? La televisión, ese medio tan atrayente que entra por la antena hasta el epicentro familiar, y arremete contra los jóvenes sentidos del menor, con programas bélicos y/o agresivos, donde en menos de una noche, en cualquier cadena se pueden ver desde asesinatos hasta violaciones, técnicas de robos, ajustes cuentas, maltrato familiar, actitudes ofensivas, usos de armas de fuego etc. etc. etc. Por otro lado, están los juegos en la calle, el parque, la escuela o los centros de ocio que suela frecuentar el niño. En esos hábitats, el chaval está fuera del alcance de la observación de los padres, y dependiendo de la “compañía” del niño, así será lo bueno o lo malo que se le “pegue”, y así serán también las enseñanzas que reciba, y las actitudes que luego adopte, o pueda adoptar en casa. También es posible que haya otras causas. ¿Tal vez, los padres nos hemos criado en un régimen educativo más severo, y no queremos por esta razón imponer esas medidas tan rígidas a nuestros hijos; y así se nos va por tal blandura el respeto que como a padres se nos debe? Así nos va el pelo.Se cree que tales niños maltratadores, han sido a su vez víctimas de malos tratos, y otros, han sufrido el desarraigo familiar, ocasionado quizás por el divorcio de los padres o las continuas discusiones entre éstos. O al menos, eso dicen algunos expertos en el tema. Pero lo que sí resulta inadmisible, es que ocurra esto. ¿Adónde llegaremos, si se permite que los hijos atemoricen y maltraten a los padres? ¿Hemos descuidado –me refiero a la sociedad en general- la educación de los hijos en los valores ancestrales que deberían regir en toda sociedad culta y civilizada? ¿Ha perdido el rumbo la juventud actual, como causa de la carencia de esos valores? ¿Se ha “relajado” por parte de la comunidad educativa y de los propios padres, la formación educacional de los niños, que luego serán los jóvenes que tantos problemas acarrean a la sociedad con su rebeldía y mal comportamiento? Lo que sí parece cierto es que en una gran parte de los jóvenes falla el respeto que se debe dar a los mayores. ¿Dónde está ese fallo? A los sociólogos y psicólogos les correspondería averiguar –aunque ya lo saben- cuales son las columnas de la sociedad que se resquebrajan, anuncian o presentan ruina haciendo desmoronarse las bases que soportan los sólidos pilares de la convivencia, la educación, el respeto y los valores positivos que parece haberse perdido, sobre todo en una gran parte de nuestra juventud.
Afortunadamente para nosotros, no todos los chicos son así, y hay jóvenes que merecen ser sacados de ese saco. A los progenitores, también les correspondería una mayor cuota educacional que la que algunos padres tienen, y los hay que defienden a ultranza a sus hijos cuando alguien les va con una queja sobre ellos por alguna mala acción que hayan cometido, y es entonces, cuando esa defensa, o ese amor propio –que considero el peor de todos los amores-, les hace estar ciegos ante la realidad del comportamiento del hijo cuando está fuera de casa y el padre ni se entera de las “hazañas” que el niño comete. Después, no se quejen si así de mal les va. Una buena bofetada a tiempo, evita en el futuro muchísimos males peores. Que sin duda, vendrán.
Nadie quiere menos a su hijo por darle el correctivo que en el momento oportuno y en su justa medida merezca. Hay niños “mocosos” -y esto es lo inadmisible-, que amenazan a sus madres con demandarlas al defensor del menor, si ésta le da un tortazo. Así nos va el pelo, señores, con semejantes infantes tan doctos en leyes y derechos; mas no en obligaciones.
Quizás nuestra sociedad haya avanzado a pasos agigantados respecto a la defensa y preservación de los derechos del menor; pero… ¿donde quedan los derechos de los padres, y los derechos a veces pisoteados de las madres víctimas de los malos tratos de los hijos?
¡Ah! Cuestión será, de meditarlo un poquito, a ver qué nos dice la conciencia... o la razón.
Antonino siempre he dicho que dos tortazos a tiempo, quitan muchos problemas en el futuro y enderezan el olivo y no hacer demagogia barata
ResponderEliminarUn pueblerino