Menos mal que por estos días, han comenzado ya muchas de nuestras fábricas a elaborar los exquisitos productos que Estepa exporta a toda España y a otras partes del mundo. Y saliendo por las chimeneas de los hornos el aroma dulce a canela, a la preparación de la harina, el ajonjolí y otras sabrosas y olorosas materias primas, invade el aire estepeño y nos embriaga muy agradablemente. El airazo, así se vuelve un poco más soportable.
Ya huele por las calles de Estepa a los ricos mantecados, polvorones y otras especialidades diversas, que como buenos embajadores de nuestra vieja y noble ciudad, nos representan por todos los rincones del país en las fiestas entrañables de la Navidad.
El ritmo de trabajo en las fábricas ya ha comenzado e irá creciendo conforme avancen los días hasta hacerse frenético casi al final de la campaña de elaboración.
Los pedidos no dejan de llegar y hay que servirlos de prisa al cliente; las mujeres y hombres que elaboran los productos, han de trabajar más y los turnos se hacen ya largos y cansados. Más horas extras, más pedidos…y así hasta el final de campaña que se extiende casi a mediados de diciembre.
Son centenares las mujeres y hombres que salen a comer a una hora determinada y regresan rápidamente a terminar su turno de la tarde-noche.
Mujer "mantecaera" en plena faena de envasado de los dulces
Las calles y avenidas de nuestra pequeña ciudad se vuelven intransitables en ciertas horas punta en las que los coches invaden todo el espacio llevando y trayendo a sus ocupantes, que van y vienen sobre todo a la hora del almuerzo. El ritmo que toma Estepa en estos meses últimos del año es delirante; los abuelos, echando una mano a sus familias, llevan a los niños a escuelas o guarderías, recogiéndolos a la salida. Muchas abuelas se hacen cargo de la comida en casa. Las mujeres, tras su turno de trabajo, y a veces antes de ir a él, hacen las labores y faenas del hogar… el frenesí se instala en estos días en Estepa. Pero todo ese esfuerzo merece la pena. En primer lugar, porque gracias a esta laboriosidad de nuestras gentes, los riquísimos productos que salen de aquí hacia los hogares de toda España, son apreciados y degustados incluso fuera de nuestras fronteras; merced a lo cual, a Estepa se la reconoce como principal creadora y exportadora de estos típicos dulces navideños. Pero también, por la inyección económica que supone para Estepa y para otras industrias fuera de ella, que también trabajan en la campaña de fabricación de sus productos, donde todo el mundo gana; el fabricante, el trabajador, el transportista, los talleres de mecánica industrial que fabrican la maquinaria, el que nos trae la harina, la manteca, el papel, la canela, el chocolate, la almendra…y un gran número de otras materias primas que aquí se mezclan con ese arte y buen saber, dando como resultado final el producto que ustedes ya conocen y que año tras año consumen, tan exquisito, variado… y tan solicitado para celebrar con ellos las navidades en los hogares más humildes, y en los que no lo son.
Desde ya hasta la navidad, vengan a Estepa, conózcanla, compren las exquisiteces que aquí se elaboran que son deliciosos bocados que embriagan los sentidos del alma…y también los del cuerpo. Luego, recorran sus calles.
Y de camino que visitan nuestras modernas fábricas, llévense impresa en sus retinas la belleza de nuestra Historia de villa antigua, plasmada en las piedras de sus múltiples monumentos hechos monasterios, iglesias, castillo y murallas, balcones con flores y portadas de piedra, casas solariegas y palacetes, calles empinadas y recoletas placitas llenas de encanto y seducción… y más cosas aún, que el visitante verá, si sube a nuestro Cerro de San Cristóbal; bastión donde se inició nuestra historia como pueblo, desde donde quedará atrapado por su belleza, y absorto al contemplar las campiñas, olivares y serranías de algunas provincias de la vieja Al-Andalus, limítrofes a la de Sevilla.
Si vienen, estén seguros de ser bien recibidos, y podrán llevarse atrapado en el olfato el aroma que les digo, y ver cuanto les he contado.
Ta mu bien, pero como que no me creo yo que no salieras pitando a por los 70/80 Kg de langostinos. Más bien creo que prefieres reventar comiendotelos solito antes que convidar a los amigos.
ResponderEliminarUn abrasssssso.
R.C.P.