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sábado, 31 de enero de 2009

Desaparición de Marta del Castillo, una chica sevillana

Hoy sábado, hace ya una semana
que la joven sevillana Marta del Castillo desapareció de su domicilio sin dejar rastro de dónde puede estar. Así están las cosas.
La policía trabaja, y según las noticias que he oído, entre otras líneas de investigación, estudia su ordenador para ver las páginas de Internet que visitó, los chats y los contactos que la niña mantuvo antes de desaparecer, etc.
Una persona de Cataluña, voluntariamente, ha venido hasta Sevilla con su perro experto en rastrear y buscar a personas perdidas. El animal sigue una ruta que va desde la casa de la niña hasta una esquina, y ahí se detiene siempre; ahí en esa esquina, se pierde la pista de Marta. ¿Subió a un automóvil quizá?
Al parecer, la familia descarta que la niña se haya ido de casa por voluntad propia, pues no tenía motivos aparentes para hacer eso.
¿Entonces, dónde está Marta?
¿Se la han llevado contra su voluntad?
Y si es así…
¿Cómo y por qué hay personas que raptan a chicas jóvenes?
¡Malditos obsesos, malditos los canallas y sinvergüenzas que obran así!
No debería haber piedad para ellos, y que la Justicia aplicara todo el peso de la Ley contra sus personas y sus criminales delitos. Canallas que se amparan luego en “sus derechos”, ¡Sí! Los derechos que toda persona tiene o debería tener: pero… ¿dónde están los derechos de sus víctimas? ¿Los respetaron ellos cuando causaron tanto dolor?
Han pisoteado la vida de esa chica y de otras muchas, y el corazón de sus padres y familiares desolados.
La Justicia a veces, comete errores irreparables concediendo derechos y privilegios de redención de penas y permisos de salida a quienes no debían tenerlos, ni libertad a quienes no se rehabilitarán nunca. Pero...
Lo que voy a decir -coloquialmente lo dicen muchos ciudadanos-, no tiene sentido ni es lógico; pero si no lo digo, reviento: ponga la Justicia a esos mal nacidos en las manos de los familiares para que ellos “hagan justicia”, y estoy seguro que más de unos de esos hijos de..., se lo pensarían mucho, antes de cometer sus viles secuestros y asesinatos.
La maldad y la perversidad de algunas personas sin escrúpulos no tienen perdón, ni debe haber para ellos clemencia alguna. Que cumplan si cabe, más pena, y no haya para ellos redención por buena conducta o trabajos hechos. NADA, sólo cárcel; mucha cárcel… y más cárcel.
Desafortunadamente, ya conocemos muchos casos de niñas jovencitas y de algunos niños también, que han desaparecido para siempre; unos porque han sido cobarde y salvajemente asesinados, y otros, porque nunca han sido hallados, ni vivos, ni muertos.
Los que tenemos hijos, comprendemos quizá con mayor realismo el dolor y la angustia que en estos momentos están padeciendo en su alma los padres, abuelos, tíos y demás familiares de Marta.
¿Por qué tiene que haber gente tan vil, tan mala y perversa?
Si hay que cambiar códigos penales por otros más duros; cámbiense.
Si hay que ser más severos; adelante, el pueblo lo aplaudirá.
Si los políticos y la prensa tienen que callar cuando la policía actúa severamente; que se callen.

Mucha suerte deseo a esos padres, que no viven, literalmente, desde la desaparición de su hija.
Y que Marta aparezca cuanto antes, sin daño alguno; sana y salva, física y moralmente.

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